miércoles, 5 de junio de 2013

FRANCIA: PARIS: Otra París


Otra París

Quien visita la capital francesa por primera vez debe conocer los imperdibles y los clásicos: la Torre Eiffel, Notre Dame, el Sagrado Corazón, los Champs Elysées... Para viajes posteriores, llega la hora de elegir qué ver además, qué costado recorrer. Aunque la ciudad es un mundo en sí misma y no alcanza una vida para explorarla entera, aquí van algunas propuestas para un tour alternativa

 La bohème París es una ciudad de arte y de artistas. Es la ciudad de la bohème, ese estilo de vida que Charles Aznavour retrató mejor que nadie en uno de sus temas. Olvidemos la Place du Tertre, al pie del Sagrado Corazón, y sus pintores estereotipados, para visitar dos auténticos squats donde se pueden conocer talleres de artistas y tomar el pulso de las nuevas tendencias que están aflorando. En el norte de París, no muy lejos de Montmartre, el Centquatre (ciento cuatro) ocupa el sitio de las antiguas pompes funèbres (funerarias) de la ciudad. Sobre 9000 metros cuadrados conviven artistas becados en 19 talleres que se pueden visitar y recorrer. Hasta hay un café, una librería y una guardería decorada por la papisa del diseño francés actual, Matali Crasset. Muy similar es el squat de los Frigos, en la ribera izquierda de París, cerca de la nueva Biblioteca Nacional. Se trata de un enorme edificio industrial, antiguos frigoríficos donde se almacenaba carne, que fue un refugio de okupas en los años 70. Los punks y los linyeras fueron reemplazados por artistas que instalaron sus talleres en enormes cámaras frías reacondicionadas: escultores, pintores, arquitectos, músicos, sellos musicales y colectivos artísticos. Se puede visitar en los días especiales abiertos al público o por medio de una cita previa con el vocero de estos artistas, el escultor Jean-Paul Reti.

La capital del chocolate
París no tiene nada que envidiarles a Bruselas y Zurich en materia de chocolates refinados y de alta gama. En la capital francesa hay opciones y variantes para que cada aficionado al divino cacao pueda encontrar la suya. Hay quienes lo prefieren líquido: en ese caso, las mejores opciones son el exquisito Café Angelina, a pasos del Louvre, sobre la rue de Rivoli (su chocolat africain tiene adeptos en todo el mundo), y el salón de té de Ladurée de la rue Royale. La casa es conocida ahora sobre todo por sus macarons, un bocado de pasta de almendras que era el preferido de María Antonieta y que se puso de moda nuevamente. Pero la reina no gustaba solamente de los macarons, y sus proveedores de chocolate siguen existiendo: se llamaban Debauve et Gallais y eran boticarios; es decir, farmacéuticos que proponían recetas a base de chocolate a la reina y su corte. La casa tiene más de dos siglos y sigue vendiendo su producto más emblemático, las pistoles de María Antonieta (una monedas de chocolate con 99% de cacao). Otro lugar histórico para comprar chocolate y golosinas es A la Mère de Famille, un negocio fundado en 1761 cuya decoración y mobiliario atravesaron los siglos para formar una suerte de museo del siglo XVIII.


Monumentos espontáneos
¿Que diferencia hay entre dos de los más emblemáticos monumentos de París, el Arco de Triunfo y la Torre Eiffel? El primero es un monumento genuino, encargado por Napoleón para glorificar su ejército y sus victorias. Pero el segundo es el verdadero símbolo de la ciudad, una construcción que en sus primeros años tuvo tantos detractores que estuvo a punto de ser demolida varias veces. No es el único caso: París está llena de monumentos con historias distintas o espontáneas. Como el Grand Palais, uno de los símbolos de la belle époque que fue concebido para durar sólo el tiempo de una exposición universal, pero actualmente es un monumento indiscutido en el patrimonio de la ciudad. En los años 70 se arrasó el mercado central parisiense para construir el Forum des Halles, un centro comercial que necesita liftings regulares para sobrevivir. La historia reciente también trajo con ella sus monumentos, a veces inesperados: como la llama de bronce de la plaza del Alma, que siempre tiene flores desde que se produjo el accidente mortal de la princesa Diana en el túnel cercano. Tanto que muchos piensan que esta llama fue construida en su memoria, aunque es en realidad una copia de la antorcha de la Estatua de la Libertad regalada por Estados Unidos a Francia? El Estadio de Francia, en el difícil suburbio de Saint Denis, se convirtió también en monumento, luego del Mundial de Fútbol de 1998, y se organizan visitas para recorrerlo. Otro tipo de monumento nacido espontáneamente es la pared de la casa donde vivió el mítico cantante y artista Serge Gainsbourg, en la calle de Verneuil. Desde su muerte, la pared está cubierta de grafitis y tags, como si se tratara de un lugar de culto a su genio musical.

  • Plaza del Alma: en la ribera derecha del Puente del Alma.
    Stade de France: se desaconseja llegar en auto porque es difícil encontrar un lugar de estacionamiento. Se puede ir en subte, por la línea 13, estación St. Denis Porte de París. Se recomienda prudencia al transitar por la zona. St Denis es uno de los suburbios más peligrosos del norte de la ciudad. Una estación más lejos está la Basílica de St. Denis, donde se hallan las sepulturas de los reyes de Francia.
    Casa de Serge Gainsbourg: 5bis, rue de Verneuil. No se visita, pero fue dejada en el estado original por su hija, la actriz Charlotte Gainsbourg.

En bicicleta
París, como toda ciudad con historia, rebosa de secretos que sólo hay que querer conocer para descubrir. Una de las maneras más originales de explorar sus rincones ocultos es subirse a los paseos en bicicleta eléctrica que organiza Paris Charms & Secrets, partiendo de la céntrica y elegante Place Vendôme para un itinerario que alcanza unos 25 kilómetros a lo largo de cuatro horas. Pero sin cansarse nunca, a pesar de las subidas y bajadas frecuentes de París, ya que las bicicletas son livianas, ágiles y muy fáciles de manejar después de haber recibido las primeras instrucciones de parte de los guías (que realizan las visitas en varios idiomas, incluyendo castellano).

El grupo pasea orondo en bicicleta frente a la Opera Garnier, sigue el recorrido del meridiano de París señalado con un bronce en el pavimento, se interna en los jardines del Palais Royal y se asoma a la sombreada Cour de Rohan, junto a una de las antiguas puertas de París. Todo en dos ruedas, y en parte por las numerosas bicisendas que atraviesan la ciudad, aunque otras veces hay que meterse directamente en pasajes peatonales o en calles muy transitadas. La visita permite descubrir muchas curiosidades de París, por conocida que sea: la pared donde se ve un "metro patrón", que sirvió para popularizar el uso de la nueva medida en el siglo XIX; uno de los últimos pozos de agua que quedan en la ciudad; el Café Procope, mítico restaurante considerado entre los más antiguos del mundo, y hasta las Arenas de Lutecia, un anfiteatro romano en el corazón de la ciudad.


Las mejores vistas de la Torre Eiffel
La Torre Eiffel y las terrazas del Sagrado Corazón son dos formas tradicionales e ideales se sentir París a los pies. Pero no las únicas: la Torre Montparnasse, único rascacielos de la ciudad gracias a una rara excepción a las reglas arquitectónicas parisienses, ofrece también un punto de vista perfecto. Desde el 56° piso, a 200 metros de altura, o desde la terraza panorámica al aire libre, a 210 metros, se ve todo París como un póster desplegado delante del visitante, un gigantesco juego de adivinanzas donde hay que ubicar los monumentos más famosos que sobresalen por encima de los techos a la Haussmann, siempre de la misma altura, cualquiera que sea el barrio de la ciudad. Las colas para ascender a esta torre son habitualmente mucho más cortas que para subir a la Torre Eiffel. Los ascensores llegan al piso 56° en medio minuto, y luego sólo falta un par de pisos por escalera para acceder a la terraza.

  • La subida cuesta 11 euros para los adultos y 4,70 para los menores de 15 años. Montparnasse 56 está abierto de 9.30 a 23.30, de abril a octubre (cierra un poco más temprano el resto del año). www.tourmontparnasse56.com .
    Desde la Torre Montparnasse se tiene sin duda una hermosa vista de la otra torre, la Dama de Hierro, la más famosa de todas que lleva la firma de Gustave Eiffel. Pero no es la más impactante... ¿Quién no quiere convertirse en émulo de Samuel Fergusson, personaje de Julio Verne que sobrevoló Africa en globo, pero sobre los techos de París? La aventura es posible gracias al gigantesco globo aerostático instalado en el parque André Citroën, del 15° arrondissement de la capital francesa. Todos los días, desde las 9 hasta el atardecer, es posible subir al globo y elevarse suavemente, durante unos 20 minutos, y divisar las orillas del Sena, la Torre Eiffel y los barrios del sudoeste parisiense desde 150 metros de altura.

  • Metro: Javel o Balard; tarifa, 12 euros para los adultos los fines de semana; 6 euros, de 3 a 11 años. www.ballondeparis.com .

El barrio más joven
Bercy está a orillas del Sena, en el este de la vieja Lutecia. Fue un pueblo y un puerto fluvial hasta que finalmente la capital francesa lo integró dentro de su perímetro. A fines del siglo XIX su puerto era el mayor mercado del mundo para los vinos y bebidas espirituosas. En los años 60, con los cambios en la venta de vinos (se empezó a embotellar en las bodegas para asegurar a los consumidores una mayor calidad), Bercy se transformó en un barrio fantasma, y empezaron las obras para remodelarlo. La última etapa de esta gran reconversión fue inaugurada hace apenas un año, con la apertura de Bercy Village. Cerca del ya mítico estadio de Bercy y del Ministerio de Finanzas, el paseo fue instalado en los antiguos almacenes de los comerciantes de vinos. Se mantuvieron la arquitectura original, el pavimento de las calles y hasta los rieles de los vagones de carga, pero se construyeron modernos hoteles como el Pulman Paris Bercy, un complejo de salas de cine, edificios de departamentos y una estación de subte sobre la modernísima línea 14 (no tiene conductor y va desde la Biblioteca Nacional de Francia hasta la estación de St. Lazare). El Village en sí es un paseo con negocios, cafés y un supermercado, todo abierto los domingos.

  • Metro: Cour St Emilion, sobre la línea 14. La estación Bercy, sobre las líneas 14 y 6, es otra opción, aunque un poco más alejada del centro comercial y los cines. Los negocios abren de 11 a 21, y los restaurantes hasta las 2.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario