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sábado, 3 de agosto de 2013
CUBA: LA HABANA: Vieja, histórica y musical
La Habana Vieja, histórica y musical
Calles empedradas, tiendas curiosas y sitios imperdibles en un recorrido por el casco antiguo de la capital cubana.
La Habana Vieja, histórica y musical La plaza de la Catedral cobra un especial encanto de noche, con menos gente y los edificios antiguos iluminados.
Es sábado y en la frondosa Plaza de Armas, la feria de libros usados de La Habana Vieja congrega a los turistas curiosos que se detienen a hojear libros y revistas distribuidos en mesas y estantes. Están los relatos de Alejo Carpentier y los versos de José Martí; los libros que honran la vida del Che -sus fotos, sus diarios, sus artículos periodísticos, su infancia, sus ideas, su vida-; hay publicaciones de hojas manchadas que indagan sobre la música y la cultura cubana; hay también recetarios de comidas típicas. Pero la feria del libro es más que una instancia de intercambio comercial. Es un espacio para conversar. Sobre la vida cotidiana, las dificultades diarias, el pasado y el presente; los cambios; lo que se viene. Cultos y excelentes conversadores, los cubanos pueden hablar de la historia de Cuba o recitar algo de Alfonsina Storni.
Esta Plaza de Armas, donde se fundó La Habana, es un buen punto para comenzar un recorrido a pie por el casco antiguo de la capital cubana. Aquí verá el Templete, donde se celebró el primer consejo de la ciudad, el Palacio de los Capitanes Generales -hoy Museo de la Ciudad-, y la casa de Agua La Tinaja, un local chiquito que ofrece agua fresca.
Como parte de un intenso plan de revitalización a cargo del historiador Eusebio Leal, muchos edificios de La Habana Vieja han recobrado brillo, colores, imponencia. Conviven, claro, con otros que parecen semiderruidos.
Déjese llevar
Para llegar a la Plaza de la Catedral, basta con caminar unas cuadras por la calle O' Reilly y doblar en San Ignacio. Si la Catedral está abierta, aproveche para conocer su interior. Tendrá que volver alguna noche, para ver esta misma plaza con mucha menos gente y los edificios antiguos iluminados. Sienta la música que se escucha en las plazas, en una esquina, en un bar, en los restaurantes. Suenan el Chan Chan, Guantanamera, Hasta siempre comandante.
Ahí nomás -bueno, en esta zona todo es "aquí nomás"-, en la calle Empedrado, está La Bodeguita del Medio. Entre y lea. Sí, lea las miles de frases que han dejado quienes pasaron por este lugar famoso, en gran parte, porque Hemingway dijo que hacían los mejores mojitos. Sí, claro, es un lugar turístico. Pero no se lo puede perder, así como tampoco puede dejar de pasar por El Floridita (Obispo y Monserrate), donde Hemingway tomaba sus daikiris. Si quiere seguir los pasos de Ernest, también hágase un ratito para conocer la habitación 511, que el escritor ocupaba en el hotel Ambos Mundos (Obispo y Mercaderes). Ya que está, vale la pena subir hasta la terraza del hotel, otear el horizonte y descubrir los perfiles edilicios de la ciudad.
Otra vez en las calles aún queda mucho para ver. En la calle Oficios, por ejemplo, el Museo del Automóvil. En Mercaderes hay varios locales curiosos, como Marco Polo -siempre hay gente en la puerta- que vende especias aromáticas y medicinales; Habana 1791 prepara perfumes a medida y el Museo del Chocolate, donde tomar una rica merienda.
Otros íconos de la zona: el Capitolio -igualito al de Washington-, el Gran Teatro; el Museo de la Revolución; una fábrica de tabaco como Partagás, o el Museo del Ron Havana Club. Las calles de La Habana Vieja provocan los sentidos. En algún momento, deberá plegar el mapa, cerrar la guía de viaje y, simplemente, dejarse llevar.
Consejos útiles para una estadía "low cost"
Los cubanos madrugan, y en esto conviene imitarlos. El calor y los problemas de transporte marcan los horarios en esta isla donde lo imprevisible es, a veces, la norma.
Antes de salir, ojo con el cambio. Salvo que no le importe pagar un 11% o más de comisiones, conviene evitar los dólares y llegar con euros, que habrá que cambiar a pesos convertibles (CUC) en las oficinas de Cadeca -las casas de cambio-, que están en toda la ciudad y en el aeropuerto.
Luego de un desayuno low cost en el hotel o la casa particular donde se aloje, querrá ir a la playa, pero las públicas que hay en la ciudad no tienen arena; son de arrecife. Los habitantes de la capital se van a Playas del Este, a unos 25 km. Para llegar, existe el "Habana Bus Tour", que sale desde el parque Central cada 35 minutos. Estos coches hacen 9 paradas en las que se puede bajar y subir sin límite, con el mismo ticket. El servicio tiene otras dos líneas que permiten conocer la ciudad, incluidos el malecón, los barrios del Vedado y Miramar, y algo del centro histórico. Si quiere conocer otros lugares, acuda a los "Cubataxi" (los blancos son los más baratos), pero exija el uso de taxímetro o negocie el precio antes de subir.
Para almorzar, puede ir a El Aljibe, en Miramar. El pollo -con arroz, porotos, papas fritas y ensalada- es la especialidad (con un plato comen dos).
Para la cena, una buena opción: el restaurante del Acuario Nacional (en Miramar). La oferta de pescado y mariscos se acompaña con un espectáculo de delfines tras una mampara de cristal. Los clientes suelen ser cubanos, y hasta hace poco no había problema para encontrar mesa
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