Maceió, sol, playa y buena vida
La capital del estado de Alagoas combina encantos naturales, exquisita gastronomía, excursiones y una infraestructura hotelera de primera clase.
Playas de arenas blanca, clima tropical, mar templado y la posibilidad de disfrutar de un viaje al estilo Caribe, pero sin salir de Sudamérica. Hasta aquí los atractivos naturales de Maceió; una serie de encantos que en la década del noventa convirtieron a esta ciudad brasileña en uno de los destinos preferidos por los argentinos. La capital de Alagoas, uno de los tres estados más pequeños de Brasil, ha recibido una fuerte inversión en el área turística. Y de este modo se ha posicionado también como un destino de "primera clase". La construcción de grandes y lujosos hoteles y resorts, tanto en Maceió como en Barra de Sao Miguel o Sao Miguel dos Milagres -dos pequeños pueblos ubicados al sur y al norte de la ciudad, respectivamente- sumó otro atractivo a una región conocida por sus bellezas naturales. Y así arranca un viaje por los mejores sabores de la comida del nordeste de Brasil, las piletas que los arrecifes de corales forman a pocos kilómetros de la orilla y la caipirinha, bebida noble que se lleva bien con la cálida jornada playera de una ciudad que tiene un promedio de temperatura anual de 28 grados. Maceió tiene una población de 900 mil habitantes y está a unos 600 km al norte de Bahía. La hotelería es parte de los atractivos del paisaje de la ciudad. El Ritz Lagoa do Anta es un resort cinco estrellas frente al mar y muy cerca de las populares playas de Jatiúca y Ponta Verde. Premiado por su colección de arte y con cerca de 200 habitaciones, la Cenicienta del Ritz es el Eco Floor, un espacio en el tercer piso del hotel. Son 40 apartamentos decorados con elementos naturales, como bambú, cáscara de coco y maderas. El cuarto piso está destinado a los mieleros y su decoración busca recrear el clima de las islas de Indonesia. También hay un piso para las familias, el segundo, y otro para los ejecutivos, el sexto.
Por rincones secretos
En las afueras de Maceió, 35 km hacia el litoral sur, está el distrito de Barra de Sao Miguel, un pequeño pueblo de pescadores que se fue poblando por alagoanos que huían de la ciudad tentados por la belleza de Praia do Gunga, catalogada como una de las diez mejores playas de Brasil, y a la que solamente se puede ingresar traspasando un terreno privado de libre acceso o por barco. En la parte alta de la región, se esconde un lugar que cualquier no creyente podría confundir con lo más cercano al paraíso: el hotel Gungaporanga, un resort de lujo al borde de un acantilado que tiene vista al mar, a la laguna Do Roteiro y a la playa Gunga desde cada una de sus habitaciones. Hotelería y gastronomía de primer nivel completan una oferta que incluye un spa y una piscina con reposeras, ideales para disfrutar de una caipirinha mirando al horizonte y pensando que, aunque sea por un rato, el reinado del mundo está en buenas manos. En la otra punta de Alagoas, hacia el norte, a mitad de camino entre Maceió y Recife, está Sao Miguel dos Milagres, un pueblito todavía más chico que Barra de Sao Miguel. Allí abrió hace unos años la Pousada do Toque, otro referente de la hotelería de lujo en la zona, que ofrece distintos tipos de bungalows, pileta con vista al mar, playa privada, dos restaurantes (uno de sushi), una vinoteca y una cocina con comedor donde los huéspedes pueden cocinar para agasajar a sus invitados, algo que está de moda dentro del turismo de primer nivel brasileño. La Pousada do Toque también organiza paseos en lancha para que sus huéspedes puedan nadar en las piletas naturales de agua transparente que los arrecifes de corales forman cerca de la costa. La gastronomía es otro de los puntos fuertes. La oferta culinaria de primer nivel no se reduce a los hoteles de lujo, ya que también hay que tener en cuenta que en los últimos años abrieron una serie de restaurantes que ha logrado hacer de la capital de Alagoas un lugar de referencia dentro de la gastronomía del nordeste. A la cabeza de la movida están Divina Gula y Wanchako, considerado por las revistas especializadas como uno de los mejores lugares de comida peruana de Brasil. Ubicado frente a la playa, ofrece una carta que incluye desde cebiche hasta camarones, langostas y pulpos, todo acompañado por una oferta de bebidas que va de vinos franceses y argentinos a tragos de origen limeño, como el pisco. Bellezas naturales, exquisitos sabores y hotelería de primera. Maceió ofrece un cóctel de atractivos difícil de resistir.
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