Secretos de la Puna
Para aventureros que buscan paisajes poco difundidos, un circuito que parte de Humahuaca, pasa por Abra Pampa y llega a un deslumbrante y rojizo cañón: el Filo del Angosto.
Una geografía abierta e imponente en los alrededores de Cochinoca, a 25 kilómetros de Abra Pampa.
La provincia de Jujuy y la Puna están llenas de sorpresas y maravillas escondidas. Y nuestro país, aunque en general pensemos lo contrario, sigue más al norte que La Quiaca misma: sube hacia el noroeste y encuentra la frontera en un paisaje de película. Eso sí, es el premio para los aventureros y los osados. También es el premio para quienes no le tienen miedo a los nombres que asustan (tanto como seducen). Llegar a La Siberia de la Puna, por ejemplo, hoy llamada Abra Pampa.
Para llegar al corazón del altiplano hay que desviarse de la confortable ruta 9 que va hacia la Quiaca y tomar hacia el oeste. Estamos tan arriba que el oeste no es Chile sino Bolivia. Nuestro mapa mental comienza a flaquear y se vuelve necesario ir al papel para comprender y verificar.
El recorrido comenzará, sin embargo, más al sur. Para llegar hasta aquí, la antigua ciudad de Humahuaca, en Jujuy, es un buen punto de partida y de pernocte, para arrancar a primera hora del día siguiente.
Subimos desde aquí a través de un paisaje diferente y donde la altura se hace notar en todos sus aspectos. En un tramo tranquilo por la ruta nacional 9 continuamos hasta el centro neurálgico del altiplano, Abra Pampa –antiguamente llamada “Siberia Argentina”–, a unos 80 kilómetros de Humahuaca. Estamos a casi 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
Ritmo propio
El turismo más convencional se ha terminado donde finaliza la Quebrada, y en seguida tenemos la sensación de estar, verdaderamente, tierra adentro. La misma ciudad de Humahuaca es en sí una transición y es el último punto donde se mezclan los “gringos” con paisanos y lugareños. En cambio, el mercado de Abra Pampa luce muy distinto: allí cada pequeño productor se acerca a vender su mercadería y en los horarios más insólitos. Por ejemplo, el jueves a última hora llega el cordero. En algún otro día y momento se carnea llama que se cría y consume en la zona. Para todo hay que saber cuándo y dónde. Por estos lados el consumo de la llama es central para la economía familiar.
Cuando dejemos la ciudad y comencemos el ripio, con unas colinas antiquísimas de fondo, tal vez veamos a sus parientes más salvajes y divisemos algún grupo de vicuñas tímidas comiendo pastizales amarillos.
Nos desviamos hacia el oeste por un camino que alguna vez fue la vía de comunicación principal, un antiguo camino que lleva ese tipo de nombres enormes que hacen viajar en el tiempo junto con la geografía: el antiguo Camino del Inca, el Camino Real. Soledad e historia. Restos de actividades antiguas, minas abandonadas y lechos de ríos secos. Como si nada fuera permanente aquí.
Pero en la Puna los fenómenos climáticos tienen la claridad y nitidez de los sueños. Así se pueden ver las tormentas en la distancia, truenos que resuenan en esas llanuras enormes y rayos que caen metiendo miedo, pero allá lejos, para que lo disfrutemos como un espectáculo único.
De Abra Pampa, siguiendo la ruta provincial 7 (un camino mejorado que según las épocas puede presentar mucho serrucho) nos dirigimos a la laguna y reserva natural de Pozuelos, a 3.900 metros sobre el nivel del mar. Son estas lluvias, principalmente en el verano, las que dan vida a la laguna, famosa por su enorme colonia de flamencos, estación favorita de diferentes aves migratorias.
Habremos pasado, antes de llegar, no muy lejos de la salida de Abra Pampa, el desvío hacia la izquierda que se dirige a Cochinoca (ver Imperdible), antigua capital del departamento cuando el trazado del ferrocarril no había cambiado definitivamente el curso de esta historia. La Puna es testigo de la aparición y desaparición de actividades y pueblos. Ahora quedan los criadores de animales solitarios y sus contrincantes en este juego constante: los pumas y los zorros.
En busca del horizonte
En la región, el otro gran enemigo es el clima: los grandes fríos invernales y, en especial, el viento. Como si fuera un gran fantasma, se escuchan las historias del viento blanco, tan temible que puede dejar muerto al ganado en pie. Por suerte no es tan común, pero alimenta relatos que sirven para darle todavía más dramatismo a un paisaje que es, de por sí, sobrecogedor.
Después de hacer una parada para disfrutar del paisaje y observar las aves como si fueran los únicos habitantes del planeta seguimos nuestro camino hacia Santa Catalina. Son unos 60 kilómetros de ripio y se puede llegar bordeando el lado este o el lado oeste de la laguna, que en épocas de “seca” (durante el invierno) casi no se divisa. El camino del este, más cercano a la ruta 9, pasa por el pintoresco pueblo de Cienaguillas. El otro camino –aún más inhóspito– sortea los caseríos de Rodeo Chico y Yoscaba.
Santa Catalina, con su aire colonial y pacífico, su iglesia del siglo XVII y su museo es un confín del mundo. Allí parece acabarse todo. Se acaba nuestro territorio, al menos, pero no sin antes, en la frontera con Bolivia, brindarnos un paisaje que solamente hemos visto en películas.
En efecto, a unos 20 kilómetros saliendo del pueblo por un camino lento, llegamos al llamado Filo del Angosto, un impresionante cañón que se extiende hasta donde llega la vista. El colorado es su tonalidad predominante y las resonancias son obvias. La boca queda abierta y las preguntas aparecen. ¿Cómo es posible descubrir tanta belleza escondida?
En la despedida, un instante de maldad nos hace desear guardar esta panorámica para nuestros ojos, igual que han hecho, de alguna manera, los jujeños y los habitantes de Santa Catalina.
IMPERDIBLE
Pasos perdidos en Cochinoca
A 25 km de Abra Pampa, por la ruta provincial 7, en general en buen estado durante todo el año, se llega al pintoresco pueblo de Cochinoca. Si bien el lugar está habitado por unas pocas familias, alberga dos construcciones antiguas de los siglos XVII y XVIII. Se trata de las iglesias de Santa Bárbara y del Rosario.
Al llegar desde Abra Pampa surge la sensación de arribar a un pequeño oasis. El pueblo, construido en adobe y piedra, se encuentra al pie de una colina y es muy arbolado, colores que contrastan con el aspecto seco y ralo que predomina en la región. La primera visión es encantadora y la presencia de la iglesia de Santa Bárbara, en especial, parece proteger de algún modo el pequeño paraje, rodeado de un paisaje tan grande e imponente que simula tragárselo todo.
Junto a la Iglesia del Rosario se hallan los restos de una iglesia más antigua todavía. El pueblo, con muchas casas abandonadas y derruidas por el tiempo, muestra su historia a través de restos de muros de piedra, un viejo almacén y la plaza.
Al planificar el circuito conviene tener en cuenta que no hay aquí albergues turísticos, pero algunos pobladores ofrecen amablemente alojamiento en sus casas.
Expresar su adhesión, mes de agosto, a la Conmemoración Memoria de las Víctimas
ResponderBorrarContaminadas con Plomo-Norte argentino
Holocausto: recordar es dignidad humana. Abra Pampa-Jujuy- Pueblo contaminado, pueblo olvidado
Este mes de agosto sea la Conmemoración Memoria de las Víctimas Contaminadas con Plomo, el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio del norte argentino. No podemos olvidarlo, porque entonces estaremos abriendo la puerta de par en par a una nueva ola de la vileza, el odio, el racismo, la xenofobia y la maldad, que está ahí, agazapada, siempre dispuesta a amenazar a la dignidad humana.
Por eso es muy importante que desde las instituciones públicas se hagan esfuerzos para mantener vivo el recuerdo y se eduque a las nuevas generaciones sobre las monstruosidades que genera la complacencia a la contaminación con plomo.
Pachamama-La injusticia dondequiera es una amenaza a la justicia en todas partes.-
El Estado Argentino marca el Genocidio más grande de América del Sur por su
criminalidad mediante una planificación estratégica y táctica, racionalidad y distribución de roles a fin de explotar y saquear los recursos naturales en el Norte Argentino, alias “Siberia Argentina”, un producto bio-social. Mediante la contaminación atmosférica, contaminación del agua y contaminación del suelo. El daño que produce el plomo es mayor cuando su absorción es lenta, casi invisible, sin signos y síntomas evidentes en la primera etapa, pero con graves consecuencias posteriores. Al hombre lo han esclavizado al trabajo en las minas, a la mujer la han prostituido, afectan a la fertilidad, a los niños lo han idiotizado. Sus ganados camélidos son reducidos a tiros de bala o destrozados por perros adiestrados; así como el agua contaminada afecta a los cultivos. No tienen un hospital para tratar la contaminación con plomo, tampoco hospital de niños ni maternidad infantil. El analfabetismo sigue estando vinculado al hambre, la pobreza y la exclusión. No tienen educación infantil ni universidad nacional. Son analfabetos, que no tienen acceso a las fuentes del conocimiento y son incapaces de producir nuevos conocimientos; como resultado de un genocidio argentino que premeditadamente olvida los principios fundamentales de vida de la Constitución Nacional, y leyes: de educación, de protección integral de los derechos del niño, niña, adolescente y familia; y otras.
¡De Quebrada y Puna- Norte argentino! ¡Tantos pueblos más, habrán presentado petitorios por una educación universitaria!, por el ministerio de educación de la provincia, defensor del pueblo, legislatura provincial, cámara de diputados de la nación, senado de la nación, gobernante federal, y a otros que se consideran responsables de la educación argentina. La réplica es el silencio, su humillación, o es la respuesta del sociólogo Zygmut Bauman de “seres humanos residuales”; vidas improductivas porque no participan del mercado, por eso sus voces son enmudecidas y aun que los vemos todos los días su visibilidad es anulada o reducido sistemáticamente. Por el colonialismo ambiental que ya no se limita al ejercicio del biopoder sobre el pueblo vulnerado, sino que incluye una estructura sociopolítica y jurídica que da viabilidad a la explotación, sin consulta previa, y al saqueo de sus recursos naturales: agua, suelo, bosques, turismo, minerales: oro, plata, plomo, litio… ¡Que, mediante la convivencia y el consenso, se hagan efectivos los derechos que le corresponden al ser humano por la mera razón de existir! ¡Una Universidad Nacional!
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