martes, 16 de julio de 2013

USA: NUEVA YORK: Tres imperdibles neoyorquinos

Tres imperdibles neoyorquinos

La bohemia de Brooklyn

•Del otro lado del East River, en Brooklyn, a sólo una parada de subte de Manhattan por la línea L, está este barrio bohemio, donde viven muchos artistas, diseñadores, músicos, escritores y estudiantes. La vida tranquila, los autos y las casas de distintos colores contrastan con la opulencia de la Gran Manzana. Muchas bicicletas y algún skate se suman a los medios de transporte. En las paredes hay murales, graffiti, y no es raro encontrarse con alguno que esté siendo pintado en el momento.
El circuito comercial no es demasiado amplio, se extiende sobre todo por las calles Berry y Bedford, entre la Sexta Norte y la calle Grand. Boutiques con diseños propios, hallazgos vintage, tiendas de accesorios, de objetos de decoración, galerías de arte y puestos callejeros que ofrecen ropa, collares y cuadros, todo de segunda mano. Cuando el clima lo permite, los bares, restaurantes y cafés acomodan mesas en la vereda, ideales para sentarse a descansar un rato, ver la gente pasar y respirar un poco de ese aire de cambio. Más allá de esas cuadras no hay muchos más negocios, pero si las casas y la vida de barrio cosmopolita.
Chelsea Market

•Dentro de un enorme edificio de ladrillos en el Meat Packing District se encuentra el Chelsea Market, en parte de lo que una vez fue la fábrica National Biscuit Company (Nabisco), donde se hornearon las primeras galletitas Oreo. En esta suerte de paseo de compras gourmet se puede adquirir insumos de gastronomía, comida para llevar, observar el proceso de elaboración de los productos a través de las vidrieras, y resulta una buena opción para almorzar. Hay negocios especializados en café, vino, flores, langostas vivas, helados, panes, frutas, y muchos son proveedores de restaurantes. El T Salon ofrece una enorme variedad de tés e infusiones. Una curiosidad son los tes florecientes (3 por US$ 6): unas pequeñas bolitas hechas con hojas secas de té verde que esconden una flor en su interior. Cuando se vierte sobre ellas el agua caliente, se abren y reviven los pétalos. Pero el efecto no es instantáneo, hay que esperar un ratito. En el local, que tiene las paredes cubiertas de frasquitos, funciona un bar y en el fondo hay mesas que reciben la luz de una gran ventana.
www.chelseamarket.com
Gramercy Park

•Uno de los mayores encantos del recientemente reinaugurado Gramercy Park Hotel es que los huéspedes reciben una de las preciadas llaves para ingresar al último parque privado de Nueva York, el Gramercy Park, celosamente reservado a los residentes de la zona. Y aunque para el resto de los mortales, confinados a mirar desde las rejas, el espacio entre barrote y barrote deja ver poco y nada, vale la pena acercarse hasta este rincón de la ciudad.
Se puede entrar en el hotel para ver la ecléctica decoración del lobby y de los dos bares contiguos, con obras de artistas del siglo XX, como Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat. La inspiración es renacentista, opuesto del minimalismo: colores como el bordó o el azul, mucho terciopelo, una araña de vidrio veneciano soplado a mano, techo de madera de ciprés, una alfombra con motivos del siglo XIV, e iluminación teatral. Donde termina la Avenida Lexington, este hotel abrió por primera vez en 1925

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