48 horas en Resistencia
La capital de Chaco -reconocida como "La ciudad de las esculturas"- luce adornada por centenares de obras de arte al aire libre. Además, este paseo sugerido vincula parques con museos, centros culturales y restaurantes.
48 horas en Resistencia La Plaza 25 de Mayo cuenta con numerosos ejemplares de palmeras, palos borrachos, ceibos, algarrobos, lapachos, quebrachos colorados, urundays y tipás. En su centro se erige una estatua ecuestre del General Don José de San Martín. Anterior Siguiente
La impronta de las esculturas esparcidas en todos los rincones de la ciudad es ya una marca indeleble, que deposita a Resistencia en la consideración de los círculos culturales del resto del país y el exterior. El orgulloso carácter de los pobladores de la capital de Chaco tiene en ese rasgo saliente una de sus razones de peso. Pero la ciudad, coloreada por los verdes del monte, las manchas rosadas de los lapachos en flor, el Paraná y el aporte de poblaciones originarias e inmigrantes, tiene mucho más para ofrecer.
Primer día
8.00
El fuerte arraigo social es uno de los condimentos más reconocidos de El Viejo Café. Mientras el mozo ordena un cortado con medialunas, intento mimetizarme con la clientela observando la ciudad que despierta a través de las ventanas, como acostumbran los parroquianos locales. Pero no resisto a la tentación de relojear las paredes, decoradas con banderines de clubes de fútbol, viejas portadas de diarios chaqueños, centenarios avisos publicitarios y un afiche ajado que anuncia la puesta "Los caminos de Federico", protagonizada por Alfredo Alcón.
9.00
Ya se vislumbran las primeras imágenes de la ciudad decorada con esculturas. A unas 15 cuadras del bar, las obras de arte al aire libre son puestas en su exacto valor en el Museum (Museo de Esculturas Urbanas del Mundo). Cuando se celebra la Bienal de Esculturas, la gente tiene la posibilidad de ver trabajar a los artistas y hacerles preguntas. Sus obras quedan en exposición en el lugar donde fueron esculpidas durante dos a tres meses y después se instalan en otros lugares públicos. En medio de las 32 piezas con base fija que adornan el parque exterior apenas se alcanza a apreciar una fuente de aguas danzantes.
10.00
El edificio del Museum y el Domo del Centenario son las más modernas piezas del Parque 2 de Febrero. El sinuoso curso del río Negro, que en 1878 acercó a estas tierras al primer grupo de inmigrantes italianos, recorta el espacio verde de 8 manzanas, tributado por palos borrachos, lapachos rosados en flor, tipas, palmeras, eucaliptos, cipreses y chivatos. Diez adolescentes disfrutan a puro grito de la cálida jornada primaveral junto a uno de los asadores, en la isla de la Alegría del camping, que en noviembre estará mucho más agitada por la Fiesta de las Colectividades.
11.00
El parque se levanta cerca de las salidas hacia Roque Sáenz Peña e Isla del Cerrito (al norte), pero el centro de Resistencia tiene mucho para ofrecer a los visitantes primerizos. La combinación entre la arquitectura de la ciudad (algo desproporcionada en la mole de 9 pisos de la Casa de Gobierno), especies de flora del bosque chaqueño y magistrales obras de escultores parece una lucha de colosos en la plaza 25 de Mayo. A través de "Plegaria", "Inmaculada" y "San Fernando", vislumbro el incomparable talento de Fabriciano Gómez. Por su parte, Raúl Monsegur dejó un mural que representa paisajes, usos y costumbres de Chaco debajo de una pérgola cubierta por una santa rita. También deslumbra "Loba romana", el primer monumento de la ciudad (de 1918), que homenajea a los pioneros italianos.
12.00
Es casi un descuido imperdonable no comprar nada en La Pérgola del Artesano. Algunos artesanos venden canastos de totora con manija de hoja de palma, cerámicas horneadas, máscaras y collares. Otros puesteros venden trabajos en cuero y en madera.
13.00
Un inusual aire fresco recorre la ciudad, como para inducir la elección en el restaurante Don Abel: una soberbia picada de quesos y salame criollo, matambrito de cerdo relleno con salsa de hierbas y batatas fritas, y el infaltable postre de mamón en almíbar con queso casero. Después de una hora de degustación y charla amena, las energías quedan más que repuestas.
15.00
Una caminata por las cuatro cuadras de la peatonal Perón es suficiente para retomar el ritmo del paseo. Es la hora de la siesta para muchos, aunque quedan familias portando termos que toman tereré y parejas que disfrutan de un helado junto a canteros con flores de colores llamativos, a la sombra de palmeras.
17.00
La admirable sensibilidad artística de los chaqueños concibió un impactante mural que recuerda la Masacre de Margarita Belén, para transformar en un espacio digno la antigua Brigada de Investigaciones de la Policía de Chaco. La obra fue realizada por Amanda Mayor de Piérola, madre de una de las 22 víctimas fusiladas en 1976. En 2006, esta casa -donde entre 1976 y 1978 permanecieron detenidas alrededor de 2 mil personas- fue reconvertida en Museo de la Memoria.
18.00
En la Casa de las Culturas, el entorno de la plaza 25 de Mayo vuelve a llenarse de colores vivos. Tal vez el tercer piso, donde funciona el Museo de Bellas Artes, reúna lo más atractivo. Entre la colección de 700 dibujos, pinturas, esculturas, grabados y fotografías, brillan cinco obras de Milo Lockett, un artista reconocido en Resistencia (su lugar de origen) y mucho más allá de los límites de la ciudad y la provincia. En la planta baja, admiro las artesanías de las culturas wichí, toba y mocoví, durante un rato casualmente musicalizado por el ensayo de la Orquesta Sinfónica de Chaco.
21.00
Los más jóvenes empleados del hotel Amerian me recomiendan tomarle el pulso a la noche de Resistencia en el bar Alfonso, en el restaurante Clover o en el pub del restaurante Cruz. Pero la fiesta nunca arranca antes de las 23 y, a cierta edad, el sueño acecha. A punto de clausurar la jornada, descubro una propuesta más sencilla, cálida y familiar, que se enciende bastante más temprano en la Peña Nativa Martín Fierro. Los carteles anuncian asado y empanadas, pero el galeto y el locro no se quedan atrás. Me conviene cenar sin desbordes porque se viene el baile, animado por Los Paisanos, Los Crespines, Fibra del Litoral y Gualumba.
Segundo día
8.00
Ya era hora de probar el mentado "mejor chipá de Resistencia", la mejor carta de presentación de la Confitería San José. Los mozos no largan ningún secreto sobre esta exquisitez que elaboran los propios dueños y se limitan a desafiar: "Usted compre chipá en otros lugares y después me dice". Un licuado de durazno completa el desayuno, que, por suerte, no despierta la pretensión de salir a catar para comparar.
9.00</h6>
Desborda de cultura El Fogón de los Arrieros. En el frente de la casa se superponen esculturas con carteles que poco ayudan a entender de qué se trata este rincón legado a la sociedad por Aldo Boglietti ("Prohibida la entrada con ruleros", "Detén pasajero tu camino, abre la puerta y pasa"). Adentro no queda resquicio a la vista: las vitrinas desbordan de objetos personales, instrumentos musicales y libros, y fotografías y pinturas cubren las paredes. El inquieto Boglietti fue el principal impulsor de Resistencia devenida en "La ciudad de las esculturas". El polo cultural que creó aquí en 1944 tuvo otros dos sólidos pilares: su esposa Hilda Torres Varela, doctorada en Letras en La Sorbona, en Francia, y el artista Juan de Dios Mena. Este faro que brillaba a toda hora atrajo -entre otras celebridades- a Borges, Marcel Marceau, Emilio Petorutti, Jorge Romero Brest, María Fux, Ariel Ramírez y René Favaloro.
10.00
Los vaivenes de la historia local son contados a través de una clase magistral por Eduardo Kasibrodiuk, en el completo Museo del Hombre Chaqueño. El director se apasiona y subraya varios hitos: la creación de la Gobernación de Chaco (después de la Guerra de la Triple Alianza 1865-70), la provincialización en 1951, la historia de 4 mil años escrita por las civilizaciones qom, wichí y mocoví y la corriente inmigratoria italiana de Friuli, a partir de 1878.
11.00
El circuito histórico se completa con el Museo de Ciencias Naturales Schulz, creado en la vieja estación del Ferrocarril Santa Fe. A falta de locomotoras, vagones y pasajeros, la soberbia construcción de 1907 ahora alberga salas de Paleontología, Aves, Tierra y Cielo, Insectos Sociales y Biología de los Humedales.
12.00
Esta vez, la confitería San José acaricia el estómago con una empanada de jamón y palmito y termina de reponer fuerzas con un lomito completo, magníficamente coronado por el quebrachito, un manjar con forma de cubanito, relleno con helado de dulce de leche y bañado con chocolate.
15.00
Por la avenida Sarmiento, una compacta caravana de autos y camionetas parece alargarse aún más por las cañas de pescar que sobresalen. Avanzan hacia Isla del Cerrito, en procura de dorados y surubíes en la desembocadura del río Paraguay en el Paraná. Por ahora, desairo la más insistente sugerencia de los chaqueños, para conocer una capilla con fachada de castillo medieval levantada en un monte natural virgen. Luis Fauré señala los senderos con mesas y bancos que bordean quebrachos colorados, güirá pitáes, algarrobos, aromitos y lapachos. Absoluta serenidad reina en este páramo, donde el dueño ofrece unos mates, envueltos por la melodía de una pequeña cascada. El interior del templo brilla por las blanquísimas paredes y las manchas de colores del sol, que se cuela por tres vitrales.
17.30
A 20 km de Resistencia, una lancha dibuja un surco en las quietas aguas del riacho Antequera. En pocos minutos, el ancho cauce del Paraná deshace la costa de arcilla, lodo y camalotes y sacude el puente General Belgrano -que une Chaco con Corrientes-, los frágiles botes de madera de los malloneros (pescadores con red) y un barco arenero. Por el riacho Barranqueras, el timonel Gustavo tiene el tino de apagar el motor para poder apreciar los monos carayá que andan a los saltos en la selva en galería y los yacarés que resbalan sobre la orilla. Después, el paso veloz de la embarcación levanta surubíes, machetes y bogas en el aire.
22.00
El final no podía ser mejor. Puertas adentro de la antigua casona del restó Coco's, el ambiente del comedor, entre puertas y ventanas con celosías y postigones, vitrales y cortinas de hilo blanco, parece una extensión de la casa propia. Con una entrada de mozzarella al orégano, croquetas de surubí al roquefort con puré de papas al verdeo y budín de manzana con crema, Resistencia me despide a cuerpo de rey y me arranca -sin esfuerzo- una convincente promesa de volver.
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