miércoles, 17 de julio de 2013

ARGENTINA: IGUAZU: 48 Horas.

48 hs en Iguazú
Alrededor de las Cataratas del iguazú, se despliegan una gran variedad de alternativas para pasear por la ciudad, la selva y el río.
48 hs en Iguazú Las cataratas son una atracción mundial y a su alrededor despliegan una gran cantidad de atracciones. Anterior Siguiente

El bramido de las Cataratas del Iguazú atenúa cualquier sonido, al punto de minimizarlo como tímido rumor. En este confín de Misiones envuelto en selva y tierra rojiza, las aguas del río Iguazú se acercan agitadas y se vuelcan desde 275 saltos. El espectáculo, que se torna estallido en la Garganta del Diablo, deja impávidos a turistas de todo el mundo. Llena sus ojos, perturba y agita todos los sentidos. Por eso, más allá de los dominios de las Cataratas parece diluirse cualquier posibilidad de delinear un recorrido medianamente interesante. Todo lo contrario: el resto acompaña más que dignamente. La selva -nutrida de fauna y flora únicas también cobija exquisita gastronomía a base de sabores subtropicales, vestigios de cultura guaraní, artesanías y aventura. Como para que una agenda de 48 horas resulte insuficiente.
Primer Dia
8:00 Un camino de tierra, a 5 km de Puerto Iguazú desvía de la ruta 12 hacia un tramo sosegado del río Iguazú. Baja la última de una serie de cuestas y desemboca en el lobby del hotel Loi Suites, un oasis de lujo y modernidad en medio de la selva más tupida. El desayuno permite disfrutar de un momento exquisito: jugos naturales de mamón y naranja con panes caseros, dulces y medialunas, con la panorámica de la piscina y el parque -adornado por puentes de madera y enredaderas trepadas a palmeras, guatambúes y palos rosas- colado desde un enorme ventanal.
9:00 Ya en el Parque Nacional Iguazú, el latido del corazón empieza a acelerarse con la aparición en escena del salto Dos Hermanas. Son tres caídas de 30 m, que van a parar a un piletón verdoso y agitan las bandadas de urracas, zorzales, calandrias y carpinteros. La selva se digna a descorrer su velo y aparece el salto San Martín, la atracción central del Circuito Inferior. Las manchas anaranjadas de los gomones que se animan a exponerse al diluvio son borroneadas por el agua que arrecia también desde el salto Escondido. Después del esfuerzo que padecieron por igual los boteros y sus pasajeros, el guía Néstor "Chino" Rojas recomienda recuperar fuerzas en la playa de arena de la isla San Martín.
11:00 A 5 km de Puerto Iguazú, Walter Allou recuperó las esculturas en madera de su padre, el militar y odontólogo Rodolfo Allou -fallecido hace ocho años- y reabrió el Museo de Imágenes de la Selva. Nudos de guatambú, rodajas de araucaria, trozos de peteriby son el sustento de 300 obras de arte. Los mayores elogios caben para la representación de un hachero misionero, "Chiperita paraguaya" y "Mujer picada por una víbora", en una sola pieza de cancharana.
11:30 Un tractor arrastra un vagón, que carga a los visitantes hasta los refugios para animales heridos o enfermos del Centro de Recuperación y Recría de Aves Güirá Oga. Antes de ser reintroducidos en su hábitat natural, aquí viven un período de curación y recuperación. Se ven aves rapaces (como halcones y águilas), tucanes, pavas de monte, loros, monos caí y carayá, osos meleros y muchos más pájaros de los que uno pueda imaginar.
13:00 La Aripuca, es una genial creación de Otto Waidelich. Este inquieto inmigrante alemán no tuvo mejor idea que recrear a escala gigante la jaula de madera que utilizaban los guaraníes para cazar aves. Se valió de 30 troncos tumbados en la selva, de 200 a 500 años de antigüedad. El emprendimiento promueve la campaña "Padrinos de árboles", cuyos fondos son destinados a dueños de chacras, para que dejen de talar y se dediquen a otras actividades.
14:00 A fuerza de mandioca frita y sopa paraguaya, la cosa viene sabrosa de entrada en el restaurante Aqua. Es el preludio de un surubí con salsa de frutas y arroz y pacú con pasta de langostinos. Las medias porciones dejan espacio al postre: mousse de maracuyá y flan de mango.
16:00 Diez turistas se largan a la aventura Iguazú Forest. La selva y una distancia prudencial de Iguazú (17 km) impiden que tomen estado público ciertas torpezas cuando se animan al canopy. Se lanzan sostenidos por arneses, a través de cables que unen las copas de cuatro árboles. Del tránsito lento pasan a arrojarse a los brazos de los instructores al llegar al final de cada tramo. Más sencillo resultan el rappel por el costado de una cascada y una caminata por un sendero de barro, que se abre paso entre helechos, bromelias, orquídeas y lianas.
18:00 En la desembocadura del Iguazú en el Paraná, las costas de Brasil, Paraguay y Argentina son tres cortes calcados de una misma geografía. La panorámica del Hito de las Tres Fronteras deja ver al fondo de la selva los edificios de Ciudad del Este. A pasos del monolito, los artesanos ofrecen yerba, mates de laca, vidrio líquido, calabaza, incienso y palo de yerba y joyas de piedras preciosas de Wanda, a 48 km.
19:00 En la Costanera, el hotel Panoramic ostenta la mejor vista de la barranca del río Iguazú, que corre 90 m abajo. El camino costero desciende hacia el puerto, donde acaba de llegar -sacudido por la música latina- un catamarán de paseo con escala en Puerto Bertoni, Paraguay.
20:00 Cerca de la Aduana, en el Free Shop se venden artículos de marcas de primer nivel libres de impuestos, sin necesidad de cruzar la frontera. Desde juguetes y perfumes hasta bijouterie, ropa, electrónicos, alimentos y bebidas, todo importado y con garantía de origen.
22:00 La movida de la noche se hace multitudinaria en la zona de Tres Bocas. Pero más allá de las discos, bares y pubs de moda -como Petiskus, Cuba Libre, Jackie Brown y La Tribu-, la noche fresca se sobrelleva con la alegría brasileña. Los turistas abarrotan el mercado popular para deleitarse con vinos cuyanos, mermeladas, salames, licores y aceitunas y se largan a bailar samba y certanello (con guitarra y acordeón). La fiesta contagia y -conmovido por la insistencia del guía "Indio" Irala- comparto con ellos la avidez por un buen plato de canja (sopa de pollo y arroz).
Segundo día
9:00 Como para empezar el día de buen talante, Carlos Tadeo Núñez matiza con una mateada la visita al Orquidiario del Indio Solitario. A los costados del sendero, el jardín se llena de lilas, blancos, amarillos, rojos furiosos cruzados con negro.
1
0:00 A una cuadra y media, Marilene Castillo propone otro paseo por un jardín familiar. Hace once años se tomó en serio el hobby de alimentar con néctar de azúcar a los picaflores y abrió su casa al público. Unos 200 pájaros de 9 variedades la visitan y se posan en sus plantas nativas y bonsáis.
12:00 La melodía de una ópera y la omnipresente selva enmarcan el almuerzo en el hotel Loi Suites. El menú condice con esas compañías gratas: bruschettas con jamón crudo, palta, morrón, pimientos y pan tostado, pollo al horno con papas, recubierto por una salsa de mostaza y, de postre, mousse de chocolate. Una caminata hasta el borde del río permite retomar lentamente el ritmo del circuito previsto.
15:00 El tren a gas desde la Estación Central de las Cataratas es una mecedora para dormitar durante 20 minutos, hasta la pasarela de 1.100 m que lleva a la Garganta del Diablo. Varios brazos serenos del río, caimanes quietos bajo el agua, palmeras inmóviles, pequeños saltos e islotes no permiten presagiar la dimensión de la furia de la catarata mayor. Hasta que empiezan a revolotear golondrinas, refresca y una bruma atravesada por el arco iris señala el lugar exacto del impresionante estampido. Cae el sol a las 6 de la tarde y los turistas -apurados por los guardaparques- se resisten a poner fin a la secuencia de fotos.
19:00 En la terraza del hostel Los Troncos -entre helechos gigantes y bananeros-, Sonia Ferrari cuenta leyendas de la selva, mientras sirve cerveza y una picada de fiambres. La gran Garganta y los guaraníes llenan de color y misterios cada relato.
21:00 Los misioneros se muestran tan generosos como la naturaleza a la que cuidan como su joya más valiosa: en la peña Las Cañitas, artistas locales se hermanan magníficamente con músicos jujeños, santafesinos y santiagueños. De tal encuentro fraternal resultan guitarreadas que se estiran hasta la madrugada, acompañadas por asado, empanadas y un autóctono bombón de madera de yacaratiá. Un final a toda orquesta.

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