De Madrid, Roma y París a Amsterdam, Atenas y Praga. Los museos, los monumentos y los cascos medievales.
Barrios de espíritu medieval, monumentos góticos y barrocos, puentes sublimes, museos que acogen piezas de la época clásica, el primer legado de la historia de Occidente, o las obras más prestigiosas del arte renacentista. Pero Europa significa aún más: es playa, montañas, ríos, bellos canales, vida nocturna, arte contemporáneo y popular. Es cierto que, dadas las bajas temperaturas de la región, la época estival del hemisferio sur no es ideal para cruzar el Atlántico. Sin embargo, los amantes del viejo continente no se amedrentarán con el frío, que es bastante llevadero en varios de los destinos que se recomiendan aquí.
Andalucía
Al llegar desde Madrid, la primera parada es Córdoba, antigua capital de la Andalucía musulmana. Son imperdibles la Mezquita, el Alcázar de los Reyes Cristianos, el Palacio Episcopal, el Antiguo Hospital de San Sebastián y la Torre de la Calahorra. Luego, en la alegre Sevilla esperan la Catedral y el Barrio de Santa Cruz; y en Granada, la Alhambra, la más maravillosa ciudad palatina.
Madrid
En un viaje corto a la capital de España, el Parque del Retiro es un buen punto de arranque. Luego se puede caminar por la Gran Vía hasta Plaza de España, beber una "caña" en algún bar de los barrios Tirso de Molina, Huertas o Puerta del Sol y, al final, visitar sus museos (El Prado, Reina Sofía, Thyssen y Caixa Madrid) y el Bernabeu, la catedral del fútbol. A la noche, la ciudad ofrece una de las movidas más intensas del continente.
Barcelona
Puerto activo del Mediterráneo y capital de Cataluña, Barcelona es la preferida de los argentinos. Para disfrutar de su arquitectura moderna hay que caminar por el Paseo de Gracia y ver las creaciones de Antoni Gaudí y Lluís Domenech Montaner. Otros imperdibles son La Sagrada Familia, el Barrio Gótico, la Rambla, el Parque Güell y la playa de la Barceloneta. Y a sólo una hora y media en tren está Figueres, donde se encuentra el Teatro-Museo Dalí.
Portugal
Durante años Portugal no fue prioridad de los viajeros, pero es un error, ya que esta es la tierra que inspiró los versos de Saramago, Pessoa y Camoes. Lisboa es la puerta de entrada y para los amantes del fado, Alfama es el lugar a recorrer. Allí hay que ver la Feira da Ladra, el Barrio Alto -lleno de restaurantes- y el de Belém, con la histórica torre fortificada y su monasterio. Dos consejos. Probar los famosos "pasteles de Belém" y adquirir la Lisboa Card, con la que se viaja sin límite en medios de transporte públicos y se ingresa a 26 museos.
Londres
Un buen punto de partida es perderse en los jardines del Palacio de Buckinham y ver, luego, su excelente colección de arte. Otros imperdibles son el Museo Británico, la Abadía y el Palacio de Westminster, y el Teatro Royal Albert Hall, una de las salas más lujosas del mundo. Ubicado a orillas del río Támesis, el teatro The Globe es muy visitado, ya que acogió a la compañía Lord Chamberlain's Men, donde participaba William Shakespeare. Desde Londres vale la pena recorrer poco más de 600 km y llegar a Edimburgo, la segunda ciudad más grande de Escocia, donde están el Edinburgh Castle y la fantástica National Gallery of Scotland.
Amsterdam
Con más puentes que París y más canales que Venecia, un buen recorrido comienza en la Estación Central. Algunos de los lugares más interesantes son el Museo Rijksmuseum, la casa de Ana Frank, el Museo de Van Gogh, el barrio rojo y la zona de Leidseplein, centro de la vida nocturna. Si ve una feria, no dude: compre una cerveza artesanal y un pedazo de queso; son, junto con los suizos, los más ricos de Europa.
Si viaja con su pareja, en la ciudad se ofrecen románticos minicruceros por los canales, con música en vivo y cena a bordo.
Brujas
Es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. El recorrido se inicia en el Markt (o Grand Place), donde está el campanario construido entre los siglos XIII y XVI. Allí habrá que escalar 366 peldaños para ver la mejor panorámica del lugar. De su atractivo religioso se destaca la iglesia de Nuestra Señora, que tiene la escultura "Virgen con el Niño", de Miguel Ángel. Otras sugerencias son la catedral San Salvador, la Casa del Diamante y los viejos molinos.
París
Lo más recomendable en la capital francesa es caminar por el Distrito I -la ciudad tiene 20-, donde están el Museo del Louvre y el Palacio de las Tullerías. Los Campos Elíseos son una buena parada, hasta llegar a la Torre Eiffel. El resto es seguir el río Sena hasta la catedral de Notre-Dame. El barrio de Montmartre, parador de bohemios como Picasso, Modigliani o Van Gogh, merece una tarde de paseo. Otros ineludibles son el Centro Pompidou, el Museo Pablo Picasso, el Teatro de Odeón y el Museo de Orsay.
Costa Azul
Por ser el sitio al que llegan muchas aerolíneas, Niza es el punto de partida. Hay que caminar la avenida Promenade des Anglais para ver la perfecta hilera de palmeras, las flores y el imponente Mediterráneo. El Paseo de los Ingleses, el Museo Matisse, la Catedral Ortodoxa Rusa de San Nicolás y la Plaza Massena son otros sitios de interés. Luego se puede ir a Cannes, donde los visitantes suelen recorrer el Boulevard de la Croisette y visitar las islas Lérins. Otros con el encanto de la Belle Époque son Saint Tropez, Antibes, Villefranche y Mónaco.
Roma
Intenso, caótico y bello, en el centro de la ciudad hay que visitar la Plaza de España, la Fontana di Trevi y el Panteón. No pueden eludirse el Coliseo, el Foro Romano y el Vaticano. Para comer algo, se puede cruzar el río Tíber y llegar a Trastevere, uno de los barrios más encantadores.
Nápoles
Durante siglos, los turistas se vieron cautivados por la Isla de Capri, en el mar Tirreno. Quizá sea el encanto del Monte Solare, su mar turquesa o las historias de un lugar por el que pasaron fenicios, griegos, romanos, españoles y franceses. En Nápoles, la bahía y el Vesubio son bellezas de difícil descripción. El casco histórico regala el Barrio de Forcella, la Plaza de Gesú y el Barrio de Spaccanapoli. Para los argentinos, la adoración a Maradona es otro de los ingredientes del lugar.
Florencia
Es la ciudad que acoge al famoso David, de Miguel Ángel y sólo basta recorrer su centro histórico para toparse con la cúpula de Santa María del Fiore, el Ponte Vecchio, la Basílica de Santa Cruz y el Palazzo Vecchio. Además, los museos Uffizi, el Bargello y la Galería de la Academia. Un consejo: lleve calzado cómodo y paciencia porque suele haber esperas para entrar en los museos.
Sicilia
En la principal isla de Italia predominan las zonas montañosas, con las cordilleras Madonie, Nebrodi, Peloritani e Iblei. Muchos de los viajeros llegan al lugar buscando su riqueza arqueológica, como Morgantina, Valle de los Templos y Selinunte. Algunas localidades cercanas recomendables son Taormina, Agrigento, Siracusa, Cefalu y Piazza Armerina. Además de una gastronomía excelente, Sicilia ofrece playas, parques naturales, costa, castillos, y catedrales.
Praga
La capital de la República Checa es una de las ciudades mejor conservadas de Europa y en su arquitectura se combinan diversos estilos. Hradcany es su distrito más antiguo, desde donde se recorren el Castillo de Praga y la Catedral de San Vito. Muy cerca está Malá Strana, lleno de palacios, iglesias y plazas. El punto de encuentro es el Puente Carlos y otros de sus atractivos, la Casa Danzante, la Plaza de Wenceslao, la Torre de la Pólvora, la calle Na Prikope y el barrio y museo judío.
Budapest
Dividida en Buda (al oeste, la antigua) y Pest (al este y más moderna), un recorrido puede comenzar en el Castillo de Buda, antiguo palacio de los reyes húngaros, para ver una panorámica excepcional con vista al Puente de las cadenas y al Parlamento Húngaro. Ubicado al lado de la Plaza de los Héroes, el Museo de Bellas Artes tiene en su colección arte egipcio, piezas clásicas y modernas. Además están los museos del Castillo, el Kiscell y el Aquincum. La capital del Danubio tiene una gastronomía original que hay que probar: sus carnes -de caza-, su sopa de pescado y sus dulces.
Grecia
Ciudad-estado en la época clásica, Atenas es hoy la puerta de entrada a este país. Conviene arrancar por sus cinco grandes complejos arqueológicos: la Acrópolis, el Agora antigua, el Agora romana, el Cerámico y el templo de Zeus Olímpico. Quizás una buena forma de entender todo lo anterior sea culminar el día en el Museo Arqueológico Nacional, con la mayor colección de objetos de la Grecia antigua. Las ciudades de Olimpia, Delfos y Meteora pueden completar el recorrido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario