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domingo, 13 de octubre de 2013
RUSIA: MOSCU: Kremlin
La gran fortaleza de Moscú
Una visita al Kremlin, corazón de la capital rusa. Más de 500 años de historia resumidos en catedrales, iglesias, palacios y monumentos de alto valor cultural.
Con sus altas torres puntiagudas, las murallas del Kremlin –uno de los mayores íconos de la capital rusa– rodean una superficie de 30 hectáreas.
El Kremlin, el magnífico complejo frente a la mítica Plaza Roja en Moscú, alcanzó su merecida fama como sede del gobierno revolucionario instalado en Rusia, luego Unión Soviética, hacia 1917. Pero la historia de este conjunto arquitectónico único, de espléndidos palacios de piedra blanca, salas y catedrales, se remonta al siglo XIV.
Esta ciudadela fortificada dibuja un gran triángulo irregular. Construida sobre una de las siete colinas de Moscú, la Borovítskaya (del Pinar), está abrazada por el río Moscova. Las murallas almenadas cubren casi 30 hectáreas y sus torres puntiagudas sobresalen de los muros que tienen entre 5 y 19 metros de altura.
El nombre Moscú aparece mencionado por primera vez en 1147, y la palabra kreml designa la parte amurallada en el centro de una ciudad. En el año 1156, el príncipe Yuri Dolgoruki ordenó construir en la colina una fortaleza de madera, que pasó a ser sede del príncipe de la ciudad. Por entonces, Moscú era un amontonamiento de casas bajas, destino de mercaderes y artesanos, y las murallas eran una forma de proteger la actividad comercial. Toda la ciudad ocupaba una tercera parte de lo que domina el actual Kremlin. Pero esa primera fortaleza fue saqueada y destruida por los tártaros en 1238, y no fue sino hasta el siglo siguiente que el príncipe Dmitri Donskói levantó la gigantesca fortaleza de piedra blanca con nueve torres que, con algunos cambios, hoy se puede visitar en la capital rusa.
Los rusos valoran mucho la puntualidad, por eso cada día, a las 10, se abren las puertas de entrada a esta fortaleza incomparable. Tras una rigurosa revisión de cada visitante, los grupos acceden por la Torre de la Trinidad ( Troitskaya ), la más alta del complejo. La misma por la que entraron victoriosas las tropas de Napoleón en 1812, hazaña que intentó emular Hitler y que, afortunadamente, no logró. La torre tiene 80 metros de altura incluyendo la estrella que la corona y, como otras célebres torres, acumula historias, secretos e intrigas. Desde allí, dicen, el zar podía escapar por pasadizos secretos. También dicen que podía espiar lo que pasaba en la gran plaza que se ubica justo a las puertas del Kremlin. La mítica Plaza Roja.
La más bonita
El nombre Plaza Roja tiene connotaciones asociadas con el régimen comunista. Sin embargo, su nombre en ruso, krasnaya , significa también “bonita”, y ese fue el sentido de su nombre original, que adquirió cuando en ella se construyó la Catedral de San Basilio, en 1554, y todos quedaron prendados de su belleza.
Al ingresar al Kremlin, lo primero que aparece es un edificio moderno, de hierro y acero: el Palacio del Congreso. Construido hace unas pocas décadas, era la sede de las deliberaciones del Partido Comunista ruso. A la izquierda, el edificio del Arsenal, con su fachada color ocre, sorprende por los antiguos cañones hechos por fundidores rusos y por las casi 900 piezas tomadas por las tropas nacionales al ejército de Napoleón, tras ser expulsado.
A pesar de ser sede del gobierno comunista durante gran parte del siglo XX, el Kremlin respira toda la aristocracia heredada de siglos de zarismo. El zar Iván III, conocido para la posteridad como “El Grande” convocó a arquitectos italianos para edificar el conjunto más grandioso de palacios e iglesias, en torno a la Plaza de las Catedrales. Allí se puede ver un sinfín de cúpulas doradas coronadas con cruces y bóvedas de colores.
Pero es sin duda el Campanario de Iván el Grande el que atrae todas las miradas. Con sus 81 metros de altura, servía de torre vigía, y es a la vez el eje que le da un carácter de composición a todo el Kremlin, pues unifica sus edificios, de diferentes épocas y estilos. La torre está construida en tres cuerpos con figura de columna. Son ochavados superpuestos y tienen terraza y galería descubierta con campanas en las mesetas de cada planta. La torre es de ladrillo y hay indicios de que sus cimientos son tan profundos que estarían apoyados en el lecho del río Moscova. Y para más, su cúpula metálica en forma de galbo, cubierta de chapa de cobre dorada, le da brillo y luz, como si el sol se apoyara en su coronilla.
Ingresar a la Torre implica cierto desafío. En el primer cuerpo hay una escalera de piedra de 83 peldaños. En el segundo, la escalera se hace helicoidal y reta con sus 149 escalones. En el tercer cuerpo, tiene incrustada una escalera metálica de 97 peldaños que conduce por entre los muros hasta la cúpula.
A los pies del campanario se encuentra la Campana Zarina, considerada la más grande del mundo, y que nunca repicó; durante un incendio en 1737 se resquebrajó por las altas temperaturas y ya no pudo ser tañida por temor a que se rompiera. Quedó abandonada durante 100 años hasta que fue colocada en exhibición junto al cañón del zar, de 1586, el más antiguo del lugar y que nunca fue utilizado.
La Catedral de la Asunción está en el centro de la plaza de las catedrales del Kremlin, y orienta a su alrededor todos los otros monumentos, entre ellos las catedrales del Arcángel y de la Anunciación. Obra del arquitecto italiano Aristóteles Fioravanti, la Asunción tiene cinco cúpulas doradas que simbolizan a Cristo y los cuatro evangelios. Su interior es espacioso, alto y de gran luminosidad. El ícono más antiguo es el de San Jorge (siglos XI-XII) y el de la Trinidad (siglo XIV). La puerta está enchapada en cobre, con 20 escenas bíblicas pintadas en oro. Los tronos de Iván el Terrible, del año 1551, están tallados en madera y las arañas, labradas en bronce dorado.
Las nueve cúpulas
Por su parte, la Catedral de la Anunciación es la más pequeña. Sus formas elegantes e íntimas daban cobijo a las oraciones de los zares. Además, allí se celebraban bodas y bautismos con gran solemnidad. Sus nueve cúpulas tienen forma de bulbo. Después de construida se le añadió un porche que recibió el nombre de Porche de Iván el Terrible. Como la religión ortodoxa no permitía más que tres casamientos, el temible zar hizo construir este espacio para casarse por cuarta vez.
La vecina Catedral de San Miguel Arcángel, si bien de delicada arquitectura, no está en consonancia con el complejo, pues refleja rasgos del estilo veneciano renacentista, con abundancia de motivos decorativos en piedra blanca. Es el Panteón Real y en su interior guarda los sepulcros de los príncipes y zares rusos hasta Pedro el Grande. El más antiguo es el del príncipe Iván Kalitá, fallecido en 1340.
Al fondo de la Plaza de las Catedrales se encuentra el Palacio del Patriarca, junto a la Iglesia de los Doce Apóstoles. Bordeando la plaza por el lado Oeste, sorprende la Cámara Facetada, cuya fachada, revestida de piedra blanca, forma facetas. Es el edificio civil más antiguo de Moscú.
Por cierto, ninguna otra fortaleza atesora tantas obras de arte como el Kremlin. La cámara de la armería, donde se confeccionaban indumentarias, armaduras y enseres para el palacio, alberga el Museo de Artes Decorativas y Aplicadas –el más antiguo de Rusia–. Es también el más impactante, junto con la Sala de los Diamantes. Se exhiben tronos, vestimentas bordadas con kilos de piedras preciosas, joyas, utensilios de oro macizo con diamantes, zafiros y rubíes. Y una colección de carruajes inimaginable.
Pero esta ciudad dentro de la ciudad, casi un museo integral, aún tiene espacio para más sorpresas. Junto a sus muros, sobre la Plaza Roja, el Mausoleo de Lenin impacta. A pesar de ser pequeño en relación al contexto, este monumento de granito de color rojizo, donde el líder de la Revolución descansa el sueño eterno en su cuerpo embalsamado, incorpora algunos elementos de los mausoleos de la Antigüedad.
Afuera, sobre los adoquines grisazulados de la Plaza Roja pululan los puestos que venden íconos del lugar: cúpulas doradas, gorros de piel y objetos vinculados con la magnífica fortaleza. En los alrededores se ofrecen cervezas y vodkas perfumados y, enfrente, los antiguos y austeros almacenes estatales GUM, ahora convertidos en shopping, ofrecen, paradojas de la historia, las marcas más caras y lujosas del mundo.
INFORMACION
www.kreml.ru/en (inglés)
moscow.ru/es
www.casaderusia.org/ar
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