Una sinfonía de belleza natural
Ushuaia invita a disfrutar de los paseos embarcados, el Parque Nacional y la impactante vista de las montañas.
La especial arquitectura al mejor estilo centroeuropeo junto a su infraestructura de nivel internacional reviven en la cuasi bucólica Ushuaia la alegría de los cuentos de hadas. Reconocida por sus importantes eventos –como la novena edición del Festival Internacional de Música Clásica en el Fin del Mundo, que se lleva a cabo en estos días hasta el 19 de octubre–, gran parte de la economía de la capital de Tierra del Fuego depende del turismo.
La ciudad está envuelta en esos menesteres durante todo el año. De la vida tranquila del interior al encanto de la cultura sureña, la oferta brinda alternativas de paseos y excursiones. Fundada el 12 de octubre de 1884 por el marino argentino de origen uruguayo Augusto Lasserre, se halla en las costas del canal Beagle rodeada por la cadena montañosa del Martial, en la bahía de Ushuaia. Los alrededores de “la ciudad más austral del mundo” comprenden un mosaico paisajístico de montañas, bosques, glaciares, ríos, lagos y canales.
El primer encuentro con los pobladores originarios de estas tierras, en el extremo sur del continente, fue en 1520. El navegante portugués Fernando de Magallanes avistó a unos corpulentos nativos desde su nave Victoria, que le parecieron gigantescos. Recordó entonces la palabra con la cual llamaban a unos personajes de similar magnitud de una obra de teatro que había presenciado y, por eso, los bautizó “patagones”. Dio origen así al nombre que ostenta el inmenso territorio del sur de Argentina y Chile. Una de las características de aquellos primitivos aonikenk era que tenían estaturas respetables, con un promedio de 1,80 metro. Pensar que sólo un par de siglos atrás eran los dueños absolutos de estas tierras y mares, junto a los selknam, kaweskar y yámanas. Dejaron sus huellas y hoy es posible entretenerse y deleitarse con su historia.
Desde la cima de un cerro donde uno pareciera hacer cumbre a sus deseos y pisando charcos que ajedrezan el piso, se exaltan los espectáculos de Ushuaia. La exquisita blancura de almendra de las nieves eternas, senderos que suben y bajan por los parques que el verano teñirá de matices de verde, cercanos a una ciudad límpida, que no distingue entre épocas del año. En una paradoja notable, el viento parece atrapado, soplando por aquí, soplando por allá, tanto en invierno como en verano. El aire está muy despejado y aparecen apenas unas pálidas nubes, que rápido se desmoronan y se ve el canal Beagle, donde cada ola repite la anterior.
Barcos de recreo, con sus cubiertas dando inofensivos tumbos, pero henchidas del fragor de un pasado de lucha contra implacables tormentas, están anclados orgullosos junto a catamaranes que recorren el canal, cuya orientación de este a oeste comunica los océanos Atlántico y Pacífico. El recorrido llega hasta la colonia de pingüinos magallánicos y hasta el Faro Les Eclaireurs, una torre rojiblanca de 11 m de altura, alimentada por paneles solares en un islote a 17 km de Ushuaia. Un rato antes, en la isla Alicia, leones marinos rodeados de sus hembras parecen observar vanidosamente alzando sus cabezas de poligámicos machos alfa. Sobre las rocas, cormoranes imperiales blancos y negros tienen las crestas rojizas, signo ineludible de que custodian a sus parejas ya que es la época de la procreación. El cormorán es un excelente nadador y llega a los 40 metros de profundidad. No hace lo mismo la gaviota cocinera, ya que vive del robo del alimento de las otras aves.
El puerto está sobre la avenida Maipú o Costanera, paralela a la calle principal San Martín, cuya extensión va desde el cementerio hasta el Museo del Presidio, el famoso penal de Ushuaia que funcionó desde 1902 hasta 1947.
En el Parque Nacional Tierra del Fuego, el Tren del Fin del Mundo recrea un didáctico trayecto que cuenta la historia de vida de los presos. Hay árboles caídos en estas latitudes, cuyos troncos fueron tumbados por los fuertes vientos y otros resisten aún flameando. Deben cuidarse de los castores, especies de ingenieros que construyen sus madrigueras en el lugar equivocado. Estos animales fueron introducidos por error hace muchos años en Tierra del Fuego y modifican los ambientes para construir diques que mantengan un embalse donde instalar la colonia familiar. Así, sacrifican valiosos bosques nativos. Aún no afectaron los “concheros yámanas”, yacimientos arqueológicos que permiten saber que los nativos vivieron en esta zona al menos hace 7 mil años. Cambian los paisajes y los nombres en el sur, como Fernando de Magallanes, Francis Drake, Robert Fitz Roy y Charles Darwin, que exploraron este territorio y dieron lugar a leyendas, historias y a otros nombres, como Tierra del Fuego, Patagonia y Terra Australis. Motivan la curiosidad de visitantes de todo el mundo. Hay muchos territorios vírgenes, lo que brinda otras formas de distracción y aventura, hasta convertir al viajero en un indagador de la cautivante naturaleza.
Una vasta perspectiva permite apreciar a miles de paseantes que recorren Ushuaia. Muchos disfrutan del arte musical que ofrece el auditorio del hotel Arakur: gala lírica, recitales de piano y tango sinfónico, mientras contemplan lucecitas altas y brillantes que parecen arder, subiendo y descendiendo. En un caprichoso mapamundi invertido, Ushuaia es el lugar donde asoma el principio, el comienzo del mundo.
INFORMACION
(02901) 424-550/432-000.
muniush@gmail.com
www.turismoushuaia.com
www.ushuaia.gob.ar/turismo
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