Misiones: Puerto Iguazú, el encantador portal hacia las Cataratas
Con un típico ambiente de pueblo fronterizo ofrece diversión para toda la familia, gran variedad de alojamientos y actividades para disfrutar a fondo de la naturaleza
PUERTO IGUAZU.- La tierra roja, marca registrada de la región, sigue empeñosa tiñendo los vehículos y las veredas de este pueblo portuario, el portal hacia las magníficas cataratas que encierra el Parque Nacional, una de las maravillas naturales de la Argentina. Encerrada por un selvático verde y con ese particular toque de pueblo fronterizo, que se advierte principalmente en el centro de la ciudad, donde los carteles de los comercios entremezclan el castellano, portugués y guaraní, hacen del lugar un destino turístico ideal para grandes y chicos.
Siguiendo el ritmo de la avenida Victoria Aguirre, principal arteria de la ciudad, con un abigarrado conjunto de bares, restaurantes y negocios de todo tipo, las calles serpentean, suben y bajan, bordeando las altas costas abarrancadas que miran a los ríos Iguazú y Paraná, hasta llegar al sorprendente mapa a escala humana donde se puede ver, allí nomás, a nuestras vecinas Brasil y Paraguay, desde el hito que marca las tres fronteras, un mirador natural de gran imponencia.
El colorido paisaje y el clima subtropical le dan a Puerto Iguazú un encanto especial, a lo que se le suman sus orígenes, donde conquistadores, jesuitas y pioneros dejaron sus huellas junto a la cultura de los guaraníes cuyos descendientes aún pueblan la región.
Con un futuro prometedor, la zona se ha convertido en un interesante polo turístico, pleno de propuestas para todos los gustos. Basta recorrerla para comprobar la gran cantidad de hoteles y lodges con que cuenta, desde muy exclusivos cinco estrellas hasta sencillos hoteles con encanto, punto de partida de inolvidables paseos que acercan a la naturaleza, donde sin duda las cataratas del Iguazú siguen siendo una visita impostergable.
Para completar la esencia original de este pueblo están los casinos, donde se tienta a la fortuna en los juegos de azar que allí se ofrecen.
Hoteles, lodges y cabañas
El deck de la pileta y la frondosa costa brasileña, casi al alcance de la mano, y el pintoresco puerto abajo, completan la ilusión de estar en alguna lejana isla. El hotel Panoramic, con apenas unos meses, es uno de los cinco estrellas que comienzan a poblar Puerto Iguazú. De confortable y despojada decoración ofrece impecables servicios en sus habitaciones y suites, y hasta un exclusivo casino con maquinitas y ruleta electrónica, que se anuncia ni bien se llega al luminoso lobby.
Fiel a su nombre, brinda inmejorables vistas del intenso entorno, la confluencia de los ríos y el puente Tancredo Neves, cruce al Brasil. Desde sus galerías, trago de ricas frutas en mano, se puede disfrutar de los bellos atardeceres misioneros cuando el cielo se incendia tras la selva.
Luciano Grimaldi, un argentino recién importado de Alemania por la empresa, es el chef director del lugar, que cuenta con varios reductos para degustar su excelente carta, donde los pescados de la región tienen un gran protagonismo, junto a seleccionados toques de la cocina regional.
El Iguazú Grand Hotel & Casino aparece como un tropical Las Vegas, donde el juego es uno de sus principales atractivos. En sus varios edificios, dentro de un exuberante parque que lo envuelve, el hotel que cuenta con todo el confort de un cinco estrellas recibe la visita de argentinos y también de los países vecinos, que vienen a probar suerte en su importante casino.
Pensado para disfrutar en familia, los más chicos cuentan también con un espacio de juegos, esta vez de otro tipo, guiados por maestras especializadas que a manera de niñeras de tiempo completo, los acompañarán hasta en las horas de las comidas. Tiene también varios restaurantes de cuidada gastronomía, un amplio y elegante quincho donde degustar carnes y ricos pescados de río a la parrilla, y un spa para embellecerse, por ejemplo, con una refrescante mascarilla de yerba mate.
Para los que prefieran un contacto directo con la naturaleza están los lodges, como el Iguazú Jungle, un conjunto de lindísimas cabañas y lofts de verdes techos que se funden en el entorno, rodeando la gran piscina. El lugar invita a días de paz y a internarse en los cercanos senderos, para admirar la bella flora de la región, todo un programa. En el camino que lleva a las Cataratas, pleno de hoteles para todos los gustos y bolsillos, hay otros dos apacibles sitios: Las Cabañas del Leñador y El Refugio del Mensú.
Todo para hacer
Como un gran parque de diversiones coronado por el esplendor de la naturaleza, Puerto Iguazú brinda una gran oferta de atracciones. La Aripuca es una de ellas. Duplicada a escala monumental con el diseño de la ancestral trampa que los indígenas usaban para cazar animales, utilizando para eso troncos de centenarios árboles autóctonos, la construcción a la que se accede por puentes es una maravilla para recorrer.
El predio cuenta además con sitios como el Tacurú y el Yate-I, donde están las famosas piedras semipreciosas de la región y artesanos trabajando en cestería; El Cucurucho, para degustar sabores típicos misioneros y hasta un helado de yerba mate, y una singular cabina telefónica dentro de un gran tronco, para hacer llamadas a cualquier lugar del mundo.
Los que aman la ecología disfrutarán de una visita a Güira-Oga, centro de recuperación y conservación de aves silvestres de la región. Sin fines de lucro y en 20 hectáreas de selva lindantes con el Parque Nacional, esta institución conservacionista y educativa ha desarrollado una serie de circuitos donde acercarse a la avifauna. Cuenta con un centro de interpretación y un aviario, con tucanes, macucos, pavas de monte, gran variedad de loros, águilas, halcones y guacamayos, entre muchas otras. Tiene también un hospital de aves, y en un paseo por los circuitos se puede ver de cerca algunas de ellas en su hábitat natural.
Las orquídeas son otra de las joyas de Iguazú. De diferentes diseños, tamaños y colores, las bellas y exóticas flores se exhiben en gran variedad en el orquidiario del Indio Solitario y en el centro, en Arlequín, donde además se venden bulbos para llevar a casa.
La aventura, en un lugar como éste, es infaltable. Hay empresas como Iguazú Forest que ofrecen paquetes con opciones especiales para los deportistas, desde trekking hasta paseos en 4x4, también wet rappeling, jumar, canoeing y jungla biking, ente otras actividades.
Aventuras Almirón brinda navegación por los ríos Iguazú y Paraná, y campamentos donde practicar la pesca deportiva del dorado, manguruyú, pacú y surubí.
Rastros jesuitas
Llegar a San Ignacio Miní, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y sumergirse en sus bellas y recuperadas ruinas es un viaje imperdible. A un poco más de dos horas desde Puerto Iguazú, el viaje merece la pena. Con su fundación en el siglo XVII por los jesuitas, cien años más tarde contaba con 3000 habitantes. Con imponentes construcciones en la rojiza piedra de asperón rojo, imponentes portales y terrazas con balaustradas, está inmersa en un intenso verdor tropical y deslumbra al visitante. Recién inaugurado en lo que fue el antiguo edificio de una escuela, su centro de interpretación tiene un moderno perfil museológico donde se combinan sonidos, colores e iluminación, que junto a valiosas piezas, especialmente tallas en madera, reconstruyen la época de esplendor de las misiones jesuítico-guaraníes.
Datos útiles
Informes
En Buenos Aires . Casa de Misiones: Av. Santa Fe 983; 4322-0686.
En Iguazú. Secretaría de Turismo: Av. Victoria Aguirre 311, (03757) 420800
En Este blog encontrara descripciones de variados destinos, buscando aportar informacion, y experiencias diferentes
miércoles, 30 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
ARGENTINA: USHUAIA: Una sinfonía de belleza natural
Una sinfonía de belleza natural
Ushuaia invita a disfrutar de los paseos embarcados, el Parque Nacional y la impactante vista de las montañas.
La especial arquitectura al mejor estilo centroeuropeo junto a su infraestructura de nivel internacional reviven en la cuasi bucólica Ushuaia la alegría de los cuentos de hadas. Reconocida por sus importantes eventos –como la novena edición del Festival Internacional de Música Clásica en el Fin del Mundo, que se lleva a cabo en estos días hasta el 19 de octubre–, gran parte de la economía de la capital de Tierra del Fuego depende del turismo.
La ciudad está envuelta en esos menesteres durante todo el año. De la vida tranquila del interior al encanto de la cultura sureña, la oferta brinda alternativas de paseos y excursiones. Fundada el 12 de octubre de 1884 por el marino argentino de origen uruguayo Augusto Lasserre, se halla en las costas del canal Beagle rodeada por la cadena montañosa del Martial, en la bahía de Ushuaia. Los alrededores de “la ciudad más austral del mundo” comprenden un mosaico paisajístico de montañas, bosques, glaciares, ríos, lagos y canales.
El primer encuentro con los pobladores originarios de estas tierras, en el extremo sur del continente, fue en 1520. El navegante portugués Fernando de Magallanes avistó a unos corpulentos nativos desde su nave Victoria, que le parecieron gigantescos. Recordó entonces la palabra con la cual llamaban a unos personajes de similar magnitud de una obra de teatro que había presenciado y, por eso, los bautizó “patagones”. Dio origen así al nombre que ostenta el inmenso territorio del sur de Argentina y Chile. Una de las características de aquellos primitivos aonikenk era que tenían estaturas respetables, con un promedio de 1,80 metro. Pensar que sólo un par de siglos atrás eran los dueños absolutos de estas tierras y mares, junto a los selknam, kaweskar y yámanas. Dejaron sus huellas y hoy es posible entretenerse y deleitarse con su historia.
Desde la cima de un cerro donde uno pareciera hacer cumbre a sus deseos y pisando charcos que ajedrezan el piso, se exaltan los espectáculos de Ushuaia. La exquisita blancura de almendra de las nieves eternas, senderos que suben y bajan por los parques que el verano teñirá de matices de verde, cercanos a una ciudad límpida, que no distingue entre épocas del año. En una paradoja notable, el viento parece atrapado, soplando por aquí, soplando por allá, tanto en invierno como en verano. El aire está muy despejado y aparecen apenas unas pálidas nubes, que rápido se desmoronan y se ve el canal Beagle, donde cada ola repite la anterior.
Barcos de recreo, con sus cubiertas dando inofensivos tumbos, pero henchidas del fragor de un pasado de lucha contra implacables tormentas, están anclados orgullosos junto a catamaranes que recorren el canal, cuya orientación de este a oeste comunica los océanos Atlántico y Pacífico. El recorrido llega hasta la colonia de pingüinos magallánicos y hasta el Faro Les Eclaireurs, una torre rojiblanca de 11 m de altura, alimentada por paneles solares en un islote a 17 km de Ushuaia. Un rato antes, en la isla Alicia, leones marinos rodeados de sus hembras parecen observar vanidosamente alzando sus cabezas de poligámicos machos alfa. Sobre las rocas, cormoranes imperiales blancos y negros tienen las crestas rojizas, signo ineludible de que custodian a sus parejas ya que es la época de la procreación. El cormorán es un excelente nadador y llega a los 40 metros de profundidad. No hace lo mismo la gaviota cocinera, ya que vive del robo del alimento de las otras aves.
El puerto está sobre la avenida Maipú o Costanera, paralela a la calle principal San Martín, cuya extensión va desde el cementerio hasta el Museo del Presidio, el famoso penal de Ushuaia que funcionó desde 1902 hasta 1947.
En el Parque Nacional Tierra del Fuego, el Tren del Fin del Mundo recrea un didáctico trayecto que cuenta la historia de vida de los presos. Hay árboles caídos en estas latitudes, cuyos troncos fueron tumbados por los fuertes vientos y otros resisten aún flameando. Deben cuidarse de los castores, especies de ingenieros que construyen sus madrigueras en el lugar equivocado. Estos animales fueron introducidos por error hace muchos años en Tierra del Fuego y modifican los ambientes para construir diques que mantengan un embalse donde instalar la colonia familiar. Así, sacrifican valiosos bosques nativos. Aún no afectaron los “concheros yámanas”, yacimientos arqueológicos que permiten saber que los nativos vivieron en esta zona al menos hace 7 mil años. Cambian los paisajes y los nombres en el sur, como Fernando de Magallanes, Francis Drake, Robert Fitz Roy y Charles Darwin, que exploraron este territorio y dieron lugar a leyendas, historias y a otros nombres, como Tierra del Fuego, Patagonia y Terra Australis. Motivan la curiosidad de visitantes de todo el mundo. Hay muchos territorios vírgenes, lo que brinda otras formas de distracción y aventura, hasta convertir al viajero en un indagador de la cautivante naturaleza.
Una vasta perspectiva permite apreciar a miles de paseantes que recorren Ushuaia. Muchos disfrutan del arte musical que ofrece el auditorio del hotel Arakur: gala lírica, recitales de piano y tango sinfónico, mientras contemplan lucecitas altas y brillantes que parecen arder, subiendo y descendiendo. En un caprichoso mapamundi invertido, Ushuaia es el lugar donde asoma el principio, el comienzo del mundo.
INFORMACION
(02901) 424-550/432-000.
muniush@gmail.com
www.turismoushuaia.com
www.ushuaia.gob.ar/turismo
Ushuaia invita a disfrutar de los paseos embarcados, el Parque Nacional y la impactante vista de las montañas.
La especial arquitectura al mejor estilo centroeuropeo junto a su infraestructura de nivel internacional reviven en la cuasi bucólica Ushuaia la alegría de los cuentos de hadas. Reconocida por sus importantes eventos –como la novena edición del Festival Internacional de Música Clásica en el Fin del Mundo, que se lleva a cabo en estos días hasta el 19 de octubre–, gran parte de la economía de la capital de Tierra del Fuego depende del turismo.
La ciudad está envuelta en esos menesteres durante todo el año. De la vida tranquila del interior al encanto de la cultura sureña, la oferta brinda alternativas de paseos y excursiones. Fundada el 12 de octubre de 1884 por el marino argentino de origen uruguayo Augusto Lasserre, se halla en las costas del canal Beagle rodeada por la cadena montañosa del Martial, en la bahía de Ushuaia. Los alrededores de “la ciudad más austral del mundo” comprenden un mosaico paisajístico de montañas, bosques, glaciares, ríos, lagos y canales.
El primer encuentro con los pobladores originarios de estas tierras, en el extremo sur del continente, fue en 1520. El navegante portugués Fernando de Magallanes avistó a unos corpulentos nativos desde su nave Victoria, que le parecieron gigantescos. Recordó entonces la palabra con la cual llamaban a unos personajes de similar magnitud de una obra de teatro que había presenciado y, por eso, los bautizó “patagones”. Dio origen así al nombre que ostenta el inmenso territorio del sur de Argentina y Chile. Una de las características de aquellos primitivos aonikenk era que tenían estaturas respetables, con un promedio de 1,80 metro. Pensar que sólo un par de siglos atrás eran los dueños absolutos de estas tierras y mares, junto a los selknam, kaweskar y yámanas. Dejaron sus huellas y hoy es posible entretenerse y deleitarse con su historia.
Desde la cima de un cerro donde uno pareciera hacer cumbre a sus deseos y pisando charcos que ajedrezan el piso, se exaltan los espectáculos de Ushuaia. La exquisita blancura de almendra de las nieves eternas, senderos que suben y bajan por los parques que el verano teñirá de matices de verde, cercanos a una ciudad límpida, que no distingue entre épocas del año. En una paradoja notable, el viento parece atrapado, soplando por aquí, soplando por allá, tanto en invierno como en verano. El aire está muy despejado y aparecen apenas unas pálidas nubes, que rápido se desmoronan y se ve el canal Beagle, donde cada ola repite la anterior.
Barcos de recreo, con sus cubiertas dando inofensivos tumbos, pero henchidas del fragor de un pasado de lucha contra implacables tormentas, están anclados orgullosos junto a catamaranes que recorren el canal, cuya orientación de este a oeste comunica los océanos Atlántico y Pacífico. El recorrido llega hasta la colonia de pingüinos magallánicos y hasta el Faro Les Eclaireurs, una torre rojiblanca de 11 m de altura, alimentada por paneles solares en un islote a 17 km de Ushuaia. Un rato antes, en la isla Alicia, leones marinos rodeados de sus hembras parecen observar vanidosamente alzando sus cabezas de poligámicos machos alfa. Sobre las rocas, cormoranes imperiales blancos y negros tienen las crestas rojizas, signo ineludible de que custodian a sus parejas ya que es la época de la procreación. El cormorán es un excelente nadador y llega a los 40 metros de profundidad. No hace lo mismo la gaviota cocinera, ya que vive del robo del alimento de las otras aves.
El puerto está sobre la avenida Maipú o Costanera, paralela a la calle principal San Martín, cuya extensión va desde el cementerio hasta el Museo del Presidio, el famoso penal de Ushuaia que funcionó desde 1902 hasta 1947.
En el Parque Nacional Tierra del Fuego, el Tren del Fin del Mundo recrea un didáctico trayecto que cuenta la historia de vida de los presos. Hay árboles caídos en estas latitudes, cuyos troncos fueron tumbados por los fuertes vientos y otros resisten aún flameando. Deben cuidarse de los castores, especies de ingenieros que construyen sus madrigueras en el lugar equivocado. Estos animales fueron introducidos por error hace muchos años en Tierra del Fuego y modifican los ambientes para construir diques que mantengan un embalse donde instalar la colonia familiar. Así, sacrifican valiosos bosques nativos. Aún no afectaron los “concheros yámanas”, yacimientos arqueológicos que permiten saber que los nativos vivieron en esta zona al menos hace 7 mil años. Cambian los paisajes y los nombres en el sur, como Fernando de Magallanes, Francis Drake, Robert Fitz Roy y Charles Darwin, que exploraron este territorio y dieron lugar a leyendas, historias y a otros nombres, como Tierra del Fuego, Patagonia y Terra Australis. Motivan la curiosidad de visitantes de todo el mundo. Hay muchos territorios vírgenes, lo que brinda otras formas de distracción y aventura, hasta convertir al viajero en un indagador de la cautivante naturaleza.
Una vasta perspectiva permite apreciar a miles de paseantes que recorren Ushuaia. Muchos disfrutan del arte musical que ofrece el auditorio del hotel Arakur: gala lírica, recitales de piano y tango sinfónico, mientras contemplan lucecitas altas y brillantes que parecen arder, subiendo y descendiendo. En un caprichoso mapamundi invertido, Ushuaia es el lugar donde asoma el principio, el comienzo del mundo.
INFORMACION
(02901) 424-550/432-000.
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www.ushuaia.gob.ar/turismo
RUSIA: MOSCU: Kremlin
La gran fortaleza de Moscú
Una visita al Kremlin, corazón de la capital rusa. Más de 500 años de historia resumidos en catedrales, iglesias, palacios y monumentos de alto valor cultural.
Con sus altas torres puntiagudas, las murallas del Kremlin –uno de los mayores íconos de la capital rusa– rodean una superficie de 30 hectáreas.
El Kremlin, el magnífico complejo frente a la mítica Plaza Roja en Moscú, alcanzó su merecida fama como sede del gobierno revolucionario instalado en Rusia, luego Unión Soviética, hacia 1917. Pero la historia de este conjunto arquitectónico único, de espléndidos palacios de piedra blanca, salas y catedrales, se remonta al siglo XIV.
Esta ciudadela fortificada dibuja un gran triángulo irregular. Construida sobre una de las siete colinas de Moscú, la Borovítskaya (del Pinar), está abrazada por el río Moscova. Las murallas almenadas cubren casi 30 hectáreas y sus torres puntiagudas sobresalen de los muros que tienen entre 5 y 19 metros de altura.
El nombre Moscú aparece mencionado por primera vez en 1147, y la palabra kreml designa la parte amurallada en el centro de una ciudad. En el año 1156, el príncipe Yuri Dolgoruki ordenó construir en la colina una fortaleza de madera, que pasó a ser sede del príncipe de la ciudad. Por entonces, Moscú era un amontonamiento de casas bajas, destino de mercaderes y artesanos, y las murallas eran una forma de proteger la actividad comercial. Toda la ciudad ocupaba una tercera parte de lo que domina el actual Kremlin. Pero esa primera fortaleza fue saqueada y destruida por los tártaros en 1238, y no fue sino hasta el siglo siguiente que el príncipe Dmitri Donskói levantó la gigantesca fortaleza de piedra blanca con nueve torres que, con algunos cambios, hoy se puede visitar en la capital rusa.
Los rusos valoran mucho la puntualidad, por eso cada día, a las 10, se abren las puertas de entrada a esta fortaleza incomparable. Tras una rigurosa revisión de cada visitante, los grupos acceden por la Torre de la Trinidad ( Troitskaya ), la más alta del complejo. La misma por la que entraron victoriosas las tropas de Napoleón en 1812, hazaña que intentó emular Hitler y que, afortunadamente, no logró. La torre tiene 80 metros de altura incluyendo la estrella que la corona y, como otras célebres torres, acumula historias, secretos e intrigas. Desde allí, dicen, el zar podía escapar por pasadizos secretos. También dicen que podía espiar lo que pasaba en la gran plaza que se ubica justo a las puertas del Kremlin. La mítica Plaza Roja.
La más bonita
El nombre Plaza Roja tiene connotaciones asociadas con el régimen comunista. Sin embargo, su nombre en ruso, krasnaya , significa también “bonita”, y ese fue el sentido de su nombre original, que adquirió cuando en ella se construyó la Catedral de San Basilio, en 1554, y todos quedaron prendados de su belleza.
Al ingresar al Kremlin, lo primero que aparece es un edificio moderno, de hierro y acero: el Palacio del Congreso. Construido hace unas pocas décadas, era la sede de las deliberaciones del Partido Comunista ruso. A la izquierda, el edificio del Arsenal, con su fachada color ocre, sorprende por los antiguos cañones hechos por fundidores rusos y por las casi 900 piezas tomadas por las tropas nacionales al ejército de Napoleón, tras ser expulsado.
A pesar de ser sede del gobierno comunista durante gran parte del siglo XX, el Kremlin respira toda la aristocracia heredada de siglos de zarismo. El zar Iván III, conocido para la posteridad como “El Grande” convocó a arquitectos italianos para edificar el conjunto más grandioso de palacios e iglesias, en torno a la Plaza de las Catedrales. Allí se puede ver un sinfín de cúpulas doradas coronadas con cruces y bóvedas de colores.
Pero es sin duda el Campanario de Iván el Grande el que atrae todas las miradas. Con sus 81 metros de altura, servía de torre vigía, y es a la vez el eje que le da un carácter de composición a todo el Kremlin, pues unifica sus edificios, de diferentes épocas y estilos. La torre está construida en tres cuerpos con figura de columna. Son ochavados superpuestos y tienen terraza y galería descubierta con campanas en las mesetas de cada planta. La torre es de ladrillo y hay indicios de que sus cimientos son tan profundos que estarían apoyados en el lecho del río Moscova. Y para más, su cúpula metálica en forma de galbo, cubierta de chapa de cobre dorada, le da brillo y luz, como si el sol se apoyara en su coronilla.
Ingresar a la Torre implica cierto desafío. En el primer cuerpo hay una escalera de piedra de 83 peldaños. En el segundo, la escalera se hace helicoidal y reta con sus 149 escalones. En el tercer cuerpo, tiene incrustada una escalera metálica de 97 peldaños que conduce por entre los muros hasta la cúpula.
A los pies del campanario se encuentra la Campana Zarina, considerada la más grande del mundo, y que nunca repicó; durante un incendio en 1737 se resquebrajó por las altas temperaturas y ya no pudo ser tañida por temor a que se rompiera. Quedó abandonada durante 100 años hasta que fue colocada en exhibición junto al cañón del zar, de 1586, el más antiguo del lugar y que nunca fue utilizado.
La Catedral de la Asunción está en el centro de la plaza de las catedrales del Kremlin, y orienta a su alrededor todos los otros monumentos, entre ellos las catedrales del Arcángel y de la Anunciación. Obra del arquitecto italiano Aristóteles Fioravanti, la Asunción tiene cinco cúpulas doradas que simbolizan a Cristo y los cuatro evangelios. Su interior es espacioso, alto y de gran luminosidad. El ícono más antiguo es el de San Jorge (siglos XI-XII) y el de la Trinidad (siglo XIV). La puerta está enchapada en cobre, con 20 escenas bíblicas pintadas en oro. Los tronos de Iván el Terrible, del año 1551, están tallados en madera y las arañas, labradas en bronce dorado.
Las nueve cúpulas
Por su parte, la Catedral de la Anunciación es la más pequeña. Sus formas elegantes e íntimas daban cobijo a las oraciones de los zares. Además, allí se celebraban bodas y bautismos con gran solemnidad. Sus nueve cúpulas tienen forma de bulbo. Después de construida se le añadió un porche que recibió el nombre de Porche de Iván el Terrible. Como la religión ortodoxa no permitía más que tres casamientos, el temible zar hizo construir este espacio para casarse por cuarta vez.
La vecina Catedral de San Miguel Arcángel, si bien de delicada arquitectura, no está en consonancia con el complejo, pues refleja rasgos del estilo veneciano renacentista, con abundancia de motivos decorativos en piedra blanca. Es el Panteón Real y en su interior guarda los sepulcros de los príncipes y zares rusos hasta Pedro el Grande. El más antiguo es el del príncipe Iván Kalitá, fallecido en 1340.
Al fondo de la Plaza de las Catedrales se encuentra el Palacio del Patriarca, junto a la Iglesia de los Doce Apóstoles. Bordeando la plaza por el lado Oeste, sorprende la Cámara Facetada, cuya fachada, revestida de piedra blanca, forma facetas. Es el edificio civil más antiguo de Moscú.
Por cierto, ninguna otra fortaleza atesora tantas obras de arte como el Kremlin. La cámara de la armería, donde se confeccionaban indumentarias, armaduras y enseres para el palacio, alberga el Museo de Artes Decorativas y Aplicadas –el más antiguo de Rusia–. Es también el más impactante, junto con la Sala de los Diamantes. Se exhiben tronos, vestimentas bordadas con kilos de piedras preciosas, joyas, utensilios de oro macizo con diamantes, zafiros y rubíes. Y una colección de carruajes inimaginable.
Pero esta ciudad dentro de la ciudad, casi un museo integral, aún tiene espacio para más sorpresas. Junto a sus muros, sobre la Plaza Roja, el Mausoleo de Lenin impacta. A pesar de ser pequeño en relación al contexto, este monumento de granito de color rojizo, donde el líder de la Revolución descansa el sueño eterno en su cuerpo embalsamado, incorpora algunos elementos de los mausoleos de la Antigüedad.
Afuera, sobre los adoquines grisazulados de la Plaza Roja pululan los puestos que venden íconos del lugar: cúpulas doradas, gorros de piel y objetos vinculados con la magnífica fortaleza. En los alrededores se ofrecen cervezas y vodkas perfumados y, enfrente, los antiguos y austeros almacenes estatales GUM, ahora convertidos en shopping, ofrecen, paradojas de la historia, las marcas más caras y lujosas del mundo.
INFORMACION
www.kreml.ru/en (inglés)
moscow.ru/es
www.casaderusia.org/ar
ITALIA: VENETO: Verona, Vicenza, Treviso, Belluno y Cortina d’Ampezzo
Romance con el Véneto
Por Celeste Choclin
Verona, Vicenza, Treviso, Belluno y Cortina d’Ampezzo, destinos ineludibles en esta región del noreste italiano.
A pocos kilómetros de Venecia se emplazan ciudades con historias antiguas y paisajes deslumbrantes. Proponemos un recorrido por algunas de las ciudades de la región del Véneto. La primera parada se impregna del aire romántico que inspira la Verona de Romeo y Julieta, luego pasaremos por hermosas urbes como Vicenza y Treviso, hasta el norte de la región, camino a la frontera con Austria, donde Belluno y la población de Cortina d’Ampezzo –en la provincia de Belluno– sumergen a los viajeros en un entorno montañoso con gran vegetación, protagonizado por el cordón de los Dolomitas, la parte oriental de los Alpes. Historias que se recrean mientras el paisaje colma todos los sentidos.
Amor eterno
“Romeo, quítate el nombre, y a cambio de tu nombre, que no es parte de ti, tómame a mi toda entera”, pronunciaba con decisión Julieta desde un balcón de Verona . No por casualidad Shakespeare eligió esta ciudad para situar uno de los dramas más famosos de la historia. A 120 km de Venecia, sus orígenes se remontan al 300 aC. y su desarrollo se vio acompañado por el crecimiento del Imperio Romano.
De esa época se conservan el teatro, las dos puertas de la ciudad y el Arco del Triunfo. En especial se destaca la Arena, un gran anfiteatro construido en el siglo I que, con capacidad para 22.000 espectadores y en perfecto estado de conservación. A pocos pasos de la Piazza delle Erbe, antiguo foro romano, está la Torre dei Lamberti, que con 84 metros luce imponente.
Palacios, castillos, iglesias y puentes que cruzan el río Adige dan cuenta de una ciudad donde los siglos dejaron huella. Pero sin duda, el atractivo mayor (aquel que los turistas con un suspiro contenido desean visitar) es la que según cuenta la tradición –aunque haya tantas dudas como certezas– fue la casa “di Giulietta” . El famoso balcón desde donde la pareja juró romper con una histórica discordia entre familias para amarse secretamente convoca a miles de visitantes. Como un santuario, parejas de todo el mundo entran en este palacio gótico del siglo XIII, en el número 27 de la Vía Capello, y dejan notas de amor pegadas en las paredes.
Luego de sacarse una foto con la estatua en bronce de Julieta, salen del recinto con la sensación de haber hecho propias esas promesas de amor verdadero: “…mi generosidad es ilimitada como el mar, y amor tan hondo como él: cuanto más te doy, más tengo, pues ambos son infinitos” , declaraba Julieta tal vez desde este balcón, tal vez desde otro, pero lo que es seguro es que pasados siglos sigue resonando desde miles de escenarios en todo el mundo.
Huellas de la historia
De las más antiguas de la región, sus orígenes se remontan a la prehistoria. Sin embargo, Vicenza supo florecer en el siglo XVI gracias a Andrea Palladio. Buena parte del legado de uno de los más grandes arquitectos de la época se encuentra disgregado en esta ciudad, a 60 km de Venecia.
Iglesias, palacios, jardines y edificios se sitúan en el casco antiguo, entre los que se destaca la basílica Palladiana y, en especial, el teatro Olímpico. Este maravilloso recinto de 1580 fue el primer teatro cerrado del mundo. Su increíble interior imita el estilo del antiguo teatro romano al aire libre, con gradas semicirculares y un enorme escenario rectangular donde se ven representadas en perspectiva las calles de Tebas. La decoración del escenario resultó tan atractiva que se ha mantenido intacta hasta nuestros días.
De calles que serpentean el trazado urbano y canales de agua que proporcionan rincones de calma en medio de la ciudad, Treviso invita a vivir una estancia relajada. A 30 km de Venecia, la ciudad resulta encantadora y amerita un paseo tranquilo para saborear cada uno de sus rincones.
Entre sus edificios históricos se destacan el Palazzo dei Trecento, el Palazzo del Podestà (en la Piazza dei Signori) y el Duomo. Por la via Calmaggiore, la calle principal, se descubren palacios, casas señoriales y pórticos que engalanan el recorrido. Situado en la confluencia de los ríos Cagnan y Sile se ubica el Ponte Dante, en honor al celebre poeta, quien citó a la ciudad con el nombre de “Travisa” en su “Divina comedia”.
No se puede pasar por alto la isla de la Pescheria, sobre el río Cagnan. Allí está el tradicional mercado de pescado y la Casa dei Carraresi, un museo dedicado a artistas consagrados.
Naturaleza envolvente
A medida que se avanza hacia el norte de la región, el paisaje urbano va cediendo lugar a una naturaleza que se despliega de manera imponente. Y se advierte la presencia impactante de uno de los cordones montañosos más importantes de Italia: los Dolomitas. Este macizo, parte oriental de los Alpes, tiene tonalidades blancas que se tornan rojizas con la puesta y la salida del sol.
El Parque Nacional de los Dolomitas de Belluno es un refugio natural, en donde disfrutar de un ambiente de montaña serpenteado por cursos de agua cristalinos, hermosas cascadas, bosques y praderas floridas.
El río Piave le otorga una magia particular a la ciudad de Belluno. Del casco antiguo, de origen medieval, se destacan la Piazza Duomo con el Palazzo dei Rettori y la Catedral, y la Piazza delle Erbe, donde funciona el mercado. Sin embargo, el centro de la actividad urbana se concentra en la Piazza dei Martiri: su nombre recuerda a cuatro personas ahorcadas en 1944, uno de los acontecimientos más trágicos de la Resistencia contra el fascismo. La plaza está rodeada de cafeterías y palacios de diversos estilos y colores. Desde allí se vislumbran dos de sus principales puertas, antiguos accesos a la histórica ciudad amurallada: la Porta Dante y la Porta Dojona.
A unos 72 km de Belluno se encuentra Cortina d’Ampezzo. Considerada la “perla de los Dolomitas”, se trata de una pequeña ciudad con grandes paisajes enclavada en medio de este impresionante cordón montañoso. Famosa por sus pistas de esquí –que convocan al jet set internacional– recrea verdaderas postales de ensueño, con casas de estilo alpino y un pequeño centro con tiendas elegantes, en un ambiente donde reina la tranquilidad. El verde intenso de los valles, gobernado por praderas y bosques, acapara la vista, tanto como los lagos, arroyos y cascadas escondidas entre las montañas. Es una zona ideal para recorrer en los meses de primavera y verano y apreciar el abanico de colores que despliega la naturaleza. O bien aguardar la temporada invernal, cuando la nieve engalana el paisaje y regala esa inmensidad blanca.
La región del Véneto tiene mucho que ofrecer a un visitante que desea convertirse en testigo de los rastros del pasado: ser parte de un concierto o una obra en un teatro romano, recrear a Shakespeare desde el balcón de Julieta.
INFORMACION
www.italia.it
www.tourism.verona.it
www.dolomitipark.it
www.vicenzae.org/
Por Celeste Choclin
Verona, Vicenza, Treviso, Belluno y Cortina d’Ampezzo, destinos ineludibles en esta región del noreste italiano.
A pocos kilómetros de Venecia se emplazan ciudades con historias antiguas y paisajes deslumbrantes. Proponemos un recorrido por algunas de las ciudades de la región del Véneto. La primera parada se impregna del aire romántico que inspira la Verona de Romeo y Julieta, luego pasaremos por hermosas urbes como Vicenza y Treviso, hasta el norte de la región, camino a la frontera con Austria, donde Belluno y la población de Cortina d’Ampezzo –en la provincia de Belluno– sumergen a los viajeros en un entorno montañoso con gran vegetación, protagonizado por el cordón de los Dolomitas, la parte oriental de los Alpes. Historias que se recrean mientras el paisaje colma todos los sentidos.
Amor eterno
“Romeo, quítate el nombre, y a cambio de tu nombre, que no es parte de ti, tómame a mi toda entera”, pronunciaba con decisión Julieta desde un balcón de Verona . No por casualidad Shakespeare eligió esta ciudad para situar uno de los dramas más famosos de la historia. A 120 km de Venecia, sus orígenes se remontan al 300 aC. y su desarrollo se vio acompañado por el crecimiento del Imperio Romano.
De esa época se conservan el teatro, las dos puertas de la ciudad y el Arco del Triunfo. En especial se destaca la Arena, un gran anfiteatro construido en el siglo I que, con capacidad para 22.000 espectadores y en perfecto estado de conservación. A pocos pasos de la Piazza delle Erbe, antiguo foro romano, está la Torre dei Lamberti, que con 84 metros luce imponente.
Palacios, castillos, iglesias y puentes que cruzan el río Adige dan cuenta de una ciudad donde los siglos dejaron huella. Pero sin duda, el atractivo mayor (aquel que los turistas con un suspiro contenido desean visitar) es la que según cuenta la tradición –aunque haya tantas dudas como certezas– fue la casa “di Giulietta” . El famoso balcón desde donde la pareja juró romper con una histórica discordia entre familias para amarse secretamente convoca a miles de visitantes. Como un santuario, parejas de todo el mundo entran en este palacio gótico del siglo XIII, en el número 27 de la Vía Capello, y dejan notas de amor pegadas en las paredes.
Luego de sacarse una foto con la estatua en bronce de Julieta, salen del recinto con la sensación de haber hecho propias esas promesas de amor verdadero: “…mi generosidad es ilimitada como el mar, y amor tan hondo como él: cuanto más te doy, más tengo, pues ambos son infinitos” , declaraba Julieta tal vez desde este balcón, tal vez desde otro, pero lo que es seguro es que pasados siglos sigue resonando desde miles de escenarios en todo el mundo.
Huellas de la historia
De las más antiguas de la región, sus orígenes se remontan a la prehistoria. Sin embargo, Vicenza supo florecer en el siglo XVI gracias a Andrea Palladio. Buena parte del legado de uno de los más grandes arquitectos de la época se encuentra disgregado en esta ciudad, a 60 km de Venecia.
Iglesias, palacios, jardines y edificios se sitúan en el casco antiguo, entre los que se destaca la basílica Palladiana y, en especial, el teatro Olímpico. Este maravilloso recinto de 1580 fue el primer teatro cerrado del mundo. Su increíble interior imita el estilo del antiguo teatro romano al aire libre, con gradas semicirculares y un enorme escenario rectangular donde se ven representadas en perspectiva las calles de Tebas. La decoración del escenario resultó tan atractiva que se ha mantenido intacta hasta nuestros días.
De calles que serpentean el trazado urbano y canales de agua que proporcionan rincones de calma en medio de la ciudad, Treviso invita a vivir una estancia relajada. A 30 km de Venecia, la ciudad resulta encantadora y amerita un paseo tranquilo para saborear cada uno de sus rincones.
Entre sus edificios históricos se destacan el Palazzo dei Trecento, el Palazzo del Podestà (en la Piazza dei Signori) y el Duomo. Por la via Calmaggiore, la calle principal, se descubren palacios, casas señoriales y pórticos que engalanan el recorrido. Situado en la confluencia de los ríos Cagnan y Sile se ubica el Ponte Dante, en honor al celebre poeta, quien citó a la ciudad con el nombre de “Travisa” en su “Divina comedia”.
No se puede pasar por alto la isla de la Pescheria, sobre el río Cagnan. Allí está el tradicional mercado de pescado y la Casa dei Carraresi, un museo dedicado a artistas consagrados.
Naturaleza envolvente
A medida que se avanza hacia el norte de la región, el paisaje urbano va cediendo lugar a una naturaleza que se despliega de manera imponente. Y se advierte la presencia impactante de uno de los cordones montañosos más importantes de Italia: los Dolomitas. Este macizo, parte oriental de los Alpes, tiene tonalidades blancas que se tornan rojizas con la puesta y la salida del sol.
El Parque Nacional de los Dolomitas de Belluno es un refugio natural, en donde disfrutar de un ambiente de montaña serpenteado por cursos de agua cristalinos, hermosas cascadas, bosques y praderas floridas.
El río Piave le otorga una magia particular a la ciudad de Belluno. Del casco antiguo, de origen medieval, se destacan la Piazza Duomo con el Palazzo dei Rettori y la Catedral, y la Piazza delle Erbe, donde funciona el mercado. Sin embargo, el centro de la actividad urbana se concentra en la Piazza dei Martiri: su nombre recuerda a cuatro personas ahorcadas en 1944, uno de los acontecimientos más trágicos de la Resistencia contra el fascismo. La plaza está rodeada de cafeterías y palacios de diversos estilos y colores. Desde allí se vislumbran dos de sus principales puertas, antiguos accesos a la histórica ciudad amurallada: la Porta Dante y la Porta Dojona.
A unos 72 km de Belluno se encuentra Cortina d’Ampezzo. Considerada la “perla de los Dolomitas”, se trata de una pequeña ciudad con grandes paisajes enclavada en medio de este impresionante cordón montañoso. Famosa por sus pistas de esquí –que convocan al jet set internacional– recrea verdaderas postales de ensueño, con casas de estilo alpino y un pequeño centro con tiendas elegantes, en un ambiente donde reina la tranquilidad. El verde intenso de los valles, gobernado por praderas y bosques, acapara la vista, tanto como los lagos, arroyos y cascadas escondidas entre las montañas. Es una zona ideal para recorrer en los meses de primavera y verano y apreciar el abanico de colores que despliega la naturaleza. O bien aguardar la temporada invernal, cuando la nieve engalana el paisaje y regala esa inmensidad blanca.
La región del Véneto tiene mucho que ofrecer a un visitante que desea convertirse en testigo de los rastros del pasado: ser parte de un concierto o una obra en un teatro romano, recrear a Shakespeare desde el balcón de Julieta.
INFORMACION
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www.tourism.verona.it
www.dolomitipark.it
www.vicenzae.org/
jueves, 10 de octubre de 2013
ARGENTINA: CALAFATE: Excursiones
Esta región de lagos, montañas y glaciares es mundialmente famosa por el Glaciar Perito Moreno, una gigante masa de hielo de 258 km2 y paredes de 60m de alto. Este glaciar desagua al Canal de los Témpanos del Lago Argentino y periódicamente lo cierra llegando hasta la Península de Magallanes. Cuando esto ocurre se forma un dique natural de hielo que embalsa las aguas de los brazos Sur y Rico. El agua endicada que logra subir unos cuantos metros sobre el nivel normal ejerce presión sobre la barrera de hielo que finalmente se rompe dando un espectáculo inigualable. Por donde se mire el escenario es grandioso, montañas, lagos con témpanos flotando en sus azules aguas y límpidos cielos con nubes de formas fantásticas. La mejor época del año es de Septiembre a Abril. Aunque en Invierno es hermoso y único.
El Calafate, "capital de los Glaciares", es una villa turística situada en la margen sur del Lago Argentino. Cabecera del turismo de este sector, para ello cuenta con un moderno aeropuerto internacional que permite un cómodo acceso durante todo el año. Este pintoresco pueblo se extiende a lo largo de la Avenida Libertador, donde se localiza su centro comercial. El pequeño arroyo Calafate baja hacia el lago Argentino serpenteando entre faldeos y quebradas y cruza la avenida principal para desaguar en la Bahía Redonda, excelente sitio para hacer observación de aves.
El Calafate tiene una importante oferta de alojamiento, desde modestos hospedajes y albergues juveniles hasta confortables hoteles. Operan desde aquí varias agencias de turismo que cubren los circuitos al Parque Nacional Los Glaciares, a El Chalten y Río Gallegos, con flotas de ómnibus o en embarcaciones para las excursiones lacustres.
Esta simpática villa tiene una marcada estacionalidad. En temporada alta (noviembre a marzo) es vital reservar alojamiento o cupo en las excursiones ya que todos los servicios funcionan a pleno. En la estación fría El Calafate se retrae: algunos hoteles cierran sus puertas hasta la primavera y el transporte se reduce al mínimo.
Excursión Glaciar Perito Moreno (Tradicional)
Luego del desayuno salida con guia por ruta 11 hacia el Parque Nacional Los Glaciares. Bordearemos el cuerpo principal del Lago Argentino e iremos hacia el brazo Rico. Nos detendremos en la entrada al Parque Nacional para abonar el ingreso y así continuar ya dentro del parque hacia la “Curva de los Suspiros”, donde descenderemos del vehículo para observar por primera vez al Glaciar Perito Moreno. Más adelante pararemos en el Muelle Bajo las Sombras para que aquellos que estén dispuestos a navegar puedan hacer una aproximación a la pared sur del Glaciar (Opcional). Continuaremos entonces hacia las pasarelas frontales del glaciar, donde observaremos al mismo desde distintos balcones y disfrutaremos de tiempo libre para apreciar los distintos desprendimientos. Retorno a El Calafate
Excursión Minitrekking -
Luego del desayuno nos trasladaremos por la ruta 11 hacia el Parque Nacional
Los Glaciares, al ingreso se abonaremos la entrada. Continuaremos en bus hasta el Puerto Bajo de Las Sombras donde tomamos una pequeña embarcación para cruzar el Brazo Rico. En la costa opuesta nos encontraremos con los guias de la excursion. Luego de una caminata de 20 minutos por el bosque, los guias nos
colocaran grampones para caminar sobre el hielo durante 2 hs aproximadamente.
Luego se disfrutaremos de un brindis con whisky y hielo del glaciar. Nuevamente
en la costa cruzaremos en barco hacia el muelle y nos trasladaremos sin guía
hasta los miradores o pasarelas del glaciar, donde permaneceremos unos 45
minutos. Regreso a El Calafate.
NOTA: Si usted contrata la excursión tradicional y en destino decide cambiarla por el minitrekking, al ser excursiones brindadas por distintos prestadores, es imposible reconocer valor alguno, por lo cual la excursión que Usted contrato no tiene devolución.
Navegación Upsala Y Onelli -
Luego del desayuno salida por ruta 11 hacia el Parque Nacional Los
Glaciares. Bordearemos el cuerpo principal del Lago Argentino hacia Puerto Banderas, donde, previo pago de la entrada al Parque, embarcaremos en un
moderno catamarán para navegar entre témpanos el Brazo Norte y el Brazo
Upsala hacia el glaciar homónimo. Continuaremos hacia Bahía
Onelli para desembarcar y luego de una caminata por el bosque apreciaremos
el lago Onelli y los glaciares Onelli, Bolados y Agassiz. Retorno al puerto
y luego a El Calafate.
Dependiendo de la época del año se visita el Glaciar Spegazzini
Navegación Upsala Explorer
Luego del desayuno, salida por ruta 11 hacia el Puerto de Punta Bandera,
donde, previo pago de la entrada al Parque Nacional, embarcaremos en un barco para navegar entre témpanos el Brazo Norte y el Brazo Upsala hacia el
glaciar homónimo. El paseo continúa por el Brazo Cristina para desembarcar
en la Estancia Cristina, un lugar único para realizar actividades de
aventura. Aquí el grupo se dividirá de acuerdo a la actividad que elija
realizar. Recomendamos decidirla con antelación al viaje.
Posterior regreso al puerto navegando y regreso por tierra a El Calafate.
Cabalgatas
Cabalgata Corta
Paseo por la zona de la Bahía Redonda, donde se observa gran variedad aves
(flamencos, cisnes de cuello negro, gaviotas, cauquenes, patos). Vistas
panorámicas del pueblo, el Lago Argentino y los cerros circundantes. Incluye
traslado desde el hotel y servicio de mate y tortas fritas. Duración: 2
horas. Varias salidas diarias.
Cabalgata Larga
Paseo por la costa del Lago Argentino. Regreso con vistas panorámicas del pueblo, laguna Nimes y cerros circundantes. Duración 6 horas. Incluye
traslado de ida y vuelta al hotel y servicio de pic nic. Salida 11.00 hs
El Calafate, "capital de los Glaciares", es una villa turística situada en la margen sur del Lago Argentino. Cabecera del turismo de este sector, para ello cuenta con un moderno aeropuerto internacional que permite un cómodo acceso durante todo el año. Este pintoresco pueblo se extiende a lo largo de la Avenida Libertador, donde se localiza su centro comercial. El pequeño arroyo Calafate baja hacia el lago Argentino serpenteando entre faldeos y quebradas y cruza la avenida principal para desaguar en la Bahía Redonda, excelente sitio para hacer observación de aves.
El Calafate tiene una importante oferta de alojamiento, desde modestos hospedajes y albergues juveniles hasta confortables hoteles. Operan desde aquí varias agencias de turismo que cubren los circuitos al Parque Nacional Los Glaciares, a El Chalten y Río Gallegos, con flotas de ómnibus o en embarcaciones para las excursiones lacustres.
Esta simpática villa tiene una marcada estacionalidad. En temporada alta (noviembre a marzo) es vital reservar alojamiento o cupo en las excursiones ya que todos los servicios funcionan a pleno. En la estación fría El Calafate se retrae: algunos hoteles cierran sus puertas hasta la primavera y el transporte se reduce al mínimo.
Excursión Glaciar Perito Moreno (Tradicional)
Luego del desayuno salida con guia por ruta 11 hacia el Parque Nacional Los Glaciares. Bordearemos el cuerpo principal del Lago Argentino e iremos hacia el brazo Rico. Nos detendremos en la entrada al Parque Nacional para abonar el ingreso y así continuar ya dentro del parque hacia la “Curva de los Suspiros”, donde descenderemos del vehículo para observar por primera vez al Glaciar Perito Moreno. Más adelante pararemos en el Muelle Bajo las Sombras para que aquellos que estén dispuestos a navegar puedan hacer una aproximación a la pared sur del Glaciar (Opcional). Continuaremos entonces hacia las pasarelas frontales del glaciar, donde observaremos al mismo desde distintos balcones y disfrutaremos de tiempo libre para apreciar los distintos desprendimientos. Retorno a El Calafate
Excursión Minitrekking -
Luego del desayuno nos trasladaremos por la ruta 11 hacia el Parque Nacional
Los Glaciares, al ingreso se abonaremos la entrada. Continuaremos en bus hasta el Puerto Bajo de Las Sombras donde tomamos una pequeña embarcación para cruzar el Brazo Rico. En la costa opuesta nos encontraremos con los guias de la excursion. Luego de una caminata de 20 minutos por el bosque, los guias nos
colocaran grampones para caminar sobre el hielo durante 2 hs aproximadamente.
Luego se disfrutaremos de un brindis con whisky y hielo del glaciar. Nuevamente
en la costa cruzaremos en barco hacia el muelle y nos trasladaremos sin guía
hasta los miradores o pasarelas del glaciar, donde permaneceremos unos 45
minutos. Regreso a El Calafate.
NOTA: Si usted contrata la excursión tradicional y en destino decide cambiarla por el minitrekking, al ser excursiones brindadas por distintos prestadores, es imposible reconocer valor alguno, por lo cual la excursión que Usted contrato no tiene devolución.
Navegación Upsala Y Onelli -
Luego del desayuno salida por ruta 11 hacia el Parque Nacional Los
Glaciares. Bordearemos el cuerpo principal del Lago Argentino hacia Puerto Banderas, donde, previo pago de la entrada al Parque, embarcaremos en un
moderno catamarán para navegar entre témpanos el Brazo Norte y el Brazo
Upsala hacia el glaciar homónimo. Continuaremos hacia Bahía
Onelli para desembarcar y luego de una caminata por el bosque apreciaremos
el lago Onelli y los glaciares Onelli, Bolados y Agassiz. Retorno al puerto
y luego a El Calafate.
Dependiendo de la época del año se visita el Glaciar Spegazzini
Navegación Upsala Explorer
Luego del desayuno, salida por ruta 11 hacia el Puerto de Punta Bandera,
donde, previo pago de la entrada al Parque Nacional, embarcaremos en un barco para navegar entre témpanos el Brazo Norte y el Brazo Upsala hacia el
glaciar homónimo. El paseo continúa por el Brazo Cristina para desembarcar
en la Estancia Cristina, un lugar único para realizar actividades de
aventura. Aquí el grupo se dividirá de acuerdo a la actividad que elija
realizar. Recomendamos decidirla con antelación al viaje.
Posterior regreso al puerto navegando y regreso por tierra a El Calafate.
Cabalgatas
Cabalgata Corta
Paseo por la zona de la Bahía Redonda, donde se observa gran variedad aves
(flamencos, cisnes de cuello negro, gaviotas, cauquenes, patos). Vistas
panorámicas del pueblo, el Lago Argentino y los cerros circundantes. Incluye
traslado desde el hotel y servicio de mate y tortas fritas. Duración: 2
horas. Varias salidas diarias.
Cabalgata Larga
Paseo por la costa del Lago Argentino. Regreso con vistas panorámicas del pueblo, laguna Nimes y cerros circundantes. Duración 6 horas. Incluye
traslado de ida y vuelta al hotel y servicio de pic nic. Salida 11.00 hs
ARGENTINA: CALAFATE: Informacion General
Calafate
¿Cómo es el clima y que ropa debo traer ... ?
El clima en nuestra localidad es predominantemente "Seco" y las grandes variaciones térmicas estacionarias no impiden disfrutar de las distintas opciones de paseos.
Predominan los vientos del Oeste y Suroeste. Durante el verano es mayor la frecuencia e intensidad de los vientos.
La temperatura media anual es de 7,2ºC, mientras que la media del mes de julio es de alrededor de 1,8º C y la de enero es de18,6ºC.
En cuanto a la ropa es aconsejable que sea siempre informal y en lo posible holgada y comoda. Rompevientos con capucha y abrigos como guantes, bufanda y campera, el calzado es especialmente recomendable las zapatillas tipo training o calzado para trekking y no olvide unas gafas para sol y protector UV factor 40.
¿Qué Servicios se ofrecen ... ?
En El Calafate usted podrá disfrutar de una gran variedad de servicios:
Alojamiento: en hoteles de primera categoría con servicios de gastronomía propios, hoteles turísticos, apart hotel, departamentos, hosterías, alquiler de cabañas, campings organizados o libres tanto en la ciudad como en las inmediaciones del Parque Nacional.
Restaurantes: de comida internacional, parrilla con carnes de la zona, truchas, carne de choique, guanaco, ahumados, pizzerías, fast foods, snack bar y confiterías, heladerías, paseo de compras tanto para souvenirs como para indumentaria necesaria para uso local, confiterías bailables, café concert,
Excursiones de las mas variadas: convencionales y no convencionales.
Servicios: Cabinas telefónicas públicas con DDN, DDI y acceso a Internet, cyber café, alquiler de vehículos con y sin chofer, agencias de viaje y turismo, agencias de líneas aéreas, traslados de vehículos mediante auxilio, talleres mecánicos, gomerías, casas de repuestos, combustibles, servicio médico público y privado de complejidad media, farmacias, entidades oficiales, terminal de ómnibus para conexiones hacia Chile y otras localidades de la región, casas de foto, venta de diarios regionales , nacionales e internacionales.
¿Cuando empieza la Temporada... ?
Las temporadas turísticas para visitar nuestra ciudad están divididas en:
Alta: que oficialmente comienza en Agosto finalizando hacia el mes de Abril en Semana Santa, durante este tiempo usted compartirá con personas de distintas partes del mundo, aún de los lugares mas remotos.
El resto del año se considera Baja temporada incluyendo, para algunos establecimientos, el tiempo de vacaciones invernales por lo que se aconseja consultar previamente. Sin embargo, esto no impide disfrutar de actividades recreativas, eventos, excursiones al Glaciar Perito Moreno, Upsala, Onelli y demás glaciares.
¿Puedo visitar una Estancia... ?
En la región existen varias estancias que a pesar del paso del tiempo y el deterioro económico de la industria no han dejado su actividad original incorporándose a las alternativas turísticas, por lo que dependiendo de la temporada y el establecimiento es posible visitar alguna de ellas y contemplar de cerca el trabajo de la esquila además de recorrer las instalaciones. Otras, en cambio, se han dedicado de lleno al turismo y proveen toda la experiencia y el encanto del trabajo rural a demanda del visitante, haciéndolo sentir casi como parte de la estancia sin olvidar de los asados y las cabalgatas por la zona.
ACLARACION: Es importante recalcar que algunas de estas estancias operan desde Noviembre a Abril inclusive.
¿Cuándo debo hacer las reservas... ?
El Calafate cuenta con una capacidad de 5.900 camas aproximadamente en alta temporada para alojamiento y servicios anexos como para hacer de su estadía un momento inolvidable. Es aconsejable hacer las reservaciones con no menos de 2 (dos) meses y en lo posible mas, ya que nuestra localidad es centro de atracción turística internacional, lo que significa que es visitada anualmente por un gran número de turistas que,como usted, desean obtener un lugar de privilegio para apreciar nuestras bellezas y habitualmente solicitan plazas con una temporada de anticipación. Cabe mencionar que en temporada invernal, la oferta es de un 50% menos.
¿Cómo somos...?
El Calafate se encuentra cerca de la Cordillera de los Andes y tiene una vasta historia en relación con la evolución de la Patagonia y en la actualidad es considerada la ciudad turística mas importante de la Provincia, con una población estable estimada en 17.000 habitantes. La actividad comercial mas importante es el turismo y el medio de vida habitual es la administración pública provincial a través de las distintas expresiones como Salud Pública, Municipalidad, Fuerzas de Seguridad, como asi tambien un notable crecimiento de la mano de obra constructora.
¿Como llego al Centro...?
Si usted llega a nuestra localidad mediante el uso de un ómnibus de línea regular o charter su lugar de descenso será la Terminal de Ómnibus local, salvo que su empresa de viajes lo deje en su lugar de alojamiento, por lo que si usted lo desea podrá acceder al Centro directamente por las escaleras (dos) ubicadas en dirección al Lago Argentino desde la plataforma de llegada, las que lo llevarán directamente al Centro Comercial en Avenida del Libertador al 1000/1100.
En cambio, si usted llega en cualquier línea aérea, deberá rentar un remisse/taxi o en su defecto abordar el bus regular habilitado para recorrer los casi 23 kilómetros que separan el Aeropuerto Internacional de El Calafate del Centro de la ciudad.
¿Que documentos necesito...?
Si usted es argentino o de países limítrofes, el documento habitual en su país de origen será suficiente tanto para permanecer como para realizar las excursiones locales y regionales como por ejemplo la visita a Chile. En cambio, si usted procede de cualquier otro país, deberá portar su Pasaporte junto con su Seguro de Asistencia debiendo asesorarse en su Embajada o en la Dirección de Migraciones de su país para consultas sobre Visados. Debería considerar como "obligatorio "para los menores de edad la tenencia de su documento de identidad y la permanencia junto a sus padres o tutores legales debidamente acreditados especialmente para las excursiones lacustres, trekking al Hielo Continental Patagónico y para visitar Chile, ya que le serán requeridos para poder realizarlas.
¿A que hora abren los comercios...?
La actividad comercial en nuestro medio se rige por los cambios de temporada invernal o estival. Siendo la primera entre los meses de Mayo y Setiembre donde el horario comercial es: Lunes a Viernes de 09:30hs a 12:00hs y de 16:00 a 21:00hs y los Sábados de 10:00hs a 13:00hs y de 16:00hs a 21:00hs aunque no en todos los casos.
En la temporada estival los horarios son: Lunes a Sabados en horario corrido. Los Domingos podrá encontrar actividad comercial en tiendas para souvenirs y supermercados como así también en comercios barriales en los horarios de 09:30hs a 13:00hs y de 16:00hs a 21:00hs especialmente en este tiempo. Para la actividad bancaria el horario es: Lunes a Viernes de 10:00hs a 15:00hs tanto en el Banco Provincia de Santa Cruz S.A. , B.T.F. (Banco de Tierra del Fuego) y Banco Nación, pudiendo operar con cajeros automáticos fuera de estos horarios. Para combustibles contamos en la actualidad con dos Estaciones de Servicios: YPF y Petrobras las que mantienen sus horarios de atención las 24 horas aunque para repuestos o servicompras deberá esperar el horario comercial de 07:30 a 24:00hs.
La Administración Pública Provincial atiende en los horarios de 08:30hs a 15:00hs. La oficina de Correo atiende durante todo el año en su horario de 09 a 16 horas.
¿Cual es la moneda de uso común...?
No es rara esta pregunta pues si bien la moneda de curso legal naturalmente es el Peso Argentino, no es menos cierto que al ser nuestra ciudad un punto internacional de turismo es posible efectuar los pagos en Dólares Estadounidenses (US$) o Euros en casi todos los comercios, también están los que aceptan cheques de viajero a tasa bancaria y en algunos casos también se acepta moneda chilena.
¿Como hago para cambiar dinero...?
Si desea cambiar dinero en papel billete, moneda o cheques de viajero o necesita hacer extracciones de su cuenta bancaria o tarjeta de crédito lo ideal es concurrir a cualquiera de las tres Entidades Bancarias de nuestra ciudad:Banco de la Provincia de Santa Cruz S.A. , BTF (Banco de Tierra del Fuego) y Banco Nación de Lunes a Viernes de 10:00hs a 15:00hs. Así mismo contamos con una Casa de Cambio, ubicada en pleno centro comercial.
¿Como funcionan los teléfonos...?
Contamos con servicios de Discado Directo Nacional e Internacional, recepción y envío de fax y conexión a Internet en horarios de 08:00hs a 24:00hs todos los dias. Los teléfonos públicos funcionan con monedas de curso legal o sea $0,05; $0,10; $0,25; $0,50 y $1,- tanto niqueladas como bronceadas. También es posible el uso de telefonía Celular con prestadores como CTI y Movistar dentro de nuestra localidad y en un radio no superior a diez (10km) kilómetros.
lunes, 7 de octubre de 2013
ARUBA: Bienvenidos a la isla del sol
Bienvenidos a la isla del sol
Frente a las costas de Venezuela, Aruba tiene todo lo que el viajero busca en el Caribe: arenas blancas, mar turquesa, cómodos resorts y buen clima todo el año.
La historia a continuación está protagonizada por personas felices y escenografías paradisíacas que surgen de esa pequeña isla del Caribe de sólo 184 kilómetros cuadrados llamada Aruba. Lejos de la ruta de los huracanes y con lloviznas tan moderadas y breves que hasta parece que desde arriba alguien lo estuviera haciendo a propósito para reírse de quienes salen corriendo de la playa y vuelven minutos después como si nada, en Aruba siempre es verano, ya que la temperatura promedio es de 28°C.
Ubicada frente a la costa de Venezuela, originalmente pertenecía al Reino de los Países Bajos, hasta que en 1986 logró la autonomía, pero manteniendo una cercanía eterna con las huestes de la princesa Máxima. Es que si bien tiene sus propias leyes, moneda oficial y gobierno, responde a Holanda en cuestiones de defensa nacional, ciudadanía y relaciones exteriores. Por ejemplo, los arubianos tienen pasaporte holandés y los adolescentes de la isla suelen viajar al Viejo Continente para completar sus estudios o simplemente por el placer de conocer lo nuevo. Algo que también ocurre a la inversa, con teens holandeses que buscan hacerse “el veranito” y escaparle al frío europeo trabajando bajo el sol del Caribe.
Aruba, junto a Bonaire y Curaçao, es parte del trío de antillas holandesas conocido como ABC. Sus playas de arena blanca que no quema los pies se nutren con una hotelería de primer nivel y una población dedicada casi íntegramente al turismo, al punto que la mayoría de sus 110.000 habitantes habla cuatro idiomas: holandés, inglés, español y papiamento, la lengua local que reúne palabras de las anteriores más algunas frases en portugués. Y sorprende oírlos saltar de uno al otro con facilidad, de acuerdo con la necesidad del interlocutor de turno. En época pico, Aruba suele recibir a unos 70 mil visitantes, en su mayoría estadounidenses y holandeses pero, a diferencia de otras playas, nunca se nota que el lugar está colmado.
Carnaval toda la noche
De entrada, la elección parecía equivocada, pero no lo fue. Ya desde el primer día en que se decide el viaje, cualquier mortal que elige ir a Aruba lo hace esperando arrancar con un paseo por el lujo de los grandes hoteles o pensando en una fiesta a puro baile en las playas. Sin embargo, el primer contacto oficial con Aruba fue con el costado menos conocido de la isla. No en Oranjestad, la ciudad principal y cuna de todo lo relacionado con el turismo de excelencia, sino en San Nicolás, un rincón bien autóctono ubicado en uno de los extremos de la isla. Allí viven los arubianos y en sus distintos barrios, filas de casas bajas y coloridas van ganando espacio entre las calles angostas que desembocan en el mar Caribe.
Desde hace un tiempo, en San Nicolás todas las noches de jueves el gobierno local organiza los festejos previos al gran carnaval, que tiene lugar entre fines de febrero y marzo. Y si bien esa previa no compite en cantidad de escolas de samba ni de garotas con las celebraciones de Río o de Gualeguay-chú, por ejemplo, tiene el encanto único de la mixtura cultural que sólo se puede conseguir en una isla que inicialmente fue ocupada por los españoles y luego pasó a manos de portugueses, ingleses y holandeses, respectivamente. La fiesta se desarrolla en las calles, con los bailarines vestidos con distintas plumas y lentejuelas e invitando a los turistas a participar de cada movimiento. Todo con la posibilidad de probar el Aruba Ariba, un trago que acompañará el resto del relato.
De Oranjestad a las playas
Oranjestad parece estar dividida en dos. Por un lado, la magnificencia del mar turquesa y transparente, que le da al lugar un carácter bien caribeño. Y por el otro, los autos último modelo con el eslogan “One happy island” (una isla feliz) en la chapa, los grandes hoteles y las cadenas de comida rápida que remiten a un paisaje más bien norteamericano, con comercios ubicados en complejos separados unos de otros por amplias avenidas. Pero atenti que no todo es comida al paso, en Aruba también se pueden degustar platos locales elaborados, como de casi todo el mundo. Una buena opción para los que buscan algo de lo primero es The Old Fisherman, donde ofrecen desde una increíble langosta hasta distintos platos de la comida autóctona, obviamente siempre bien acompañados por un (o varios, según el aguante) Aruba Ariba. Ambientado como un bar de puerto, el restaurante está ubicado en la pintoresca zona céntrica de Oranjestad, donde a lo largo de pocas cuadras se superpone una veintena de joyerías pensadas, casi exclusivamente, para el público top que baja de los cruceros. Y si lo que buscan es una cena romántica, el lugar indicado es Pinchos Grill & Bar, ubicado casi sobre el agua y con una carta de comidas y bebidas de primer nivel.
Pero volviendo al tema de las playas, hay dos que captan la mayor parte de la atención de los turistas: Palm y Eagle Beach, donde las cadenas hoteleras ocupan gran parte de la arena, pero no todo. Aquí es donde los días al sol terminan en noches bajo la luz de la luna, con paradores 24 horas que ofrecen tragos, comida y música bastante similar a la que se escucha en nuestras pampas.
Al agua, pato
Mientras la mayoría se ponía sus patas de rana, él se entretenía mirando qué ocurría a su alrededor en el barco. Tres rubias estadounidenses de pierna ancha y cara de primer día de sol caminaban de un lado al otro del catamarán como salidas de una bizarra película de extraterrestres estrenada en los ochenta. Cerca de una barra de tragos que, con el paso de las olas iría ganando adeptos pese a que recién habían pasado unos minutos de las 9 de la mañana, una pareja de italianos se probaba el equipo para hacer snorkel. Hace rato que se habían ganado la atención del resto. El, por su diminuto, y complicado de usar en la Bristol, slip blanco. Y ella, por su andar desprejuiciado y solitario de proa a popa. Un tercer grupo también tenía su personaje movedizo. Colombiano él, hace rato que tenía ganas de tomarse un Aruba Ariba, pero una y otra vez cedía ante el reto de su novia, demostrando que también fronteras afuera, quien manda en una pareja pocas veces lleva puesto los pantalones.
Como habrán notado, la tercera jornada en Aruba arrancó a bordo. En este caso del Palm Pleasure, un catamarán que zarpa cargado de Aruba Ariba en su bodega y tiene como itinerario un recorrido de medio día que incluye tres paradas de snorkel que permiten apreciar las distintas variedades de peces locales a centímetros de los ojos, o antiparras para ser más precisos, porque el paseo incluye el préstamo de las patas de rana, los tubos para respirar bajo el agua y todo el equipamiento necesario para una jornada ideal. Y como si todo estuviera guionado (o pagado para algún mal pensado) a lo largo de la mañana que se tornó en tarde, un pelícano en busca de peces y una impresionante tortuga marina se arrimaron hasta el barco para el deleite de los incrédulos pasajeros. Pero como no todo es snorkel en esta vida, también hubo espacio para que un par de intrépidos que, recordando tiempos de cabelleras completas y menos panza, decidieron usar la parte más alta del barco para lanzarse al mar como si fueran niños en pleno juego.
El lado oculto de la isla
No apto para cardíacos o, al menos, para personas impresionables, pero sí que vale la pena una vez que termina. El día final en Aruba fue de todo menos light porque la jornada representó, en su mayoría, un paseo a bordo de dos Land Rover por el Parque Nacional Arikok, el Natural Pool, Baby Beach y el resto del sector menos visitado de la isla.
Con acompañantes en amplia mayoría gringos y el ondular provocado por andar por un camino que no era tal, la posibilidad de conversar dentro del Land Rover se limitó a la nada misma. Pero lo que se perdió en sociabilidad, se ganó en entorno porque el recorrido arrancó bordeando la costa, ya no en esas impresionantes avenidas al estilo norteamericano, sino sobre la arena misma, el ripio. o vaya a saber qué había bajo el vehículo. Una capilla construida en 1750, el faro que orientaba a los barcos cuando la navegación era otra cosa y una suerte de mini zoológico, pero sólo de avestruces, fueron apareciendo en el horizonte. Aunque lo mejor todavía estaba por llegar. Y como en los buenos relatos, fue haciéndolo de a poco. Primero, una zambullida en la piscina natural que el mar formó entre un cúmulo de rocas, donde los que quisieron también hicieron snorkel. Segundo, una recorrida por la cueva Guadikiri con sus estalactitas y estalagmitas. Y tercero, el final en Baby Beach, “la playa” de Aruba.
Frente a las costas de Venezuela, Aruba tiene todo lo que el viajero busca en el Caribe: arenas blancas, mar turquesa, cómodos resorts y buen clima todo el año.
La historia a continuación está protagonizada por personas felices y escenografías paradisíacas que surgen de esa pequeña isla del Caribe de sólo 184 kilómetros cuadrados llamada Aruba. Lejos de la ruta de los huracanes y con lloviznas tan moderadas y breves que hasta parece que desde arriba alguien lo estuviera haciendo a propósito para reírse de quienes salen corriendo de la playa y vuelven minutos después como si nada, en Aruba siempre es verano, ya que la temperatura promedio es de 28°C.
Ubicada frente a la costa de Venezuela, originalmente pertenecía al Reino de los Países Bajos, hasta que en 1986 logró la autonomía, pero manteniendo una cercanía eterna con las huestes de la princesa Máxima. Es que si bien tiene sus propias leyes, moneda oficial y gobierno, responde a Holanda en cuestiones de defensa nacional, ciudadanía y relaciones exteriores. Por ejemplo, los arubianos tienen pasaporte holandés y los adolescentes de la isla suelen viajar al Viejo Continente para completar sus estudios o simplemente por el placer de conocer lo nuevo. Algo que también ocurre a la inversa, con teens holandeses que buscan hacerse “el veranito” y escaparle al frío europeo trabajando bajo el sol del Caribe.
Aruba, junto a Bonaire y Curaçao, es parte del trío de antillas holandesas conocido como ABC. Sus playas de arena blanca que no quema los pies se nutren con una hotelería de primer nivel y una población dedicada casi íntegramente al turismo, al punto que la mayoría de sus 110.000 habitantes habla cuatro idiomas: holandés, inglés, español y papiamento, la lengua local que reúne palabras de las anteriores más algunas frases en portugués. Y sorprende oírlos saltar de uno al otro con facilidad, de acuerdo con la necesidad del interlocutor de turno. En época pico, Aruba suele recibir a unos 70 mil visitantes, en su mayoría estadounidenses y holandeses pero, a diferencia de otras playas, nunca se nota que el lugar está colmado.
Carnaval toda la noche
De entrada, la elección parecía equivocada, pero no lo fue. Ya desde el primer día en que se decide el viaje, cualquier mortal que elige ir a Aruba lo hace esperando arrancar con un paseo por el lujo de los grandes hoteles o pensando en una fiesta a puro baile en las playas. Sin embargo, el primer contacto oficial con Aruba fue con el costado menos conocido de la isla. No en Oranjestad, la ciudad principal y cuna de todo lo relacionado con el turismo de excelencia, sino en San Nicolás, un rincón bien autóctono ubicado en uno de los extremos de la isla. Allí viven los arubianos y en sus distintos barrios, filas de casas bajas y coloridas van ganando espacio entre las calles angostas que desembocan en el mar Caribe.
Desde hace un tiempo, en San Nicolás todas las noches de jueves el gobierno local organiza los festejos previos al gran carnaval, que tiene lugar entre fines de febrero y marzo. Y si bien esa previa no compite en cantidad de escolas de samba ni de garotas con las celebraciones de Río o de Gualeguay-chú, por ejemplo, tiene el encanto único de la mixtura cultural que sólo se puede conseguir en una isla que inicialmente fue ocupada por los españoles y luego pasó a manos de portugueses, ingleses y holandeses, respectivamente. La fiesta se desarrolla en las calles, con los bailarines vestidos con distintas plumas y lentejuelas e invitando a los turistas a participar de cada movimiento. Todo con la posibilidad de probar el Aruba Ariba, un trago que acompañará el resto del relato.
De Oranjestad a las playas
Oranjestad parece estar dividida en dos. Por un lado, la magnificencia del mar turquesa y transparente, que le da al lugar un carácter bien caribeño. Y por el otro, los autos último modelo con el eslogan “One happy island” (una isla feliz) en la chapa, los grandes hoteles y las cadenas de comida rápida que remiten a un paisaje más bien norteamericano, con comercios ubicados en complejos separados unos de otros por amplias avenidas. Pero atenti que no todo es comida al paso, en Aruba también se pueden degustar platos locales elaborados, como de casi todo el mundo. Una buena opción para los que buscan algo de lo primero es The Old Fisherman, donde ofrecen desde una increíble langosta hasta distintos platos de la comida autóctona, obviamente siempre bien acompañados por un (o varios, según el aguante) Aruba Ariba. Ambientado como un bar de puerto, el restaurante está ubicado en la pintoresca zona céntrica de Oranjestad, donde a lo largo de pocas cuadras se superpone una veintena de joyerías pensadas, casi exclusivamente, para el público top que baja de los cruceros. Y si lo que buscan es una cena romántica, el lugar indicado es Pinchos Grill & Bar, ubicado casi sobre el agua y con una carta de comidas y bebidas de primer nivel.
Pero volviendo al tema de las playas, hay dos que captan la mayor parte de la atención de los turistas: Palm y Eagle Beach, donde las cadenas hoteleras ocupan gran parte de la arena, pero no todo. Aquí es donde los días al sol terminan en noches bajo la luz de la luna, con paradores 24 horas que ofrecen tragos, comida y música bastante similar a la que se escucha en nuestras pampas.
Al agua, pato
Mientras la mayoría se ponía sus patas de rana, él se entretenía mirando qué ocurría a su alrededor en el barco. Tres rubias estadounidenses de pierna ancha y cara de primer día de sol caminaban de un lado al otro del catamarán como salidas de una bizarra película de extraterrestres estrenada en los ochenta. Cerca de una barra de tragos que, con el paso de las olas iría ganando adeptos pese a que recién habían pasado unos minutos de las 9 de la mañana, una pareja de italianos se probaba el equipo para hacer snorkel. Hace rato que se habían ganado la atención del resto. El, por su diminuto, y complicado de usar en la Bristol, slip blanco. Y ella, por su andar desprejuiciado y solitario de proa a popa. Un tercer grupo también tenía su personaje movedizo. Colombiano él, hace rato que tenía ganas de tomarse un Aruba Ariba, pero una y otra vez cedía ante el reto de su novia, demostrando que también fronteras afuera, quien manda en una pareja pocas veces lleva puesto los pantalones.
Como habrán notado, la tercera jornada en Aruba arrancó a bordo. En este caso del Palm Pleasure, un catamarán que zarpa cargado de Aruba Ariba en su bodega y tiene como itinerario un recorrido de medio día que incluye tres paradas de snorkel que permiten apreciar las distintas variedades de peces locales a centímetros de los ojos, o antiparras para ser más precisos, porque el paseo incluye el préstamo de las patas de rana, los tubos para respirar bajo el agua y todo el equipamiento necesario para una jornada ideal. Y como si todo estuviera guionado (o pagado para algún mal pensado) a lo largo de la mañana que se tornó en tarde, un pelícano en busca de peces y una impresionante tortuga marina se arrimaron hasta el barco para el deleite de los incrédulos pasajeros. Pero como no todo es snorkel en esta vida, también hubo espacio para que un par de intrépidos que, recordando tiempos de cabelleras completas y menos panza, decidieron usar la parte más alta del barco para lanzarse al mar como si fueran niños en pleno juego.
El lado oculto de la isla
No apto para cardíacos o, al menos, para personas impresionables, pero sí que vale la pena una vez que termina. El día final en Aruba fue de todo menos light porque la jornada representó, en su mayoría, un paseo a bordo de dos Land Rover por el Parque Nacional Arikok, el Natural Pool, Baby Beach y el resto del sector menos visitado de la isla.
Con acompañantes en amplia mayoría gringos y el ondular provocado por andar por un camino que no era tal, la posibilidad de conversar dentro del Land Rover se limitó a la nada misma. Pero lo que se perdió en sociabilidad, se ganó en entorno porque el recorrido arrancó bordeando la costa, ya no en esas impresionantes avenidas al estilo norteamericano, sino sobre la arena misma, el ripio. o vaya a saber qué había bajo el vehículo. Una capilla construida en 1750, el faro que orientaba a los barcos cuando la navegación era otra cosa y una suerte de mini zoológico, pero sólo de avestruces, fueron apareciendo en el horizonte. Aunque lo mejor todavía estaba por llegar. Y como en los buenos relatos, fue haciéndolo de a poco. Primero, una zambullida en la piscina natural que el mar formó entre un cúmulo de rocas, donde los que quisieron también hicieron snorkel. Segundo, una recorrida por la cueva Guadikiri con sus estalactitas y estalagmitas. Y tercero, el final en Baby Beach, “la playa” de Aruba.
CURACAO: La isla de la fantasía
La isla de la fantasía:
En el sur del Caribe, la mayor de las Antillas Holandesas impacta con sus playas perfectas, su riqueza cultural y la colorida Willemstad. Una meca del buceo, donde nunca falta el buen licor.
Cada vez que suena la sirena –algo que ocurre varias veces al día–, la isla cambia de fisonomía. Todo el mundo apura el paso y algunos, incluso, empiezan a correr. Esta alteración en la rutina es, paradójicamente, parte de la cotidianeidad de la gente que vive en Curaçao . Como cuando sonaba el timbre en la escuela primaria y nos arrojábamos, con euforia exagerada, hacia el recreo, aquí la meta es alcanzar la otra orilla. No importa de qué lado d el puente flotante Reina Emma nos encuentre el timbrazo, uno siempre querrá estar en el otro extremo. El colmo del inconformismo o una carrera absurda más, lo cierto es que muchas personas no llegan a abandonar la estructura de madera y ésta comienza a deslizarse sobre el mar hasta quedar paralela junto a una de las márgenes. Entonces, un barco de profundo calado cruza lentamente por el lugar y toda la maniobra cobra sentido para asombro del forastero.
El tránsito marítimo es intenso en el sur del Caribe , alrededor de las islas conocidas como ABC, en alusión a sus iniciales. Situada entre Aruba y Bonaire, Curaçao es la mayor de las Antillas Holandesas , con 444 km2 y a sólo 60 km de la costa venezolana. La fórmula “arenas blancas–mar turquesa–sol todo el año”, imán para el turismo internacional, se perfecciona aquí gracias a su ubicación privilegiada, fuera de la franja de huracanes.
Un secreto a voces Con 150 mil habitantes, Curaçao ostenta una tranquilidad que confirma que se trata de uno de los secretos mejor guardados del Caribe. Precisametne, el mayor movimiento se percibe junto al puente Reina Emma –construido en 1888 y restaurado en 2006–, donde la capital Willemstad presenta una sucesión encantadora de bares junto al mar, restaurantes, hoteles y casinos siempre abiertos.
Además de los buques que transitan por estas aguas, siempre se ve alguno de los cientos de cruceros turísticos que arriban al puerto cada año, con su gran porte formando parte del paisaje, delante de edificios pintados en tonalidades vibrantes y alegres, como amarillo verde o rosa.
La arquitectura remite al estilo holandés. Y como una pequeña Amsterdam en pleno Caribe, de cara a la bahía de Santa Ana, el centro histórico Punda permite conocer el pasado singular del lugar. Pero vayamos por partes.
El primer europeo en llegar a este grupo de islas fue el explorador español Alonso de Ojeda en 1499. El adelantado no era lo que actualmente se calificaría como un visionario: después de recorrer las tierras áridas bañadas por aguas transparentes y cálidas, con vegetación y fauna desértica, concluyó que eran “islas inútiles”.
Los españoles conocieron también a los nativos arawakos, pero pronto se olvidaron del asunto, ya que concentraron su interés en las minas de oro de la cercana Santo Domingo. En 1634 tomó posesión Holanda, por casi dos siglos, con un intervalo en 1805, cuando este país sufrió una invasión inglesa. Los holandeses recién recuperaron el control en 1816 y, en la actualidad, los nacidos en Curaçao son considerados ciudadanos holandeses.
Ante la intensa actividad de su puerto, el dominio holandés y el comercio de esclavos africanos, Curaçao se expandió con la diversidad cultural como constante. Porque la mezcla de nacionalidades (españoles, holandeses, arawakos, africanos, y también, latinos e indios) dejó su impronta en la cultura, las costumbres, la gastronomía, la música y, claro está, en el lenguaje. Una de las mayores sorpresas.
“Bon dia”, “¿Kon ta bai?”. Uno escucha y no tarda en deducir “Buen día”, “¿Cómo te va?”, al no encontrar demasiado margen para el error en la lengua que habla con extrema amabilidad la gente de Curaçao. Entonces, se agradece (“Danki”) cada vez que se recibe la bienvenida (“Bon bini”).
La explicación es más sencilla de lo que parece. El idioma oficial es el papiamento, y aunque sólo se entienden frases sueltas, todo resulta musical y familiar: es que el papiamento deriva del holandés, el portugués y el español. Sin embargo, todos dominan el holandés, inglés y español, y saltan de un idioma a otro sin el menor esfuerzo.
Para quienes eligen este destino para aislarse del mundo, y también para los que llegan a Willemstad a bordo de un mega crucero dispuestos a conocer playas increíbles, se recomienda visitar primero el Museo Curaçao. Después del desayuno, antes de que el calor sea asfixiante, un ratito nomás. Vale la pena.
En la casa de estilo colonial funcionaba en el pasado el hospital militar (en el siglo XIX, hubo una epidemia de fiebre amarilla) y hoy conserva mobiliario de época que remite a costumbres y creencias a veces insólitas. Por ejemplo, llama la atención la cocina, con las paredes pintadas de colorado y lunares blancos. Sonará gracioso, pero los lugareños creían que así lograban “marear” a los mosquitos y volverlos vulnerables. Otra rareza: en una sala se exhibe el primer avión que voló de Holanda a Curaçao luego de hacer siete paradas porque sus pilotos lo mantenían en el aire ¡a pedal! Sin una nube a la vista y con la temperatura rozando los 30°C, nunca se olvida el objetivo inicial y supremo del viaje: la playa. Sólo en la costa Sur, la isla tiene cerca de 40, cada una con características distintivas. Con acantilados, con arrecifes de coral y miles de peces de colores, con reposeras que se vuelven camas bajo tules blancos... Todas tendrán en común las aguas amables y traslúcidas, ideales para la práctica de snorkel y buceo. Las oportunidades surgirán en todo momento, como las compañías que alquilan equipos y brindan clases.
Antes de llegar a la playa, tomamos una excursión a las Cuevas de Hato, con estalagmitas, estalactitas y pinturas rupestres de 1.500 años de antigüedad. Extensas (caminarlas demandaría unas siete horas) y altas ( hato significa alto), las cuevas volcánicas servían de refugio a los esclavos negros que huían del trabajo en las plantaciones de plátanos y otras frutas. Si los techos lucen oscuros es por las fogatas y antorchas que encendían entonces. Arnold, el guía, juega con nuestros miedos ancestrales y apaga las luces. Luego, tomamos jugo de aloe vera. Y para cerrar la cadena de experiencias inesperadas, vemos decenas de flamencos rosados: atraídos por el sol, la sal y los camarones, llegan de Venezuela y se instalan en el lago San Miguel.
Se nos fue hasta el ocaso y queda pendiente un café en aquel bar adorable junto al puente flotante. Entonces, sospecho que aquí las horas, por felices, siempre resultarán breves.
PANAMA: Canal abierto
Panamá, canal abierto
El país que une los dos océanos vive un auge turístico sin precedente con mucho para ofrecer: playas inexploradas, parques nacionales, montañas, variedad de paisajes y shoppings de última generación..., con precios imbatibles
PANAMA.- Pregunte a cualquiera qué sabe de Panamá y, nueve sobre diez, le mencionarán el canal. Algunos tal vez evoquen a Noriega, ex dictador que en los últimos días volvió a cobrar un relativo protagonismo por su extradición a Francia.
Sin desconocer el enorme potencial turístico del paso entre interocéanico, el país que fue colonia española, provincia colombiana y protectorado estadounidense, ahora apuesta por reforzar su propia identidad. Y esto incluye difundir sus otros atractivos, desde las playas repartidas en dos costas hasta las llanuras húmedas, los bosques montañosos, los monumentos históricos o los shoppings de última generación.
Y, por lo que cuentan desde la Secretaría de Turismo, parece que no le va nada mal. Un millón y medio de turistas visita anualmente este país estrecho con forma de s recostada -el más angosto de América-, cifra con la que ni soñaban hace una década.
"Durante años estuvimos bajo la bota yanqui, en letargo total, pero ahora despertamos", ilustra un funcionario mientras se mete una caramañola (especie de croqueta rellena de queso blanco, guiso de tomate y plátano maduro) de lleno en la boca.
La bota yanqui, por si caben dudas, son los 85 años (1914-1999) en los que Estados Unidos administró el Canal de Panamá. El antiguo cinturón militar que ciñe el cruce entre los océanos está formado por bases, oficinas administrativas, escuelas y residencias que poco a poco se van recuperando como colegios y hoteles.
Pero de la presencia norteamericana quedan aún unos cuantos legados, con la economía dolarizada como el más notable. Las personas también se pesan en libras, la nafta se vende en galones, el auto se parquea o si algo es lindo, entonces será priti (del inglés pretty). Después están los típicos ómnibus escolares estadounidenses -como el que conduce el alocado Otto, de Los Simpson -, pero que aquí se pintaron con colores vivos y se llenaron de frases del tipo Jesús te ama , Janeth, pedacito de mi cielo o Titanic, una leyenda . Pintorescos y folklóricos como son, estos vehículos se conocen como Diablos Rojos por la cantidad de accidentes que han provocado en las atestadas calles de la ciudad.
Por si faltaran nombres originales (Dayanis, Osiris, Josamel, Shajaira, son apenas una mínima muestra de los que se cruzaron en el camino) se agregan otros como Uandolar (one dollar, y es de hombre) o localidades como la de Arraiján. Cuentan que esta última está frente a la zona canalera que solía pertenecer a los norteamericanos. Y éstos, cuando daban las indicaciones para llegar a la mencionada localidad, subrayaban la necesidad de tomar a right hand (a mano derecha). Y así fue como a right hand pasó a ser Arraiján, y Arraiján quedó nomás.
Anécdotas aparte, a la moderna ciudad de Panamá se la conoce como la Ciudad de los Rascacielos por la cantidad de torres que trepan al cielo y compiten en altura y espectacularidad. Lo llamativo es que el boom de la construcción explotó en los últimos años, mezcla de un paquete de beneficios fiscales para atraer multinacionales y del hecho de que, antes de 1999, la ciudad no podía crecer hacia las llamadas áreas revertidas, las zonas boscosas del canal. Ahora, hasta Donald Trump ha invertido en los millonarios desarrollos inmobiliarios, despachándose con un hotel de 62 pisos y forma de velero, muy al estilo del Burj Al-Arab, de Dubai.
La avenida Balboa, que discurre paralela al océano Pacífico, la nueva Costa del Este (con terrenos ganados al mar) o la avenida España, centro financiero de la capital, son el exponente de la Panamá moderna y cosmopolita, la misma que se precia de ser la meca imbatible del shopping.
La otra cara de Panamá está en las huellas de su pasado precolombino y colonial, resguardadas en el casco antiguo de la ciudad.
Porque los primeros en desembarcar en estas latitudes fueron los españoles, que no perdieron tiempo y fundaron ciudades como Portobelo o la misma Panamá, en 1519. Esta última, cuna de los tesoros de la corona española, fue saqueada y destruida por el pirata Henry Morgan en 1671. Hoy apenas quedan en pie los restos de la catedral, las casas del clérigo y un puñado de ruinas -conjunto monumental histórico que se conoce como Panamá La Vieja-, todo en medio de una vegetación espesa y tropical, a 8 km de Panamá city.
Por suerte, el fantástico altar recubierto en oro fue salvado de la rapiña de los piratas y trasladado a lo que hoy es el casco antiguo, donde se reconstruyó la nueva ciudad. Allí, las estrechas calles empedradas, fachadas coloniales y balcones de hierro forjado conviven con ropa que cuelga de las ventanas, vecinas de ruleros que escuchan reggaeton a todo volumen, peluquerías improvisadas en medio de una vereda o indias kuna que venden sus coloridos tejidos (las molas, consideradas unas de las más sofisticadas artesanías en América latina).
El gobierno emprendió hace poco la restauración del barrio, empezando por los edificios cercanos al parque Mayor y al Palacio de las Garzas, residencia presidencial. Al mismo tiempo, los conventos dilapidados se reconvierten en lofts, en los viejos edificios militares se instalan tiendas y restaurantes, y las antiguas casonas se transforman en hoteles boutique.
¿La próxima Costa Rica?
Los emprendimientos inmobiliarios no son exclusivos de la ciudad. A medida que la ruta deja atrás la maraña de torres espejadas comienzan a asomar los cartelones que anuncian la construcción de tal o cual condominio, todos con nombres similares como Villas del Pacífico, Ocean View, View Bay, Vista Mar...
Hay quienes se aventuran a decir que Panamá se encamina a ser la nueva Costa Rica, donde los mega-hotels y resorts se adueñaron de ciertas provincias sobre el Pacífico.
La diferencia es que en Panamá aún persisten comarcas indígenas como las de Kuna Yala, Emberá y Ngöbe-Buglé, territorios semiautónomos donde las construcciones a gran escala están prohibidísimas. Sí se promueve, en cambio, el turismo ecológico y el alojamiento en cabañas que administran las mismas comunidades.
Porque antes que los españoles, los estadounidenses, el canal, los rascacielos o Noriega estuvieron ellos, los nativos, los mismos que bautizaron a estas tierras rebosantes de naturaleza como Panamá. Que no significa otra cosa, en lengua indígena, que abundancia de peces, árboles y mariposas .
El atajo
Los pasajeros saludan, el público aplaude, más de uno se emociona. El espectáculo se repite varias veces al día, todos los días del año, cada vez que un barco o un crucero atraviesa el Canal de Panamá (tarda de 8 a 10 horas).
"Hasta aquí han llegado personas cuyo sueño en la vida era conocer este icono. Y han llorado al verlo operando", cuenta Dazzel Marshall, de la Oficina de Comunicaciones del canal, que no se cansa de repetir las cifras que lógicamente conoce de memoria. Y hasta las cita con orgullo: por año cruzan el canal más de 14.000 barcos, o entre 35 a 40 por día, llegando a pagar hasta 300.000 dólares de derecho de paso (aunque el promedio es de 90.000. Y atención, porque en 1928 un hombre cruzó los 80 km a nado, pagando apenas 28 centavos de peaje ).
Hasta 1999, cuando el canal era administrado por Estados Unidos, los ingresos eran destinados exclusivamente a su mantenimiento. Hoy, ya en manos panameñas, lo que prima son los fines de lucro. Por eso, con la construcción del tercer juego de esclusas (que estará listo en 2014, con una inversión de 5250 millones de dólares), el gobierno pretende mantener aceitada una máquina de dinero que le depara la tercera parte de su PBI.
"Las esclusas son como ascensores de agua, mientras el canal es como un gigantesco puente de agua", ilustra Marshall, para simplificar la explicación sobre el funcionamiento de las esclusas, que gradualmente bajan los barcos del Atlántico al Pacífico y viceversa, ya que hay un desnivel de 26 metros entre las aguas de ambos mares.
Así, lo que comenzó siendo el sueño del emperador Carlos V y la pesadilla del ingeniero francés Ferdinand de Lesseps (que fracasó después de 20 años de obra), se convirtió en una realidad a principios del siglo XX, de la mano de Estados Unidos. Esta titánica obra de ingeniería consiguió unir dos océanos tras diez años de construcción, 352 millones de dólares de inversión y 25.000 vidas sesgadas por la malaria, la peste y la fiebre amarilla.
"Ya lo saben: el que no visitó el canal, entonces nunca estuvo en Panamá", se despide Marshall.
Radiografía del turista
Los europeos buscan ecoturismo, playas y naturaleza; los norteamericanos, buenos resorts, restaurantes y pesca; los sudamericanos, shopping; los asiáticos, casinos y también compras al por mayor (en la zona franca de Colón). A rasgos generales, ése es el perfil de visitantes que recibe Panamá, aunque también el turismo de salud atrae multitudes. Implantes dentales, cirugías plásticas y cardiología son algunas de las especialidades más solicitadas por europeos y norteamericanos. De paso, éstos tantean el terreno para venir a pasar sus últimos años a estas tierras. No por nada la publicación estadounidense International Living nombró a Panamá, por séptimo año consecutivo, como uno de los cinco mejores lugares del mundo para retirarse.
Con permiso del cacique
Así como la ciudad de Panamá impacta por su extenso perfil de acero y hormigón, no menos sorpresivo es pasar, en cuestión de minutos, al oasis de verde profundo y por momentos montañoso que abraza al resto del país. Trece parques nacionales, ocho reservas forestales y una veintena de zonas protegidas son el hogar de más de mil especies de mariposas, 927 de aves (tantas como Estados Unidos y Canadá juntos) y 1200 de orquídeas.
La frondosa provincia de Darién, en el límite con Colombia, es la zona más salvaje de Panamá, además de la única sección de América Central que no es atravesada por la Carretera Panamericana. Alberga inmensas áreas de selva virgen y pueblos indígenas que han vivido de la misma forma durante siglos.
Otro territorio atemporal y políticamente independiente dentro de las fronteras de Panamá es la reserva Kuna Yala, de los indios kuna, también conocida como San Blas (cuenta desde 1925 con autoridades y leyes propias). La comarca abarca 365 islas (sí, una por cada día del año) en las aguas turquesas del Caribe, pero sólo 49 están habitadas. Si bien en los últimos años se ha convertido en un destino cada vez más popular, el turismo a las islas está estrictamente limitado, y los visitantes deben pedir permiso al cacique para poder pasar la noche. Aunque el turismo significa una fuente de ingreso, los kunas son en gran parte autosuficientes y tienen interacción limitada con el mundo moderno . Los cocos, de hecho, son usados como un tipo de moneda entre ellos. Y más vale no intentar llevarse uno de alguna isla aparentemente deshabitada, porque estos frutos son protegidos de cerca.
DATOS UTILES
Cómo llegar
Copa Airlines tiene vuelos directos diarios entre Buenos Aires y Panamá,
Atención con quedarse al menos un día en Panamá, centro de conexión obligado para muchos vuelos por América central.
El canal
La entrada para visitar la esclusa de Miraflores del Canal de Panamá es de US$ 8. Incluye el acceso al Centro de Visitantes y sus cuatro salas de exhibición.
Los barcos construidos pensando en el canal, cuyas medidas son de 33,5 m de manga y 305 de eslora, se conocen como Panamax. Los que se construyen en función de las nuevas esclusas, y que podrán tener 49 metros de manga y 366 de eslora, son los Post Panamax.
.Se puede cruzar también de océano a océano en tren, en el Panamá Canal Railway, de lunes a viernes, por US$ 22 el tramo (son 55 minutos).
En internet
www.atp.gob.pa
El país que une los dos océanos vive un auge turístico sin precedente con mucho para ofrecer: playas inexploradas, parques nacionales, montañas, variedad de paisajes y shoppings de última generación..., con precios imbatibles
PANAMA.- Pregunte a cualquiera qué sabe de Panamá y, nueve sobre diez, le mencionarán el canal. Algunos tal vez evoquen a Noriega, ex dictador que en los últimos días volvió a cobrar un relativo protagonismo por su extradición a Francia.
Sin desconocer el enorme potencial turístico del paso entre interocéanico, el país que fue colonia española, provincia colombiana y protectorado estadounidense, ahora apuesta por reforzar su propia identidad. Y esto incluye difundir sus otros atractivos, desde las playas repartidas en dos costas hasta las llanuras húmedas, los bosques montañosos, los monumentos históricos o los shoppings de última generación.
Y, por lo que cuentan desde la Secretaría de Turismo, parece que no le va nada mal. Un millón y medio de turistas visita anualmente este país estrecho con forma de s recostada -el más angosto de América-, cifra con la que ni soñaban hace una década.
"Durante años estuvimos bajo la bota yanqui, en letargo total, pero ahora despertamos", ilustra un funcionario mientras se mete una caramañola (especie de croqueta rellena de queso blanco, guiso de tomate y plátano maduro) de lleno en la boca.
La bota yanqui, por si caben dudas, son los 85 años (1914-1999) en los que Estados Unidos administró el Canal de Panamá. El antiguo cinturón militar que ciñe el cruce entre los océanos está formado por bases, oficinas administrativas, escuelas y residencias que poco a poco se van recuperando como colegios y hoteles.
Pero de la presencia norteamericana quedan aún unos cuantos legados, con la economía dolarizada como el más notable. Las personas también se pesan en libras, la nafta se vende en galones, el auto se parquea o si algo es lindo, entonces será priti (del inglés pretty). Después están los típicos ómnibus escolares estadounidenses -como el que conduce el alocado Otto, de Los Simpson -, pero que aquí se pintaron con colores vivos y se llenaron de frases del tipo Jesús te ama , Janeth, pedacito de mi cielo o Titanic, una leyenda . Pintorescos y folklóricos como son, estos vehículos se conocen como Diablos Rojos por la cantidad de accidentes que han provocado en las atestadas calles de la ciudad.
Por si faltaran nombres originales (Dayanis, Osiris, Josamel, Shajaira, son apenas una mínima muestra de los que se cruzaron en el camino) se agregan otros como Uandolar (one dollar, y es de hombre) o localidades como la de Arraiján. Cuentan que esta última está frente a la zona canalera que solía pertenecer a los norteamericanos. Y éstos, cuando daban las indicaciones para llegar a la mencionada localidad, subrayaban la necesidad de tomar a right hand (a mano derecha). Y así fue como a right hand pasó a ser Arraiján, y Arraiján quedó nomás.
Anécdotas aparte, a la moderna ciudad de Panamá se la conoce como la Ciudad de los Rascacielos por la cantidad de torres que trepan al cielo y compiten en altura y espectacularidad. Lo llamativo es que el boom de la construcción explotó en los últimos años, mezcla de un paquete de beneficios fiscales para atraer multinacionales y del hecho de que, antes de 1999, la ciudad no podía crecer hacia las llamadas áreas revertidas, las zonas boscosas del canal. Ahora, hasta Donald Trump ha invertido en los millonarios desarrollos inmobiliarios, despachándose con un hotel de 62 pisos y forma de velero, muy al estilo del Burj Al-Arab, de Dubai.
La avenida Balboa, que discurre paralela al océano Pacífico, la nueva Costa del Este (con terrenos ganados al mar) o la avenida España, centro financiero de la capital, son el exponente de la Panamá moderna y cosmopolita, la misma que se precia de ser la meca imbatible del shopping.
La otra cara de Panamá está en las huellas de su pasado precolombino y colonial, resguardadas en el casco antiguo de la ciudad.
Porque los primeros en desembarcar en estas latitudes fueron los españoles, que no perdieron tiempo y fundaron ciudades como Portobelo o la misma Panamá, en 1519. Esta última, cuna de los tesoros de la corona española, fue saqueada y destruida por el pirata Henry Morgan en 1671. Hoy apenas quedan en pie los restos de la catedral, las casas del clérigo y un puñado de ruinas -conjunto monumental histórico que se conoce como Panamá La Vieja-, todo en medio de una vegetación espesa y tropical, a 8 km de Panamá city.
Por suerte, el fantástico altar recubierto en oro fue salvado de la rapiña de los piratas y trasladado a lo que hoy es el casco antiguo, donde se reconstruyó la nueva ciudad. Allí, las estrechas calles empedradas, fachadas coloniales y balcones de hierro forjado conviven con ropa que cuelga de las ventanas, vecinas de ruleros que escuchan reggaeton a todo volumen, peluquerías improvisadas en medio de una vereda o indias kuna que venden sus coloridos tejidos (las molas, consideradas unas de las más sofisticadas artesanías en América latina).
El gobierno emprendió hace poco la restauración del barrio, empezando por los edificios cercanos al parque Mayor y al Palacio de las Garzas, residencia presidencial. Al mismo tiempo, los conventos dilapidados se reconvierten en lofts, en los viejos edificios militares se instalan tiendas y restaurantes, y las antiguas casonas se transforman en hoteles boutique.
¿La próxima Costa Rica?
Los emprendimientos inmobiliarios no son exclusivos de la ciudad. A medida que la ruta deja atrás la maraña de torres espejadas comienzan a asomar los cartelones que anuncian la construcción de tal o cual condominio, todos con nombres similares como Villas del Pacífico, Ocean View, View Bay, Vista Mar...
Hay quienes se aventuran a decir que Panamá se encamina a ser la nueva Costa Rica, donde los mega-hotels y resorts se adueñaron de ciertas provincias sobre el Pacífico.
La diferencia es que en Panamá aún persisten comarcas indígenas como las de Kuna Yala, Emberá y Ngöbe-Buglé, territorios semiautónomos donde las construcciones a gran escala están prohibidísimas. Sí se promueve, en cambio, el turismo ecológico y el alojamiento en cabañas que administran las mismas comunidades.
Porque antes que los españoles, los estadounidenses, el canal, los rascacielos o Noriega estuvieron ellos, los nativos, los mismos que bautizaron a estas tierras rebosantes de naturaleza como Panamá. Que no significa otra cosa, en lengua indígena, que abundancia de peces, árboles y mariposas .
El atajo
Los pasajeros saludan, el público aplaude, más de uno se emociona. El espectáculo se repite varias veces al día, todos los días del año, cada vez que un barco o un crucero atraviesa el Canal de Panamá (tarda de 8 a 10 horas).
"Hasta aquí han llegado personas cuyo sueño en la vida era conocer este icono. Y han llorado al verlo operando", cuenta Dazzel Marshall, de la Oficina de Comunicaciones del canal, que no se cansa de repetir las cifras que lógicamente conoce de memoria. Y hasta las cita con orgullo: por año cruzan el canal más de 14.000 barcos, o entre 35 a 40 por día, llegando a pagar hasta 300.000 dólares de derecho de paso (aunque el promedio es de 90.000. Y atención, porque en 1928 un hombre cruzó los 80 km a nado, pagando apenas 28 centavos de peaje ).
Hasta 1999, cuando el canal era administrado por Estados Unidos, los ingresos eran destinados exclusivamente a su mantenimiento. Hoy, ya en manos panameñas, lo que prima son los fines de lucro. Por eso, con la construcción del tercer juego de esclusas (que estará listo en 2014, con una inversión de 5250 millones de dólares), el gobierno pretende mantener aceitada una máquina de dinero que le depara la tercera parte de su PBI.
"Las esclusas son como ascensores de agua, mientras el canal es como un gigantesco puente de agua", ilustra Marshall, para simplificar la explicación sobre el funcionamiento de las esclusas, que gradualmente bajan los barcos del Atlántico al Pacífico y viceversa, ya que hay un desnivel de 26 metros entre las aguas de ambos mares.
Así, lo que comenzó siendo el sueño del emperador Carlos V y la pesadilla del ingeniero francés Ferdinand de Lesseps (que fracasó después de 20 años de obra), se convirtió en una realidad a principios del siglo XX, de la mano de Estados Unidos. Esta titánica obra de ingeniería consiguió unir dos océanos tras diez años de construcción, 352 millones de dólares de inversión y 25.000 vidas sesgadas por la malaria, la peste y la fiebre amarilla.
"Ya lo saben: el que no visitó el canal, entonces nunca estuvo en Panamá", se despide Marshall.
Radiografía del turista
Los europeos buscan ecoturismo, playas y naturaleza; los norteamericanos, buenos resorts, restaurantes y pesca; los sudamericanos, shopping; los asiáticos, casinos y también compras al por mayor (en la zona franca de Colón). A rasgos generales, ése es el perfil de visitantes que recibe Panamá, aunque también el turismo de salud atrae multitudes. Implantes dentales, cirugías plásticas y cardiología son algunas de las especialidades más solicitadas por europeos y norteamericanos. De paso, éstos tantean el terreno para venir a pasar sus últimos años a estas tierras. No por nada la publicación estadounidense International Living nombró a Panamá, por séptimo año consecutivo, como uno de los cinco mejores lugares del mundo para retirarse.
Con permiso del cacique
Así como la ciudad de Panamá impacta por su extenso perfil de acero y hormigón, no menos sorpresivo es pasar, en cuestión de minutos, al oasis de verde profundo y por momentos montañoso que abraza al resto del país. Trece parques nacionales, ocho reservas forestales y una veintena de zonas protegidas son el hogar de más de mil especies de mariposas, 927 de aves (tantas como Estados Unidos y Canadá juntos) y 1200 de orquídeas.
La frondosa provincia de Darién, en el límite con Colombia, es la zona más salvaje de Panamá, además de la única sección de América Central que no es atravesada por la Carretera Panamericana. Alberga inmensas áreas de selva virgen y pueblos indígenas que han vivido de la misma forma durante siglos.
Otro territorio atemporal y políticamente independiente dentro de las fronteras de Panamá es la reserva Kuna Yala, de los indios kuna, también conocida como San Blas (cuenta desde 1925 con autoridades y leyes propias). La comarca abarca 365 islas (sí, una por cada día del año) en las aguas turquesas del Caribe, pero sólo 49 están habitadas. Si bien en los últimos años se ha convertido en un destino cada vez más popular, el turismo a las islas está estrictamente limitado, y los visitantes deben pedir permiso al cacique para poder pasar la noche. Aunque el turismo significa una fuente de ingreso, los kunas son en gran parte autosuficientes y tienen interacción limitada con el mundo moderno . Los cocos, de hecho, son usados como un tipo de moneda entre ellos. Y más vale no intentar llevarse uno de alguna isla aparentemente deshabitada, porque estos frutos son protegidos de cerca.
DATOS UTILES
Cómo llegar
Copa Airlines tiene vuelos directos diarios entre Buenos Aires y Panamá,
Atención con quedarse al menos un día en Panamá, centro de conexión obligado para muchos vuelos por América central.
El canal
La entrada para visitar la esclusa de Miraflores del Canal de Panamá es de US$ 8. Incluye el acceso al Centro de Visitantes y sus cuatro salas de exhibición.
Los barcos construidos pensando en el canal, cuyas medidas son de 33,5 m de manga y 305 de eslora, se conocen como Panamax. Los que se construyen en función de las nuevas esclusas, y que podrán tener 49 metros de manga y 366 de eslora, son los Post Panamax.
.Se puede cruzar también de océano a océano en tren, en el Panamá Canal Railway, de lunes a viernes, por US$ 22 el tramo (son 55 minutos).
En internet
www.atp.gob.pa
PANAMA: El rostro panameño del Caribe
El rostro panameño del Caribe
Un recorrido por la capital y las coloridas islas de San Blas. Sabores e historia junto al famoso canal, una de las obras de ingeniería más relevantes del mundo.
Una joven corre hacia el embarcadero. Otras la imitan y salen raudas hacia el muelle. Visten polleras y blusas llamativas. Un pañuelo rojo cubre sus cabelleras y, alrededor de las piernas, unas tiras, una especie de anillos, casi hasta las rodillas. Los colores y la confección de estas prendas no son comunes. Una lancha repleta de pasajeros y mercancías ya está cerca del espigón. Viaja en ella una niña rubia de dos años, que sonríe y levanta su manita. “Mola, kuna, Charly”, dice, alentada entre risas por los padres. A medida que descienden se saludan con los miembros de la comunidad Kuna Yala, vientre de los tejidos llamados molas. Acaban de poner pie en una de las fascinantes islas del archipiélago de San Blas, frente a las costas caribeñas de Panamá. El periplo además recorrerá la city panameña y el atajo marítimo más importante del mundo; la unión de dos océanos, producto del ingenio del hombre: el Canal de Panamá.
Contrapuntos
Luego de un trayecto de casi 60 km serpenteantes desde el centro de la ciudad capital, en unas camionetas 4x4 (las únicas unidades que transportan hasta allí a turistas y locales, dado lo empinado de algunas elevaciones), se arriba a Puerto Kartí, principal base de partida continental hacia las 365 islas de la comarca Kuna, de las cuales sólo 52 se hallan habitadas. Media hora de navegación rápida acercan a Wichiwala y El Porvenir, dos poblados insulares de los nativos kunas. A esta última isla arriban avionetas desde el aeropuerto internacional Marcos A. Gelabert. El viaje dura unos 20 minutos, pero se debe pernoctar un día, ya que las salidas son lunes, miércoles y viernes.
Las islas del archipiélago de San Blas están en la costa del Caribe panameño, desde el golfo de San Blas, casi hasta la frontera colombiana. Colombia es su frontera natural. Muchas de las islas se utilizan solamente para fines turísticos. Se levantan en ellas cabañas, hoteles y pequeños hostels rodeados de vegetación, playas de finísima arena blanca y aguas de un verde transparente. En un bello islote, la Isla del Perro, se ven algunas carpas armadas debajo de un palmeral. Las casas son de arquitectura sencilla en construcciones principalmente de caña. Son sólidas y resistentes a los cambios climáticos.
La mayoría de los habitantes son kunas. Sus costumbres producen un retorno al pasado. Ellos manejan los medios conducentes para facilitar el turismo en estas bellas islas donde gobierna la naturaleza. Integran una provincia autónoma con poca intervención del gobierno central, y mantienen su sistema económico, idioma y costumbres, como es el caso de su vestimenta tradicional, las reconocidas molas.
Este tejido artístico está hecho con una técnica de bordado y bordado inverso. Cada prenda demanda mucho tiempo y destreza con las agujas. Las mujeres visten esos atuendos de un colorido singular. La confección y venta de las molas es para los kunas una importante fuente de ingreso. Si bien los poblados son en su gran mayoría insulares, los terrenos de labranza y cría están ubicados en la cercana tierra firme, a la que se desplazan diariamente en sus cayucos (botes de remo) para trabajar los cultivos. El pescado es el principal sostén de la dieta, junto a plátanos y cocos.
Resulta curioso el intercambio de mercancías de una embarcación a otra en pleno mar Caribe. Importaciones traídas en barcos colombianos son adquiridas así por los kunas. Un jefe isleño relata la importancia del coco en su cultura. A la máxima autoridad de cada isla se la llama saila, y a la de la comarca, cacique. Su palabra o sentencia no admite discusiones. O sea que “valen un coco”. Tan es así, que en cualquier diálogo utilizan el fruto del cocotero como una unidad monetaria. Pero obviamente usan dólares. Mediante un comportamiento distintivo, esta comunidad ha evitado el desarrollo del turismo “tradicional”. Instalaciones sencillas, simples, y comida fresca –sobre todo pescados y frutas– ofrecen a los visitantes tranquilidad, sosiego.
Y diversión. Los arrecifes, muchos de ellos antiquísimos, son excelentes sitios para practicar snorkeling y natación. Los kunas, estudiosos y cultos, atraen con su música y danzas. Pero hay un tema que alegra sus ojos y ocupa un lugar destacado en sus leyendas: la rebelión que protagonizaron hace casi cien años frente al intento de “modernizarlos”, si vale el término (ver Imperdible).
Tambores y raspados
Una copiosa lluvia tropical acompaña el regreso a la capital de Panamá, donde la excursión a la Ciudad Vieja precede a las demás. Fue destruida con el ataque del pirata galés Henry Morgan, en 1671. La segunda fundación de Panamá fue en 1673. Con la experiencia adquirida se la hizo mucho más fortificada, a recaudo de los ataques de filibusteros ávidos de oro, y se erigieron en su interior edificios religiosos, militares y civiles.
Construcciones de bellas formas, algunas se conservan hoy y otras están en pleno proceso restaurador. Es prioritaria la restauración de los edificios históricos. Se destacan la Iglesia de la Merced, la Casa de la Municipalidad, las Ruinas del antiguo Convento de la Compañía de Jesús. Durante el paseo, flamean varias banderas nacionales. Su emblema está formado por un rectángulo dividido en cuatro: colores y estrellas rojos y azules representan la unión de conservadores y liberales durante la lucha por la libertad del país.
Tentaciones de los viajes, de los recorridos, por el centro urbano un puesto callejero ofrece un “raspado”. Los vendedores raspan una barra de hielo, llenan un cucurucho y le agregan leche saborizada, miel y jugo de frutas. Una delicia deleitada aún más al compás de un “tamborito”, expresión artística representativa de la panameñidad. Y ahí nomás, en la calle Navarro, el ex campeón mundial de boxeo Roberto “Mano de Piedra” Durán posee un restaurante –la Tasca de Durán– que sirve excelente comida típica local.
Los buenos platos son acompañados por decoración que recuerda su pasado deportivo glorioso. A veces se lo puede oír cantar mientras se desplaza alrededor de las mesas, otra faceta del ex multicampeón.
Una visita al gran Canal
Durante el trayecto hasta la sede del Centro de Visitantes de Miraflores, lugar donde los turistas pueden disfrutar tanto de una visita guiada como del paso de un buque a través de las esclusas del monumental complejo denominado integralmente Canal de Panamá, se observan decenas de “diablos rojos”, transportes colectivos de personas. Son multicolores, pintados con infinita imaginación. En verdad no hay uno igual a otro. Lo mejor es verlos cuando pasan por la cinta costera con el mar Caribe de fondo.
El primer intento de construir una ruta a toda agua por Panamá lo hicieron los franceses en 1880. Problemas financieros y enfermedades truncaron la iniciativa de Fernando de Lesseps. Desde su independencia, en 1903, Panamá acordó con Estados Unidos la construcción del canal. Se terminó el 15 de agosto de 1914 y los norteamericanos lo administraron hasta 1999.
El agua que se utiliza para subir y bajar las naves en cada juego de esclusas se obtiene, por gravedad, del lago Gatún, y es vertida en las esclusas a través de un sistema de alcantarillado. El renombrado Corte Culebra es la parte más estrecha del canal y sus casi 13 km representan una quinta parte de la extensión de la vía. Este segmento fue excavado a través de roca y piedra caliza de la Cordillera Central de la península panameña. Las rocas fueron utilizadas luego para el relleno de la Calzada de Amador, que conecta la parte continental de la ciudad con las islas Naos, Perico y Flamenco. Actualmente es un paseo imperdible. Bares, restaurantes, galerías con vistas espléndidas junto a yates, lanchas y botes.
De día o de noche se puede caminar, trotar o andar en bicicleta con el mar a ambos lados de la ruta. Y ver, mientras tanto, aves migratorias buscando el aire caliente de la playa, donde flotan y descansan sin dificultad, en su paso por el istmo de Panamá
Un recorrido por la capital y las coloridas islas de San Blas. Sabores e historia junto al famoso canal, una de las obras de ingeniería más relevantes del mundo.
Una joven corre hacia el embarcadero. Otras la imitan y salen raudas hacia el muelle. Visten polleras y blusas llamativas. Un pañuelo rojo cubre sus cabelleras y, alrededor de las piernas, unas tiras, una especie de anillos, casi hasta las rodillas. Los colores y la confección de estas prendas no son comunes. Una lancha repleta de pasajeros y mercancías ya está cerca del espigón. Viaja en ella una niña rubia de dos años, que sonríe y levanta su manita. “Mola, kuna, Charly”, dice, alentada entre risas por los padres. A medida que descienden se saludan con los miembros de la comunidad Kuna Yala, vientre de los tejidos llamados molas. Acaban de poner pie en una de las fascinantes islas del archipiélago de San Blas, frente a las costas caribeñas de Panamá. El periplo además recorrerá la city panameña y el atajo marítimo más importante del mundo; la unión de dos océanos, producto del ingenio del hombre: el Canal de Panamá.
Contrapuntos
Luego de un trayecto de casi 60 km serpenteantes desde el centro de la ciudad capital, en unas camionetas 4x4 (las únicas unidades que transportan hasta allí a turistas y locales, dado lo empinado de algunas elevaciones), se arriba a Puerto Kartí, principal base de partida continental hacia las 365 islas de la comarca Kuna, de las cuales sólo 52 se hallan habitadas. Media hora de navegación rápida acercan a Wichiwala y El Porvenir, dos poblados insulares de los nativos kunas. A esta última isla arriban avionetas desde el aeropuerto internacional Marcos A. Gelabert. El viaje dura unos 20 minutos, pero se debe pernoctar un día, ya que las salidas son lunes, miércoles y viernes.
Las islas del archipiélago de San Blas están en la costa del Caribe panameño, desde el golfo de San Blas, casi hasta la frontera colombiana. Colombia es su frontera natural. Muchas de las islas se utilizan solamente para fines turísticos. Se levantan en ellas cabañas, hoteles y pequeños hostels rodeados de vegetación, playas de finísima arena blanca y aguas de un verde transparente. En un bello islote, la Isla del Perro, se ven algunas carpas armadas debajo de un palmeral. Las casas son de arquitectura sencilla en construcciones principalmente de caña. Son sólidas y resistentes a los cambios climáticos.
La mayoría de los habitantes son kunas. Sus costumbres producen un retorno al pasado. Ellos manejan los medios conducentes para facilitar el turismo en estas bellas islas donde gobierna la naturaleza. Integran una provincia autónoma con poca intervención del gobierno central, y mantienen su sistema económico, idioma y costumbres, como es el caso de su vestimenta tradicional, las reconocidas molas.
Este tejido artístico está hecho con una técnica de bordado y bordado inverso. Cada prenda demanda mucho tiempo y destreza con las agujas. Las mujeres visten esos atuendos de un colorido singular. La confección y venta de las molas es para los kunas una importante fuente de ingreso. Si bien los poblados son en su gran mayoría insulares, los terrenos de labranza y cría están ubicados en la cercana tierra firme, a la que se desplazan diariamente en sus cayucos (botes de remo) para trabajar los cultivos. El pescado es el principal sostén de la dieta, junto a plátanos y cocos.
Resulta curioso el intercambio de mercancías de una embarcación a otra en pleno mar Caribe. Importaciones traídas en barcos colombianos son adquiridas así por los kunas. Un jefe isleño relata la importancia del coco en su cultura. A la máxima autoridad de cada isla se la llama saila, y a la de la comarca, cacique. Su palabra o sentencia no admite discusiones. O sea que “valen un coco”. Tan es así, que en cualquier diálogo utilizan el fruto del cocotero como una unidad monetaria. Pero obviamente usan dólares. Mediante un comportamiento distintivo, esta comunidad ha evitado el desarrollo del turismo “tradicional”. Instalaciones sencillas, simples, y comida fresca –sobre todo pescados y frutas– ofrecen a los visitantes tranquilidad, sosiego.
Y diversión. Los arrecifes, muchos de ellos antiquísimos, son excelentes sitios para practicar snorkeling y natación. Los kunas, estudiosos y cultos, atraen con su música y danzas. Pero hay un tema que alegra sus ojos y ocupa un lugar destacado en sus leyendas: la rebelión que protagonizaron hace casi cien años frente al intento de “modernizarlos”, si vale el término (ver Imperdible).
Tambores y raspados
Una copiosa lluvia tropical acompaña el regreso a la capital de Panamá, donde la excursión a la Ciudad Vieja precede a las demás. Fue destruida con el ataque del pirata galés Henry Morgan, en 1671. La segunda fundación de Panamá fue en 1673. Con la experiencia adquirida se la hizo mucho más fortificada, a recaudo de los ataques de filibusteros ávidos de oro, y se erigieron en su interior edificios religiosos, militares y civiles.
Construcciones de bellas formas, algunas se conservan hoy y otras están en pleno proceso restaurador. Es prioritaria la restauración de los edificios históricos. Se destacan la Iglesia de la Merced, la Casa de la Municipalidad, las Ruinas del antiguo Convento de la Compañía de Jesús. Durante el paseo, flamean varias banderas nacionales. Su emblema está formado por un rectángulo dividido en cuatro: colores y estrellas rojos y azules representan la unión de conservadores y liberales durante la lucha por la libertad del país.
Tentaciones de los viajes, de los recorridos, por el centro urbano un puesto callejero ofrece un “raspado”. Los vendedores raspan una barra de hielo, llenan un cucurucho y le agregan leche saborizada, miel y jugo de frutas. Una delicia deleitada aún más al compás de un “tamborito”, expresión artística representativa de la panameñidad. Y ahí nomás, en la calle Navarro, el ex campeón mundial de boxeo Roberto “Mano de Piedra” Durán posee un restaurante –la Tasca de Durán– que sirve excelente comida típica local.
Los buenos platos son acompañados por decoración que recuerda su pasado deportivo glorioso. A veces se lo puede oír cantar mientras se desplaza alrededor de las mesas, otra faceta del ex multicampeón.
Una visita al gran Canal
Durante el trayecto hasta la sede del Centro de Visitantes de Miraflores, lugar donde los turistas pueden disfrutar tanto de una visita guiada como del paso de un buque a través de las esclusas del monumental complejo denominado integralmente Canal de Panamá, se observan decenas de “diablos rojos”, transportes colectivos de personas. Son multicolores, pintados con infinita imaginación. En verdad no hay uno igual a otro. Lo mejor es verlos cuando pasan por la cinta costera con el mar Caribe de fondo.
El primer intento de construir una ruta a toda agua por Panamá lo hicieron los franceses en 1880. Problemas financieros y enfermedades truncaron la iniciativa de Fernando de Lesseps. Desde su independencia, en 1903, Panamá acordó con Estados Unidos la construcción del canal. Se terminó el 15 de agosto de 1914 y los norteamericanos lo administraron hasta 1999.
El agua que se utiliza para subir y bajar las naves en cada juego de esclusas se obtiene, por gravedad, del lago Gatún, y es vertida en las esclusas a través de un sistema de alcantarillado. El renombrado Corte Culebra es la parte más estrecha del canal y sus casi 13 km representan una quinta parte de la extensión de la vía. Este segmento fue excavado a través de roca y piedra caliza de la Cordillera Central de la península panameña. Las rocas fueron utilizadas luego para el relleno de la Calzada de Amador, que conecta la parte continental de la ciudad con las islas Naos, Perico y Flamenco. Actualmente es un paseo imperdible. Bares, restaurantes, galerías con vistas espléndidas junto a yates, lanchas y botes.
De día o de noche se puede caminar, trotar o andar en bicicleta con el mar a ambos lados de la ruta. Y ver, mientras tanto, aves migratorias buscando el aire caliente de la playa, donde flotan y descansan sin dificultad, en su paso por el istmo de Panamá
ARUBA: Videos
¡Bienvenidos a Aruba!
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Aruba Helicopter Tour
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Aruba: Tropical Caribbean Island Holiday
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PANAMA: Videos
PANAMA TURISMO | Video Trailer
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