lunes, 30 de junio de 2014

ARGENTINA: Dia De Campo: Don Silvano

Fórmula infalible: día de campo con asado y cabalgata

De la mañana a la tarde en la estancia Don Silvano, una propuesta más accesible que alojarse, pero con todos los condimentos de la vida rural

Apenas unos pasos separan la estancia Don Silvano de la transitada ruta 8, muy cerca de Capilla del Señor, pero en la fría y soleada mañana invernal, el campo está todavía dormido, con un silencio y una paz que los que venimos de Capital disfrutamos el doble.

De a poco empiezan a llegar los visitantes, muchos del exterior, para el clásico día de campo, un fugaz encuentro con las tradiciones gauchas con la clásica fórmula de asado, cabalgatas y aire puro, que no falla. Una buena alternativa para los que están planificando hacer algo diferente en las vacaciones de invierno que se aproximan.

En Don Silvano está todo muy organizado, casi como un circuito que invitan a seguir. Una propuesta muy similar a la que ofrecen muchas estancias de Buenos Aires abiertas al turismo y que hacen del día de campo un buen caballito de batalla, más accesible que alojarse en los cascos centenarios.

Primero, el turno de las empanadas de carne con vino servidas en el quincho, para continuar con la panza llena y el corazón contento.

Después la hora de la cabalgata, una vuelta a caballo especial para principiantes, que se interna durante quince minutos en un sector de esta estancia de 380 hectáreas. Con alta concurrencia de pequeños jinetes, durante el paseo a paso tranquilo y con la clara prohibición de galopar se ven ovejas y hasta llamas. Los que no se animan pueden pasear en carruaje.

"Silvano era mi bisabuelo, que vino de Italia y puso una parrilla, que atendía mi bisabuela en el campo. Después mi abuelo lo amplió con un comedor más grande y habitaciones, y ahora es una estancia con producción ganadera, un sector de siembra y actividad turística", cuenta Rodrigo Lisiardi, bisnieto de Silvano, que se crió entre los caballos y que sigue adelante con el campo familiar.

El casco estilo victoriano de los años 30 junto con la caballeriza transformada en hotel reciben a los que se quedan a dormir en 25 habitaciones.

Una campana anuncia que la comida está lista. En un gran comedor muy bien calefaccionado, las mesas están servidas con las ensaladas. Enseguida empieza el desfile de las carnes: morcilla, chorizo, pollo y vacío (se extrañó el asado). Y mientras se come se disfruta de un show que mezcla el cancionero regional argentino, danzas folklóricas y hasta temas clásicos de los países de los que llegan los comensales.

Así, mientras se saborea la carne se ve bailar zamba, gato, chacarera, malambo y malambo con boleadoras. Incluso tango, donde invitan a los presentes a dar los primeros pasos del 2x4.

Al finalizar el postre, ya en el campo, se hacen demostraciones de destrezas criollas para volver a casa con algunos capítulos de la vida gauchesca aprobados.

Antes de la merienda con pastelitos y tortas fritas, y de la despedida, se puede andar en bici, descansar al sol y hasta hacer compras en la talabartería de artículos camperos.

Cómo llegar: ruta 8, km 87,300, Capilla del Señor.

Día de campo. Durante las vacaciones de invierno está abierto todos los días. El día de campo incluye recepción con empanadas, asado y merienda, y bebidas. También paseo a caballo, 50% menos para los menores de entre 4 y 10 años.


En Internet:

www.donsilvano.com

CANADA: TORONTO: Toronto verde


Toronto verde
En Canadá, un modelo de sustentabilidad que va de la mano del crecimiento económico. Un ejemplo de planeación y estrategia responsable


Una ciudad dentro de un parque", así se atreven a describir a Toronto, esta urbe canadiense que cuenta con 8000 hectáreas de áreas verdes, más de 3 millones de árboles y acceso a 1500 parques aproximadamente, y que, según la revista Corporate Knights of Cities, tiene las mejores calificaciones en iniciativas que la moldean como un ejemplo de megalópolis verde y sustentable.

Entre los tantos rasgos que distinguen a esta metrópoli, las zonas verdes incrustadas en el tejido urbano ocupan un lugar de privilegio y sirven de marco para el compromiso que asumió en 2007 por ser una auténtica ciudad verde, a través del programa Live Green Toronto, un ambicioso proyecto que incluyó más de cien acciones con objeto de reducir el 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Con esta premisa se pusieron en marcha diversas medidas. Entre ellas, la que en mayo de 2009 hizo que la capital de Ontario se transformara en la primera megalópolis en establecer por ley la construcción de techos verdes sobre cualquier nuevo desarrollo que supere los 2000 m2 de superficie total construida.


Diversos organismos fomentan la educación en la importancia de las terrazas verdes y las huertas.
El aumento de la biodiversidad en áreas urbanas, la mejora de gestión de aguas de lluvia (la vegetación de las cubiertas verdes absorbe el agua para que luego pueda ser utilizada) y la mejora del efecto isla de calor (estos revestimientos son importantes aislantes del calor y disminuyen la necesidad de enfriar los edificios mediante aire acondicionado) son sólo algunos de los beneficios de los techos verdes. Según estudios recientes, la implantación a gran escala de estas cubiertas conseguirá en los próximos años una reducción de la temperatura ambiente en la ciudad de unos 0,5 °C a 2 °C, lo que ayudará también en la reducción en el gasto de energía. En este campo, Toronto ya delineó políticas clave como la sustitución de las clásicas bombillas eléctricas por LED en edificios públicos. De hecho, hoy, la Torre CN, icono de la urbe canadiense, usa este método de iluminación (aproximadamente se utilizan 1300 lámparas) que aporta cambios de colores a través de la tecnología Color Kinetics, para transformar sus 553 metros apenas se esconde el sol.

A todos estos cambios se suma también la instalación de paneles solares en escenarios deportivos y centros comunitarios como una apuesta de energía alternativa y el uso del agua profunda del lago Ontario para enfriar edificios de la ciudad sin electricidad ni productos químicos: sólo agua circulando por tuberías, la misma agua que después es devuelta al lago para que recupere su temperatura original.

EN LAS CALLES

Entre los grandes rascacielos que se alzan en la conocida ciudad de cristal es frecuente toparse con pequeñas huertas comunales que se hacen lugar en espacios en desuso ante la amenaza de convertirse en baldíos. Muchos oficinistas suelen hacer sus altos en estos lugares, que están provistos de mesas y sillas, y donde apuntan detalles de cómo armar la propia huerta en casa.


Un punto clave en el desarrollo sustentable de la ciudad es la mejora del transporte público, que cuenta con cuatro líneas de subte (se prevé extensiones), 11 rutas de tranvías y más de 140 recorridos de autobús. Sin embargo, el medio estrella es la bicicleta, cuyo uso va en aumento; de hecho los autobuses llevan incorporada una baca en la parte frontal para poder transportarlas. Entre los últimos planes aparece la ampliación de la red de ciclovías, que busca alcanzar los 1000 kilómetros para hacer cada calle de la ciudad amigable a la bicicleta. En la actualidad hay más de mil bicis disponibles las 24 horas, toda la semana a través del sistema BIXI, que se articula con energía solar y que cuenta con 80 terminales y más de 1500 puntos de atraque en la metrópoli. Lo curioso es que los ciclistas pueden consultar en un sitio Web los kilómetros recorridos y el ahorro que han hecho en las emisiones de dióxido de carbono. Muchos llevan registros de estos ahorros y los exhiben con orgullo.

Toronto no es la capital de Canadá, pero sí es una de las ciudades más influyentes y una de las más representativas del país, que logró posicionarse como una urbe cosmopolita capaz de ser un ejemplo en el mundo en lograr un progreso ecológico, económico y cultural.

RUTA SUSTENTABLE

1- ISLAS.

Para disfrutar de una de las mejores vistas del skyline de Toronto sólo hay que abordar una embarcación y pasear por las aguas del lago Ontario. De yapa, uno puede desembarcar en uno de los tres puntos de las Toronto Islands, que incluyen más de 230 hectáreas libres de coches. Se trata de un microarchipiélago enfrente de la ciudad. Los fines de semana las familias suelen acudir a Central Island, donde se encuentra un parque de atracciones, un zoo con animales de granja y servicios varios, como el acceso a la playa más grande que también sirve de escenario para festivales. Se puede subir la bici al ferry sin costo extra.

2- EVERGREEN.

En la que alguna vez fue una vieja fábrica de ladrillos funciona Evergreen Brick Works, una usina de proyectos sustentables enfocados en la ecología urbana y alternativas de alimentación saludable que busca, según palabras de la argentina Marina Queirolo, "que las ciudades sean más conscientes. Apuntamos a que tu comida crezca en tu propio jardín". Los sábados funciona, en el lugar el mercado de comida orgánica donde los granjeros de la región ofrecen su producción. Otro espacio donde se puede conseguir alimentos de primera mano de las huertas es en el St. Lawrence Market.

3- TECHOS.

Verde que te quiero verde. En el techo de uno de los hoteles más grandes de Toronto, el Fairmont Royal York Hotel se cultivan plantas y verduras que se incluyen en la dieta del albergue y sus restaurantes. También tienen varias colmenas de abejas con las que producen miel natural. Por su parte, la cadena Mountain Equipment Co-Op, especialista en material y ropa para deportes de aventura, es una de las primeras empresas en utilizar el techo verde y promocionar sus ventajas a través de su sitio Web ( www.mec.ca ).

4-JARDINES.

El Jardín Botánico alberga 17 espacios temáticos. Los amantes de las plantas disfrutarán también del parque público Allan Gardens, uno de los más antiguos de la ciudad. En su centro se alza un conservatorio victoriano conocido como Palm House. The Centennial Park Conservatory es un jardín de invierno que consta de tres invernaderos. Otra cita para caminar y disfrutar de los verdes es High Park, el parque más grande de Toronto, donde se ofrecen tour y caminatas temáticas. Cuenta con jardines, instalaciones culturales y educativas, así como con una reserva natural de robles.

5-ESPUMA.

Un punto aparte merece la fábrica de cerveza Steam Whistle Brewing, lugar que se jacta de usar ingredientes completamente naturales para la fabricación de la cerveza, y utilizar energías renovables y materiales biodegradables para toda su producción. Se organizan tours y una degustación responsable. www.steamwhistle.ca

6-JUEGOS CON FUTURO RESPONSABLE.

Para la celebración de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2015 la capital de Ontario invirtió 700 millones de dólares en instalaciones deportivas de alto rendimiento. Se construyó una nueva villa para atletas, que luego de los Juegos se transformará en el Distrito Canary, una zona sustentable que incluirá una nueva ruta para el tranvía. El 95% de los desechos generados en la construcción será reciclado. El total del agua que se requiera para los deportes acuáticos será cubierto utilizando agua recogida de la lluvia y almacenada. www.ontario.ca/panam2015

Fotos Corbis y Getty Images

ESPAÑA: MADRID: Gastronomia: Menú de siete pasos

Madrid: menú de siete pasos
Buenas recomendaciones para aprovechar aún más una ciudad generosa en gastronomía, arte y compras


1. Un espacio cultural: Matadero Madrid

Queda un poco apartado de la ruta turística habitual, en el barrio de Legazpi, junto al río Manzanares, pero vale la pena el desvío. Entre tanto (y tan relevante) museo de arte consagrado, Matadero Madrid es, en cambio, un centro cultural muy contemporáneo, muy vivo y más pertinente para tomarle el pulso creativo a esta ciudad hoy.

El mismo edificio es una curiosidad: funciona desde 2007 en el predio y las naves de lo que fue el Matadero y Mercado Municipal de Ganados durante el siglo pasado, hasta 1996. Reciclado sin grandes modificaciones, el estimulante conjunto de pabellones, en industrial ladrillo a la vista (con detalle de cortinas plásticas transparentes, tipo carnicería, en las puertas) está ahora dedicado al teatro, el cine, la música, las artes visuales, las nuevas tecnologías e incluso el arte del buen comer y de la tertulia, en un par de restaurantes y cafeterías con buen ambiente.

La entrada es gratuita (aunque algunas funciones de teatro o cine pueden tener un pequeño cargo) y abre de martes a viernes, de 16 a 21, y sábado y domingo, de 11 a 21. Los lunes está cerrado. La estación de metro más cercana es Legazpi.

www.mataderomadrid.org

2. Un restaurante: Arce

Este no es un restaurante para hacer una simple pausa en el camino y comer algo para después retomar la marcha como si tal cosa. A Arce, en el barrio de Chueca, se debe llegar con tiempo y, sobre todo, con disposición a vivir una memorable experiencia gastronómica. Eso queda claro en cuanto el comensal conoce a su anfitrión, Iñaki Camba.

Este cocinero, con todas las letras y las mañas, suele sentarse a la mesa de sus clientes y abrir la reunión con una intrigante pregunta de final abierto: "¿Tenéis hambre, apetito o ganas?" A partir de allí, sin que se le mueva el toc, avanza con preguntas como ¿pluma o pelo? para ir armando un menú personalizado, plato por plato. Entonces, cada respuesta deriva en una breve disertación sobre carnes, cocciones, guarniciones y maridajes como para tomar nota y saborear aún más lo que vendrá. Luego empiezan a desfilar las maravillas: Wellington de solomillo de carne roja, Ibérico al gratén de mostaza caramelizada, salmonetes asados en brasa de abedul... Mejor no seguir. Arce es imperdible, lo que dice mucho en la capital de un país donde se come tan bien.

www.restaurantearce.com

3. Un hotel: Villa Magna

Este reconocido cinco estrellas madrileño, sobre el tradicionalísimo Paseo de la Castellana, acaba de revivir tras una remodelación total. Después de sacudirse el look setentoso, el resultado son 180 suites sofisticadas y amplias, de diseño contemporáneo, pero también sobrio. Entre las opciones gastronómicas, el nuevo Villa Magna se anotó varios puntos al fichar como chef a Rodrigo de la Calle, joven estrella de la llamada gastrobotánica.

www.hotelvillamagna.com

4. Un mercado: San Antón

Apenas a metros del restaurante Arce, en la calle Augusto Figueroa del mismo barrio de Chueca, el rejuvenecido San Antón es uno de los mercados más coquetos de Madrid, no sólo para las compras gourmand, sino para ir de tapas, especialmente por su terraza.

Fundado a mediados del siglo XX como un típico mercado de abasto no tan glamoroso, su actual edificio de tres pisos se inauguró apenas hace un par de años y ya es un hit, particularmente para el brunch del sábado o domingo.

Los ingredientes sobran: una treintena de puestos como la Charcutería de Octavio, Viena La Bagette y Las Trastienda Tapas ofrecen todo lo que cualquier glotón podría soñar y acompañar con vinos del país o cañas. Un detalle: el restaurante de la azotea ofrece cocinar los productos que el cliente acaba de comprar debajo, en el mercado.

www.mercadosananton.com

5. Una vista: Palacio de Comunicaciones

Todo el mundo, al menos todo el mundo que haya pasado por Madrid, ha visto la fuente de Cibeles, sobre la plaza del mismo nombre en pleno centro de la ciudad, donde los del Real Madrid se reúnen a celebrar cada vez que obtienen una nueva copa. Justo frente a la fotogénica diosa Cibeles, símbolo de la tierra, la agricultura y la fecundidad, sobre su carro tirado por leones, se eleva un espléndido edificio que quizá no capte tanta atención: el Palacio de Comunicaciones.

Son en realidad dos edificios modernistas, de fachada blanca, inaugurados en 1919 y que funcionaron como una gran central de distribución del correo y otras comunicaciones. Desde 2007, el palacio alberga dependencias del Ayuntamiento de Madrid, pero incluye también un área de acceso público y libre, el CentroCentro.

Uno de los últimos espacios culturales ganados para la ciudad, CentroCentro se presenta como un lugar "dedicado a la reflexión y propuesta de vanguardia en áreas de cultura, ciudadanía y gestión creativa de espacios públicos". Con especial atención, por ejemplo, al tema de las ciudades inteligentes, el centro, sin embargo, sorprende con muestras de lo más variadas, como la actual dedicada a Subterfuge, influyente fanzine (revista independiente) y sello discográfico, fundamental para el devenir de la música alternativa en la madre patria, sobre todo en los años 90.

Pero más allá de sus exposiciones, la biblioteca y otros servicios, el CentroCentro es una parada recomendable por otra cosa: su mirador panorámico, uno de los mejores de la ciudad, en el piso 8 de la gran torre del palacio. Si bien el ingreso al palacio es gratuito, para el mirador sí se necesita una entrada, que se obtiene en los mostradores de información.

CentroCentro abre de martes a domingo, de 10 a 20, siempre con entrada gratuita, aunque para el mirador sí se cobran 2 euros (menores de 12 años, 0,50 centavos). El metro más cercano es Banco de España.

www.centrocentro.org

6. Un museo: el Thyssen

Como se sabe, en Madrid suman fuerzas los tres grandes de las bellas artes: el Prado, el Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza. Este último es fundamentalmente una pinacoteca de variado inventario, con maestros antiguos y también modernos. Quien lo recorra sin mayor información se sorprenderá al enterarse que casi todo lo que vea en estos salones pertenece a una única colección de origen privado, reunida durante siete décadas justamente por la familia Thyseen-Bornemisza. Van Eyck, Roy Lichtenstein, Caravaggio, El Greco, Pollock, Kandinsky, Picasso, Willem de Kooning, Cézanne, Munch, Chagall, Paul Klee y hasta Ed Hopper... La nómina de vecinos del Palacio de Villahermosa (en la esquina del Paseo del Prado con Carrera de San Jerónimo) es simplemente imbatible. Y se complementa, para justificar aún más la visita, con fuertes exhibiciones temporales, como la que acaba de inaugurarse dedicada al arte pop, con unas setenta obras que incluyen pop norteamericano, británico y del resto de Europa, además de los cuadros de Lichtenstein, Hockney o Wesselmann que integran la colección permanente de la casa. Se la puede ver hasta el 14 de septiembre.

El museo abre de martes a domingo, de 10 a 19 (en verano, algunos días el horario se amplía hasta las 22). La entrada cuesta 10 euros, pero para las exposiciones especiales se cobra un ingreso aparte (en el caso de Mitos del pop, 11 euros). Estación de metro: Banco de España.

www.museothyssen.org

7. Una calle: Serrano

No faltan circuitos de compras en Madrid. Los hay de todos los rubros y presupuestos. Uno de los más vitales y relevantes (y caros) en términos de moda es el de la calle Serrano, aproximadamente desde Ortega y Gasset hasta Jorge Juan, en el barrio de Salamanca. Sin ser el último fenómeno comercial de la ciudad, esta zona parece haber alcanzado una concentración de marcas récord en los últimos tiempos, tanto por tiendas y joyerías premium superfamosas (Chopard, Montblanc, Ferragamo, Prada) como por nombres en ascenso (Delitto E Castigo, Del Pozo), estos últimos sobre todo al subir por la calle Jorge Juan, donde todo se pone aún más interesante, con cantidad de restaurantes de moda como Vino Tinto, Alkalde, El Paraguas y Sula, junto con galerías de arte y casas de diseño independiente

ARGENTINA: SAN JUAN: Una noche en la Luna

Una noche en la Luna
En un trekking nocturno es fácil entender por qué al Parque Provincial Ischigualasto se lo conoce como Valle de la Luna, entre formas rocosas que evocan dinosaurios y seres fantásticos

A la luz de la luna llena, las piedras parecen enormes fantasmas. Su palidez, dramáticamente blanca, contrasta con ese cielo abrumadoramente negro que las envuelve. En la noche, Ischigualasto es una postal fascinante, hipnótica, casi irracional. Recorrerlo a pie, iluminado por los destellos de las estrellas, es algo inolvidable.

Conocido tradicionalmente como Valle de la Luna por el relieve rocoso que caracteriza su geografía, el Parque Provincial Ischigualasto es uno de los sitios más atractivos del país. En el norte de San Juan, muy próximo a la frontera con La Rioja, posee el encanto de cientos de extrañas geoformas que agitan la imaginación y tienen, en algunos casos, una antigüedad que supera largamente los 200 millones de años.

Un recorrido apto para automóviles, de algo más de cuarenta kilómetros, se inicia en el área administrativa, donde se encuentran los guardaparques, y se interna en dirección hacia el este, orilla las formaciones más destacadas de la zona como el Hongo, el Submarino y el Gusano, nombres que hacen referencia a sus particulares perfiles moldeados por la acción erosiva del agua sobre sus partes más blandas compuestas de areniscas y arcillas. Parar junto a ellas y fotografiarlas es una obligación casi ineludible para cualquier turista, especialmente cuando el atardecer empieza a cubrirlo todo de sombras y los tonos rojos se exacerban sobre las rocas. Sin embargo, la imagen más maravillosa que puede uno llevarse de Ischigualasto es aquella que surge en las noches de luna llena, cuando las autoridades del área protegida permiten a los visitantes caminar entre las monumentales formaciones siguiendo un sendero que inevitablemente abre la puerta a emociones fuertes.

ENTRE HONGOS Y SUBMARINOS

Existen dos circuitos cortos de poco menos de diez kilómetros que pueden hacerse durante el plenilunio y que demandan unas tres horas de fatigar entre sombras y luces estelares. Geoformas como la Iglesia Abandonada, la Esfinge, la Bandeja o la Cancha de Bochas pueden recorrerse en este itinerario que se habilita durante cinco noches en cada mes, dos antes de la fase de Luna llena y otras dos después. De cualquier manera, en aquellos plenilunios en los que la Luna se deja ver casi inmediatamente después del ocaso, es factible extender el trekking y conocer, bajo el cielo nocturno, también al Hongo y el Submarino, sin duda las dos postales rocosas más populares de Ischigualasto.

"Recién cuando uno camina en la noche por este lugar, en el plenilunio, puede comprender en toda su dimensión la razón por la que se lo llama Valle de la Luna. El paisaje parece arrancado de una película de ciencia ficción y uno espera ver aparecer detrás de estas geoformas alguna nave galáctica posándose sobre la superficie. Obviamente eso no ocurre, pero el hechizo es imposible de desterrar", dice Renato Laspiur, guía especializado de la Secretaría de Turismo de San Juan.

El trekking nocturno no exige gran desgaste físico y puede afrontarse sin mayores inconvenientes, ya que la enorme mayoría de los senderos se transita sobre terrenos llanos.

VALOR PALEONTOLÓGICO

"Un buen calzado es aconsejable; no mucho más que eso porque la caminata no es intensa. Pero lo que muchas veces complica el trekking nocturno es el clima invernal, ya que en esta zona de San Juan las temperaturas pueden descender hasta los -10°C. Y los vientos suelen ser también muy fuertes, lo que hace que la sensación térmica descienda aún más. En meses como agosto hay que abrigarse mucho y prepararse para resistir el clima helado", alerta Laspiur a los incautos.

Más allá del impacto visual que generan los extraños perfiles rocosos de Ischigualasto, el atractivo de estas esculturas radica también en su valor paleontológico, ya que atesoran enorme cantidad de restos fósiles principalmente del triásico, un período en el que se produjo la aparición y posterior expansión definitiva de los dinosaurios.

Dentro de esos fósiles vale destacar los del Eoraptor lunensis, considerado el dinosaurio carnívoro más primitivo del mundo, que vivió en esta región cuyana hace 215 millones de años. Esta enorme importancia paleontológica le ha valido a Ischigualasto ser declarado Patrimonio Universal de la Humanidad por la Unesco, en noviembre del año 2000.

A la luz de la imaginación, el paisaje onírico de Ischigualasto resulta el escenario perfecto para la antigua expansión de los gigantescos saurios que dominaron alguna vez el planeta. Todo es imponente, todo es desmedido, tanto como para que resulte creíble una vieja leyenda local que afirma que las formas rocosas son en realidad descomunales monstruos petrificados bajo el encanto de la luna llena, en una noche incierta de un tiempo también incierto.

El mítico relato, cuyo origen se le atribuye a la etnia de los huarpes, que habitó en la región cuyana hasta las épocas de la conquista española, alimenta más la fantasía de los caminantes nocturnos. Labrados por el hechizo del plenilunio, estaqueados eternamente bajo el cielo negro, los gigantes de piedra a los que llaman el Hongo, el Submarino o la Esfinge son enormes espectros. Quizás, en algún futuro tan incierto como el de aquella leyenda, las geoformas resuciten y vuelvan a ser dinosaurios. Si es así, si alguna vez el sinsentido cobra vida, ojalá esa noche uno pueda estar caminando por allí.ß

DATOS ÚTILES

Cómo llegar. Ischigualasto está a 330 kilómetros de la ciudad de San Juan, la capital provincial sanjuanina.

Si bien el camino que une la ciudad de San Juan e Ischigualasto está pavimentado, se necesitan al menos cuatro horas para cubrirlo, por lo que no es aconsejable emprender las visitas en una misma jornada desde la capital sanjuanina. La mejor opción para alojarse, antes de visitar el parque provincial, es el pueblo de San Agustín del Valle Fértil, a sólo 80 kilómetros de la entrada al área protegida. Existen varias opciones para pernoctar allí, que incluye una decena de hoteles, cabañas y emprendimientos rurales.

Entrada y excursión. La entrada general al parque es de 100 pesos para argentinos y 160 para extranjeros. Y la caminata nocturna tiene un valor extra de 100 pesos. Los próximos recorridos de luna llena serán entre el 10 y el 14 de julio.

www.ischigualasto.gob.a

viernes, 27 de junio de 2014

NOTA: Los Museos mas visitados del mundo




Los 5 museos más visitados del mundo
Historia, arte, fósiles, dinosaurios y huellas de las culturas de todo el mundo en un recorrido por los museos más convocantes.
Según el informe anual TEA/AECOM Theme Index and Museum Index, los 20 museos más visitados del mundo recibieron, el pasado año, un total de 106,6 millones de visitantes, lo que supone un crecimiento del 7,2% respecto al año anterior. El museo Louvre de París (Francia) está a la cabeza de todas las visitas con un total de 9,3 millones. Aquí, los cinco primeros del ranking.
1. MUSEO DEL LOUVRE (París, Francia). 9.3 millones de visitantes: El museo más visitado del mundo abrió sus puertas en 1793. Tiene una impresionante colección de 300.000 obras de las cuales se exponen 35.000, entre pinturas, esculturas, antigüedades orientales, egipcioas, griegas, romanas, etruscas y más. La Gioconda, de Leonardo da Vinci, es una de sus obras expuestas más famosa, junto con la escultura Venus de Milo.
2. MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL (Washington, EE.UU.). 8 millones de visitantes: Administrado por el Instituto Smithsoniano y ubicado en el National Mall -zona de jardines, museos, monumentos y memoriales en Washington-, este museo ofrece valiosas colecciones de fósiles, plantas, animales, insectos, rocas y meteoritos, además de objetos culturales de diversas épocas. Fue fundado en 1910 y una de sus piezas más preciadas es el diamante Hope, parte de la Colección Nacional de Gemas.
3. MUSEO NACIONAL DE CHINA (Beijing, China). 7.4 millones de visitantes: A un costado de la plaza de Tiananmen, en la capital china, el museo ofrece un recorrido por las artes y la historia de China. Nació en 2003, producto de la fusión de los museos de la Revolución China y de Historia China. Sus colecciones tienen objetos antiquísimos como los dientes fosilizados de un hombre de Yuanmou, que tienen 1.700.000 años y artefactos más recientes como los de la Revolución de Xinhai, de 1911.
4. MUSEO NACIONAL DEL AIRE Y DEL ESPACIO (Washington, EE.UU.). 6.9 millones de visitantes: En un edificio que se considera ejemplo de la arquitectura moderna, este museo alberga la colección de aviones y naves espaciales más importante del mundo. Funciona también como centro de investigaciones. Dentro de sus exposiciones, se destaca: el avión Wright Flyer, que en 1903 realizó el primer vuelo propulsado y controlado; el Spirit of Saint Louis -con el que se concretó el primer vuelo en solitario sobre el Atlántico-, el módulo Apolo 11, rocas de la Luna y de Marte, entre otras piezas.
5. MUSEO BRITANICO (Londres, Inglaterra). 6.7 millones de visitantes: Con más de siete millones de objetos de todos los rincones del planeta, el British Museum se destaca por sus exposiciones que atraviesan la historia, la etnografía, la arqueología y etnografía y el arte. Una de sus colecciones más preciadas es la del Antiguo Egipto, junto con los mármoles de Elgin (o mármoles del Partenón), la Piedra de Rosetta, el Juego real de Ur o la Vasija de Portland, entre muchos objetos.
En la lista de los más visitados también figuran el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Londres, los Museos Vaticanos, el Museo de Historia Natural de Londres y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.

ARGENTINA: SAN LUIS: Merlo - Excursiones

Las actividades y excursiones para realizar en la villa son variadas y para todo tipo de público. En Merlo se pueden realizar distintos circuitos (Circuito Chico, Circuito Sur, Circuito Norte) excursiones a parques nacionales y provinciales (Sierra de las Quijadas, Bajo de Veliz), actividades deportivas, (trekking, tirolesa, parapente, mountain bike, 4x4, rappel), se puede realizar pesca de truchas, campamentismo, turismo aventura, realizar rutas gastronómicas, religiosas, culturales, artesanales. Concurrir a distintas festividades, recorrer minas y canteras abandonadas, realizar birdwatching, visitar saltos y parajes paradisíacos, compartir actividades recreativas y por supuesto descansar y disfrutar de la tranquilidad merlina. 
CIRCUITOS TURISTICOS  

Circuito Chico   

Algarrobo Abuelo, este árbol ubicado en Piedra Blanca Abajo, tiene más de 800 años. Bajo su extensa copa albergó a los indios comechingones quienes lo veneraron por su fuerza mística y perdurable, un centro energético para visitar al atardecer cuando los rayos del sol acarician sus gruesas ramas. 

Pasos Malos a 1250 mtrs. de altura se encuentra un bosque de Molles entre los cerros con senderos para bajar al arroyo. El aire puro y fresco permite una atmósfera ideal para observar el valle, realizar trekking así como también es el marco inmejorable para realizar cabalgatas. 

Piedra Blanca, hoy parte de la Villa de Merlo está bordeada por el Arroyo Piedra Blanca que constituye el límite natural con la provincia de Córdoba.
 
Rincón del Este, un paisaje policromático de hermosas vistas; ideal para realizar caminatas.  Remontando el arroyo El Molino se llega hasta el famoso Salto del Tabaquillo.

Otro punto de interés es el Mirador del Sol desde el cual se puede apreciar una panorámica vista del valle. 

Circuito Sur

Cerro de Oro, a 3 Km. al sur de Merlo se encuentra este pintoresco y tranquilo paraje en donde pueden realizarse prácticas de turismo alternativo.

Carpintería, ubicada al pie de la Sierra de los Comechingones, a 7 Km. al sur de la Villa de Merlo, es uno de los mejores lugares del país por su excelente escenario natural para la práctica de parapente.  Los espacios son infinitos y las pistas de despegue se encuentran a 1700 mts. sobre el nivel del mar. Es una zona ideal para la prácticas  alternativas.

Villa Elena a 19 Km. de Merlo, una quebrada de magnífica belleza, con arroyos de piedras rosadas, saltos espectaculares, ollas multicolores, un bosque de molles, cocos y vegetación autóctona.
Parque Provincial Papagayos, es un atractivo solar de palmeras “Caranday”, en el hábitat más austral del mundo. Zona de poblados indígenas.  Posee además una frondosa arboleda y bellos arroyos.

Chorro de San Ignacio

Parque Nacional Sierra de las Quijadas
 
Al noroeste de la provincia ofrece una belleza escénica y conmovedora.  Las 150.000 ha. del parque, erosionadas por los agentes climáticos, poseen formas fantásticas que se incendian con la caída del sol.  

Es una joya natural que atesora con un mutismo inquebrantable, las valiosas huellas y secretos de un pasado remoto. 

De la magnificencia de estas formaciones rocosas se han recuperado más de 1000 fósiles.
** Otras alternativas que ofrece Merlo:  

Avistaje de aves : unas 200 especies conforman la colonia de avifauna de Merlo entre las cuales podemos encontrar carpinteros negros y de lomo blanco, águilas moras, zorzal colorado, cóndores y halcones peregrinos.

Pesca de truchas : en la zonas altas de las sierras Comechingones, especies ictícolas y deportes náuticos en los lagos  Las Huertitas, San Felipe y La Viña, distantes entre 80 y 100 kms. de la Villa.

Safaris fotográficos : entre la variada fauna autóctona se encuentran zorros colorados, gatos monteses, hurones, pumas, maras y huinas. 

Cabalgatas, trekking, rappel, paso tirolés, mountain bike, turismo aventura, parapente, excursiones 4 x 4, cuatriciclos, campamentismo, turismo recreativo rural.

martes, 17 de junio de 2014

ARGENTINA: MENDOZA: 48 horas para redescubrir Mendoza

48 horas para redescubrir Mendoza
En dos días se puede pedalear por parques, espiar el renovado circuito cultural y comer en restaurantes puertas adentro, además de recalar en clásicas peñas folklóricas y bodegas, sólo para quedarse con ganas de volver

La  mañana del viernes es blanquecina y la avenida Las Heras tiene el ritmo acelerado de las capitales. Cuesta creer que a las 14 no quedará un alma transitando por esa calle ruidosa y repleta de comercios. La siesta es sagrada, aunque la densidad demográfica supere el millón. Apenas se sale del cuadrilátero céntrico delimitado por Las Heras, Belgrano, Colón y San Martín se escucha el agua que corre por las acequias de este oasis en pleno desierto; son los canales de irrigación inventados por los huarpes, que los mendocinos supieron aprovechar y mantener.

En medio del césped de la plaza Independencia, un joven sostiene un chelo. Otros músicos están sentados en ronda, acostados, con varias guitarras y un jembé. En frente, una chica hace burbujas de jabón gigantes con dos palitos. Una pareja se besa y se pasa con la boca el humo del cigarrillo. La libertad, esa gesta anónima es el nombre del conjunto escultórico que enmarca la fuente principal y, detrás de ésta, un grupo de muchachos practica Le Parkour o el arte del desplazamiento, pasar de un lugar a otro lo más rápido y eficientemente posible.

Bajo esa misma explanada están el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (Mmamm), con una muestra de grabados de Raúl Capitani, artista mendocino radicado en España desde 1978, y en el extremo opuesto, el Teatro Julio Quintanilla, donde esa noche habrá teatro de revista, protagonizado por la mendocina Ana Lupez Chaparro, el primer transexual que se operó en España hace 30 años.

Al otro lado de la calle está el hotel más elegante de la ciudad, el Hyatt, y desde que Mendoza fue nombrada Capital Internacional del Vino, la segunda fuente de la plaza lanza chorros de agua color Malbec.

Mendoza se parece a su plaza, ecléctica, arborizada, cultural, activa, musical y siempre rodeada de un halo vitivinícola.

La había visitado fugazmente alguna vez, pero no la conocía. Se conoce una ciudad cuando se habla por lo menos con una persona del lugar, cuando se prueba aunque sea un plato local y surge, como mínimo, una anécdota para contar. En este caso tenía 48 horas para incursionar y ni un solo plan; en el itinerario, Mendoza era una escala para cruzar a Chile, para curiosear; una excusa para encontrar a una buena amiga, un experimento para ver si dos días son suficientes para adentrarse en una ciudad.

SAN MARTÍN EN BICICLETA

Camino hacia el lado del Parque General San Martín, por la 5» Sección. La ciudad está organizada por secciones y, de todas, la 5» tiene las casas más señoriales y la avenida más cool, la Arístides Villanueva, repleta de bares nocturnos como el People Restobar, donde todos los viernes y sábados hay música en vivo; restaurantes como El Mercadito (Arístides Villanueva 521) donde sirven unas hamburguesas gloriosas y comidas frescas durante todo el día; la emblemática heladería Ferruccio Soppelsa (Arístides Villanueva 326), reflejo fiel de la gran cantidad de inmigrantes italianos que se instalaron en Mendoza a fines del siglo XIX, y tiendas de diseño e indumentaria que transforman la avenida en un lugar para pasear tanto de día como de noche.

El local que me llama la atención es Ni Chicha Ni Limonada y está un poco más alejado del circuito, sobre la calle Agustín Álvarez y Belgrano, donde venden desde bolsos de Mafia, hechos a partir de velas náuticas reutilizadas, hasta cuadros de la diseñadora gráfica y artista plástica Silvina López Pía. Hay uno que dice Tomar para vivir y en la etiqueta de la botella que ilustra el cuadro se lee Consciencia. Lo contrario al cartel que crucé antes, en un quiosco-vinoteca de esquina: No existe gente fea, el problema es la falta de alcohol. El Yapay, más que una vinoteca, un salón de belleza.

Finalmente, el portal del Parque General San Martín, diseñado en 1896 por el paisajista francés Carlos Thays. Imponente aunque no se vean las cumbres nevadas de los Andes, que están tapados por una bruma que irá aumentando hacia el fin de semana hasta convertirse en algo tan raro como preciado: la lluvia. Son más de 300 hectáreas repletas de árboles y un gran lago; en uno de los extremos, a 150 metros de la Fuente de los Continentes, se alquilan Las Bicis del Parque (www.lasbicisdelpaque.com.ar); cuesta $ 40 la media hora, 50 la hora y 70 las dos horas; hay bicis para niños y otras adaptadas para discapacitados.

Son 17 kilómetros de recorrido dentro del parque así que la bicicleta es prácticamente la única -y la mejor- alternativa al auto. Hablando de bicicletas, Mendoza no para de inaugurar nuevas bicisendas. Alquilar una es un buen plan más allá de los límites del parque y así se evita, por ejemplo, la gran cantidad de semáforos nuevos y desincronizados que lentifican el tránsito.

Dentro del parque está el Teatro Griego Frank Romero Day, donde se hace la Fiesta de la Vendimia; el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas, el Estadio Malvinas Argentinas, donde se jugó el Mundial en 1978; la Universidad Nacional de Cuyo, varios clubes: de golf, de tenis, hípico; el Atlético Gimnasia y Esgrima, el Club Mendoza de Regatas; el zoológico de Mendoza y el Monumento al Ejército de los Andes, en el Cerro de la Gloria, desde donde se ven la ciudad y los cerros, que este viernes insisten en esconderse.

EL CIELO FOTOGRÁFICO

Mientras escribo este texto veo una foto que Patricia Slukich, mendocina, periodista y cantante, acaba de publicar en Facebook. La imagen es del Valle de Uco, donde varias bodegas cultivan algunas de sus uvas entre los 900 y 1200 metros sobre el nivel del mar, una de las mejores regiones vitivinícolas del país. En la foto los viñedos están rojos, hay un manzano solitario, una hilera de álamos y, detrás, los Andes, completamente nevados, en contraste con el cielo azul, intensamente azul, que suele haber por esos pagos. Un cielo que no vi en este breve viaje.

Incluso así, medio sepia, plana, como una ciudad cualquiera de La Pampa o de la provincia de Buenos Aires, sin horizontes que la definan, Mendoza se presentó magnífica, puertas adentro, sin paisaje. Como si hubiera sido planeado a propósito, para que no me entretenga con las vistas y sí con la talentosa e inquieta humanidad que allí habita.

LOS CANCIONEROS

¿Qué habría pasado si Oscar Matus no hubiera llevado a Mercedes Sosa a Mendoza? ¿Si Mendoza no hubiera pasado por la Negra y la Negra por Mendoza? ¿Existiría el Nuevo Cancionero, ese movimiento fundamental para el folklore argentino? En la biografía que Rodolfo Braceli, también mendocino, escribió con y sobre Mercedes Sosa, se subraya la tremenda incidencia que esta ciudad (a la que llegó de la mano de su primer marido, Oscar Matus) tuvo para su carrera.

Mendoza tiene una universidad pública con facultad de artes visuales, cerámica, música (licenciaturas en canto, composición musical, dirección coral, música popular, 14 tipos de instrumentos musicales, además de piano, guitarra y órgano), artes del espectáculo y proyectos de diseño. "En 2012 hubo 38 estrenos de obras de teatro en la ciudad, hasta Morrissey estuvo en Mendoza ese año", cuenta Patricia Slukich, esta vez personalmente, en un café de la peatonal Sarmiento, mientras un señor de uniforme barre las veredas con una enorme hoja de palma. ¿Puede ser que hasta barran artísticamente en esta ciudad?

La productora cultural María Carrascal, que es de Buenos Aires y trabaja con artistas cuyanos como Orozco Barrientos y Sonido Guay Neñë, me manda un WhatsApp: Tenés que conocer a Paula Neder y Seba Garay, son cancioneros, llamalos. Los llamo y una hora más tarde estamos reunidos en el Mercado Central, entre frascos de un kilo y medio de aceitunas verdes por $ 35, quesos, carnes, embutidos, empanadas de mariscos y un puestito de pizzas que se llama De un Rincón de La Boca, del que dicen que la pizza es buena. Paula y Seba componen, viven y giran juntos, además de tener proyectos propios por separado. Sus canciones narran el lugar en el que viven. Paula empezó a tocar la guitarra en la escuela de monjas, pero sólo a los 21 años decidió estudiar canto con el maestro Javier Segura -que ese viernes se presenta en el Teatro Independencia con su proyecto Voces en el v iento-. Cuenta además sobre Solistas no tan s olas, "un ciclo itinerante que propone encuentros entre cantautoras para compartir canciones y colaborar libremente en las canciones de todas las participantes de cada edición". La número 35 es en Mendoza y participa, entre otras, Cristina Pérez, cantora y artista a quien, sin querer, conoceré esa misma noche.

Seba Garay canta desde los 4, y el 9 de julio de 2006 lo contrataron para dar una serenata en un hotel. Resulta que la homenajeada era Mercedes Sosa, que ese día cumplía años, y después de oírlo le propuso cantar con ella en el Teatro Plaza de Godoy Cruz, uno de los más importantes de la provincia, a cinco minutos del microcentro. Entre discos lanzados y conciertos, cuenta sobre el proyecto multidisciplinario del que participa, El g olpe cuyano, producido por el músico y DJ Lea Skames, y cuya idea es "digitalizar gran parte de nuestras músicas folklóricas, como la cueca, el gato y la tonada". Un ejemplo claro es el tema Bienvenido compadre, una versión original vanguardista de la clásica Marcha de la Vendimia, que justamente presentaron en la Fiesta de la Vendimia de este año.

Estos chicos son los protagonistas de una movida emergente que agita Mendoza y se presentan permanentemente en lugares como el restaurante Farrah Cocina de Autor, el Espacio Cultural Julio Le Parc y la peña El Retortuño, por nombrar algunos. Todos los fines de semana hay innumerables oportunidades para conocer el lado cultural de la ciudad.

NOCHE EN GUAYMALLÉN

Allí donde inicialmente se instaló la ciudad en 1561, en La Media Luna, distrito de Pedro Molina, departamento de Guaymallén, a pocos metros del canal Cacique Guaymallén, está el flamante Espacio Cultural Julio Le Parc, que lleva el nombre del artista plástico mendocino que hizo trascender su obra en el mundo. Son 8777 m2 distribuidos en cuatro niveles donde se llevan a cabo actividades de cine, teatro, música, danza y artes visuales, entre otras disciplinas. También funcionan ahí las oficinas de producción de Acequia TV el canal que nos une.

Esta noche se presenta en la Sala Circular la cantora y multiinstrumentista cubana Yusa. Hay una multitud de personas frente al escenario, debajo de una escultura roja de Le Parc, que se mueve al son de la isla de Fidel. El lugar está repleto y eso que hay una buena cantidad de otros espectáculos sucediendo paralelamente por la ciudad. Gracias a Slukich conozco a las hermanas Pérez, Carmen y Cristina, y después de dos horas de recital me llevan a comer a Ituzaingó, el restaurante que el sommelier -y en breve médico- Gonzalo Cuervos tiene en su propia casa, decorada con cuadros de Calderón, de la artista plástica Lucía Coria, y esculturas de Guillermo Rigattieri y Eliana Molinari.

Empezó organizando reuniones sobre vinos y el boca a boca hizo que cada vez más gente lo llamara para reservar una cena. Afuera hay un patio con pocas mesas, un sauce llorón de 40 años, un olivo y una Santa Rita, del que entra Susana Traverso, elegantísima. Saluda y se retira.

Llega a la mesa una sopa de maíz con verduras salteadas, croutons y queso de cabra, acompañada de un vino Kaiken 2011, Cabernet Sauvignon, Malbec y Petit Verdot. Gonzalo recibe vinos de partidas de bodegas más pequeñas, vinos raros de encontrar en otros sitios.

Con la segunda botella, un Alpamanta, sirven el plato principal: filete miñón con una papa entera aplastada con manteca de oliva, salsa de soja, chimichurri y una reducción de vino. Le pido al chef Pablo López que me diga el nombre del plato y me repite lo que anoté, textual. Una descripción real de un plato delicioso. El postre también lo era, pero no lo anoté, íbamos por la tercera botella, un Tempranillo 2012 de la bodega El Hijo Pródigo, establecida en una pequeña localidad llamada La Consulta, "de la cual se hablará mucho en los próximos años", como afirma el italiano Alessandro Speri, fundador de la bodega. Son las 3.30 de la mañana.

PAGAR EL COGOLLO

Llueve en Mendoza y dentro del quincho calentito de El Retortuño huele a locro y pastel de humita, a carne a la olla y ossobuco con papas y tomatican -una mezcla de tomate, cebolla, huevo y morrón-. Nunca había visto un retortuño. Es un fruto amarillo con forma de resorte apretado que los huarpes regalaban como amuleto para la buena suerte. Sobre la mesada del restaurante hay unos cuantos y muero por guardarme uno, pero no lo hago. Paula Neder y Seba Garay se acomodan en un escenario que está al mismo nivel que las mesas, a nivel del piso, e inician su espectáculo a capela. Tac, tac..., tac, tac, tac, tac; las palmas acompañan el próximo tema, un bailecito. Son todos mendocinos, menos la pareja de la mesa de al lado. Él chileno, ella argentina, muy enamorados. El bailecito es ovacionado, se escucha ¡ bravo!, ¡muy bueno!

El jardín de atrás está cerrado por mal tiempo, pero como la lluvia es una rareza la gente la celebra y Garay describe lo que sucede cuando llueve en Mendoza en una canción: Despeinadas las personas van/ el pelo y la humedad/ las baldosas flojas/ que ensucian la ropa... beso gris sobre la tierra/ la ciudad se trasparenta/ desespera aquel que espera/ que se calme la tormenta...

Cuando en una copla se nombra a una de las personas presentes, o cuando el cantor la dedica a alguien del público, esta persona, al final de la canción, debe ir a pagar el cogollo, llevar su copa de vino y ofrecérsela al artista. Los homenajeados pagan felices con sus copas de cerámica hechas en la casa.

Los dueños de El Retortuño, Pocha y Alberto, son dos ceramistas reconocidos que siempre estuvieron relacionados con la música y los músicos. Por este lugar pasaron y cenaron el pintor ecuatoriano Guayasamin, León Gieco, Víctor Heredia, Ángel Bustelo, Mercedes Sosa, y tocaron desde Raúl Carnota hasta Jorge Drexler. Incluso lanzaron el libro de recetas criollas No sólo de pan, con prólogo de Teresa Parodi. El espectáculo cierra con un gato cantado por Paula y bailado por Seba. Más aplausos. Y al final de la noche, Pocha agarra un retortuño y me lo entrega. "Para que vuelvas", dice.

DATOS ÚTILES

Ambarino Mendoza Wine Tours: Miguel Giordano organiza visitas privadas y personalizadas a bodegas de Luján de Cuyo y Valle de Uco sugeridas por él, según los gustos del cliente, o programas a medida. La visita a tres bodegas, con degustación de vinos, paseo guiado por las instalaciones, snack box y transfer desde y hacia el hotel cuesta $ 550 por persona. Con almuerzo en una de las bodegas, 920 por persona.
Ituzaingó: restaurante a puertas cerradas del sommelier Gonzalo Cuervo. Cenas únicamente con reservas por el Tel.: (0261) 156-665-778. E-mail: cocina@ituzaingoresto.com.ar. Valor aproximado, $ 250 por persona.

El Retortuño : Dorrego 173, Guaymallén. Tel.: (0261) 431-6300. Desde 1991 ofrece platos regionales deliciosos y música folklórica en vivo. Abre viernes y sábado, a partir de las 22. Lunes a jueves, sólo con reservas anticipadas.
Espacio Cultural Julio Le Parc : Mitre S N, esquina Godoy Cruz. Tel.: (0261) 445-4201. Una cartelera suculenta de espectáculos de música, teatro, danza, artes visuales y otras disciplinas. Para consultar la programación y el precio de las entradas: www.espacioleparc.com

USA: ORLANDO: la gran república de los niños

Orlando, la gran república de los niños
Del nuevo parque Legoland a los paseos en embarcaciones con hélice por los pantanos y el universo paralelo de Medieval Times, una larga serie de lúdicas alternativas a los (siempre imperdibles) parques temáticos de la Florida

Según algunas leyendas, la fuente de la juventud se encuentra perdida en lo más profundo de los pantanos de la península de Florida. Las crónicas españolas del siglo XVI cuentan que el conquistador Ponce de León la estuvo buscando cuando exploraba la región. Hoy, los caimanes siguen prosperando en estas aguas estancadas y el musgo español sigue colgando de las ramas de los robles: más o menos es todo lo que quedó de los tiempos de las leyendas.

Cinco siglos más tarde los esteros son lagunas en medio de los parques de diversiones o piezas de adorno en la entrada de condominios. Pero si bien la fuente mágica no existía, Ponce de León no estaba tan equivocado; en realidad llevaba varios siglos de adelanto. El secreto de la eterna juventud existe en el centro de Florida, pero no bajo la forma de una fuente de agua mágica, sino gracias a las fantásticas posibilidades de diversión que hay en toda la región. Viajar a Orlando, Kissimmee, Winter Haven o Lakeland es volver a la infancia.

Lo habitual es que el motivo del viaje sea conocer los grandes parques de Disney, SeaWorld o Universal. Sin embargo, con un poco de organización y ganas de salirse del circuito más establecido, se pueden conocer algunas de las miles de opciones de la región, desde el nuevo parque Legoland hasta los paseos en embarcaciones a hélice por los pantanos. Desde una cena con caballeros medievales hasta el contacto con el avión del Barón Rojo.

INCREÍBLE, PERO CIERTO

En la misma Orlando, a minutos de los parques, la calle International Drive es un concentrado de actividades. Un par de horas a veces alcanza para explorarlas, y por lo general estas propuestas tienen horarios muy amplios, justamente para posicionarse como alternativas luego del cierre de los parques o durante los días de lluvia.

Singh viene del norte de la India y es taxista desde hace muchos años. Por lo general espera a los clientes en la entrada del Premium Outlet de Vineland Avenue. "Hace 17 años que estoy haciendo este trabajo y generalmente los clientes me piden llevarlos de vuelta a sus hoteles cuando han terminado sus compras. Y vuelven con muchas bolsas, sobre todo los argentinos y los brasileños, pero les muestro lo que hay a lo largo del International Drive y a veces me piden que los deje en algún lugar. Otras veces me piden datos para volver en otro momento: hay tanto para ver, sería una pena que no lo aprovechen."

Una de estas atracciones está muy cerca, y es imposible no verla: una casa patas para arriba, con el techo estrellado contra el suelo. Se llama WonderWorks y es en realidad una especie de versión 2.1 de la tradicional casa de Don Otto de los bosques de Córdoba. ¿Qué se siente durante un terremoto? ¿Qué efecto hace tirarse sobre una cama de clavos? ¿Cuán fría era el agua en el momento del hundimiento del Titanic? ¿Cómo entrar en una burbuja de jabón? ¿Se pueden mover objetos con la mente? Son algunas de las preguntas que encuentran sus respuestas durante juegos y experimentos sensoriales (hablando de sensaciones, es recomendable llevar un abrigo porque la climatización es extrema en esta casa).

Singh sigue de largo y muestra otra casa iluminada con luces multicolores por la noche: el Museo Ripley, en su versión de Orlando. Robert Ripley es un hombre que podría haber tomado de la fuente de la juventud, ya que conservó el poder de maravillarse como un niño frente a las coincidencias, las rarezas y las curiosidades del mundo. Fue el creador de las misceláneas Believe it or not que se publicaron en diarios y revistas de todo el mundo durante décadas. La fama de su columna era tan grande que se decía que llegó a recibir más correo que el presidente de Estados Unidos. El museo es un amontonamiento de objetos, datos y experimentos que van de la coincidencia a lo bizarro. ¿Sabía usted que el cuerpo humano produce su?ciente calor como para hervir un par de litros de agua? Es sólo uno entre miles y miles de datos que abundan en este museo increíble, pero real.

International Drive sigue deslizándose entre plazas , centritos comerciales, condominios, hoteles y farmacias abiertas las 24 horas. También se bordean SeaWorld y los parques de agua Wet'n Wild y Aquatica. Singh muestra un cartel que casi no se ve: "Es uno de mis favoritos: el Museo del Chocolate, World of Chocolate. Pero sabe que aquí tenemos también una tienda sólo para M&M. Está en el Florida Mall. No es muy lejos. ¿Lo llevo?"

¿Quién no conservaría su alma de niño en un lugar así?

PIRATAS Y CABALLEROS

El International Drive no reveló todavía todos sus secretos. A la altura del 7300 un mismo edificio es compartido entre dos atracciones, ideal para una mañana de lluvia, cuando no es momento de ir a los parques o a las piletas. De un lado (azul) está el museo dedicado al Titanic y del otro (verde) está el CSI Experience, un juego basado en la famosa serie de TV. El museo del Titanic, The Titanic Experience, recrea salas y rincones enteros del famoso buque. Al entrar se recibe una tarjeta de embarque a nombre de un pasajero que realmente existió, y durante la visita se podrá descubrir su suerte en los registros y los paneles: ¿Salvación o naufragio? El momento más intenso de la visita es la sala que recrea la oscura y gélida noche de la tragedia, con bloques de hielo al alcance de la mano. Del otro lado de las paredes, la experiencia CSI es un juego en equipo para descubrir -al igual que el teniente Caine y sus hombres- indicios sobre la escena de un crimen y llegar, etapa por etapa, hasta el asesino.

Por la noche, International Drive es una verdadera mina de posibilidades. Es buena hora, por ejemplo, para pedirle a Singh un viaje hasta el Pirate's Cove Adventure Golf, un minigolf ambientado de tal modo que parece una extensión de los Piratas del Caribe de Disney. O por qué no una cena temática, como el Pirates Dinner Adventure, Outta Control Magic Comedy Dinner (en Wonderworks, magia con humor), Sleuths Mistery Dinner Shows (otra vez magia y humor), Capone's Dinner & Show (gángsteres en la época de la ley seca). El más clásico es el más alejado, pero vale la pena verlo. Se trata de un torneo medieval, con caballos, justas, peleas, princesas y hasta un rey barbudo, como en los cuentos de hadas. Es el Medieval Times, en la localidad vecina de Kissimmee. El torneo dura el tiempo de una cena, que se consume a lo medieval... con la mano.

ARBOLES CON BARBA

Dejamos a Singh, el especialista del International Drive, para llegar al sudoeste de Orlando, en medio de lagos, lagunas, estanques y esteros. El condado de Polk es otro lugar donde se puede conservar el alma de niño. Paseo en barco de hélice, aviones centenarios, animales salvajes y el más nuevo de los parques de Florida, el Legoland, son algunas de las opciones.

Jackie Johnson es oriunda de Louisiana, pero vive desde hace muchos años en Winter Haven, la principal ciudad de la región. Ella también da la impresión de haber bebido de la fuente de la juventud y se entusiasma como una niña al hablar del nuevo parque Lego o de los must sees de su ciudad. "¿Quieren ver animales?", propone. Sólo en los folletos y las guías hay decenas de empresas que ofrecen paseos por los pantanos, para avistar caimanes y aves. Los barcos son los mismos que se ven en las series de televisión, empezando por la de Gentle Ben que los popularizó a ?nes de los 60. Tienen fondo plano y son propulsados por una hélice externa, que se parece a un enorme ventilador. Es la única manera de poder circular por estas aguas donde abundan los camalotes y las plantas acuáticas, y donde las profundidades tampoco permiten motores fuera de borda. Los árboles de las islas y de las riberas tienen largas barbas que se desprenden de sus ramas: se trata de una planta epí?ta, que se conoce como musgo español y que puede llegar hasta los dos metros. Así los árboles, que les dan un tinte gris a las fotos y al paisaje, parecen estar siempre preparados para la época de Halloween. Luego del paseo, Jackie comenta otro de los imperdibles: el Safari Wilderness Ranch, una granja donde se crían animales tan exóticos como gacelas africanas, búfalos de la India y lemures de Madagascar. Se puede recorrer a bordo de un viejo camión militar o -más interesante- a lomo de camello.

EL AVIÓN DEL BARÓN ROJO

Luego de los piratas, de los caballeros medievales y de los animales salvajes llega el turno de otros recuerdos de las lecturas de infancia, esta vez sobre los pioneros y los ases de los inicios de la conquista del cielo. En el centro de Florida hay muchos museos dedicados a la aviación. Y no se debe solamente a la cercanía con el Centro Espacial Kennedy en el Cabo Cañaveral. "Winter Haven fue un centro importante de entrenamiento y de shows de destreza aérea hace un siglo, cuando empezaron a volar los primeros aviones. La colección de aparatos de esa época más grande del mundo está aquí. Se llama Fantasy of Flight y no se la deben perder en absoluto", nos recomiendan. Es cierto que la colección es impresionante. Un gigantesco hangar agrupa a decenas de aviones de varias décadas, todos en perfectas condiciones y listos para el despegue. De hecho, con un poco de suerte, se podrá ver a alguno despegar o aterrizar durante la visita, sobre la pista contigua al museo. En un rincón de la muestra, intensamente roja, está la réplica del avión del barón von Richthofen, un héroe de la Primera Guerra Mundial, conocido como el temible Barón Rojo. En este museo hay además reconstituciones de trincheras de la Gran Guerra y de un campamento de campaña para reparar un avión de la Segunda Guerra Mundial. El avión es un B17, la Flying Fortress, que se puede recorrer de punta a punta. Otro must-see.

Hay otros museos temáticos sobre la aviación en la región. El Florida Air Museum está en la vecina localidad de Lakeland y el Warbird Air Museum se encuentra en Titusville (cerca del Centro Espacial Kennedy, sobre la costa atlántica). Queda poco tiempo para más visitas, pero es imposible perderse el parque Legoland, sobre todo si se viaja con chicos chiquitos. Pero antes Jackie invita a conocer los jardines de Bok Tower, sobre uno de los puntos culminantes de Florida (90 metros de altura). El magnate de la prensa de origen holandés Edward Bok construyó allí en los años 20 una torre con un carillón que hoy es monumento histórico. Desde el pie de la torre se ven los campos de limoneros y naranjos de la región, y se puede pasear por los senderos del parque cruzándose a cada rato con ardillas. ¡Ardillas! Chip y Dale. Es tiempo de volver a los parques Disney. No se puede decir que no al alma interior de niño.ß

DATOS ÚTILES

Tarifas y horarios

Wonder Works: 9067 International Drive. www.wonderworksonline.com . Abierto de 9 a 24. La entrada cuesta US$ 25 para adultos y 20 para menores de 12. La cena cuesta US$ 25 y 17, respectivamente.

Ripley's Believe it or Not!: 8201 International Drive. www.ripleys.com/orlando . Abierto de 9 a 24 (se entra hasta las 23 solamente). La entrada cuesta US$ 20 para adultos y 13 para menores de 12 años.

Titanic the Experience: 7324 international Drive. www.titanictheexperience.com . Abierto de 10 a 20. La entrada cuesta US$ 22 para adultos y 13 para menores de 11 años.

CSI the Experience: 7324 International Drive. www.csiexhibit.com . Abierto de 9 a 21. La entrada cuesta US$ 20 para los adultos y 13 para los menores de 12 años.

Medieval Times Dinner; Tournament: 4510 weste Vine Street, en Kissimmee. www.medievaltimes.com/orlando . La entrada cuesta US$ 60 para adultos y 36 para menores de 12 años. Con cena incluida. Conviene quedarse un rato en el negocio luego del show y no irse enseguida, para sacarse fotos con los actores y los caballeros.

Safari Wilderness Ranch: 10.850 Moore road, en Lakeland. www.safariwilderness.com. Las visitas se hacen a las 10 y a las 13 cada día. El recorrido en camión militar cuesta US$ 70 para adultos y 60 para menores de 12 años. Las visitas a lomo de camello cuesta 150 por persona.

Fantasy of Flight: 1400 Broadway Boulevard, Polk City. Está abierto de jueves a domingo, de 10 a 17. La entrada cuesta US$ 30 para adultos y 16 para menores de 12 años.

Bok Tower Gardens: 1151 Tower Boulevard, Lake Wales. www.boktowergardens.org. Abre todo el año, de 8 a 18. La entrada cuesta US$ 20 para adultos y 9 para menores.Casa Opuntia: habitación doble frente al mar, US$ 162 por noche; la simple, 128, y la triple, 195. Precios para todo el año, incluyen impuestos y desayuno. Habitaciones internas, desde 141 la doble. Su menú de almuerzo cuesta 22 y de cena, 27. www.opuntiagalapagoshotels.com

Hotel Miconia: a metros del muelle principal de San Cristóbal, su habitación doble cuesta por noche US$ 160, más impuestos. Incluye desayuno. www.miconia.com.

lunes, 9 de junio de 2014

USA: MIAMI: Tres mercados muy recomendables en Miami

Tres mercados muy recomendables en Miami

Ir de compras en Miami es algo obligado en cualquier escapada a este destino y dentro de las muchas propuestas que ofrece este destino, además de las boutiques de los diseñadores y firmas más importantes destacan los mercados. En esta entrada vamos a conocer tres de los más famosos de este destino.

Bayside Market Place es un centro comercial ubicado a orillas del mar donde podremos encontrar un gran número de artículos, algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en España. Siempre está lleno de gente buscando gangas en los muchos puestos que hay en este mercado tan conocido.Aquí se pueden encontrar productos a buen precio y aunque normalmente no se suele regatear, hay algunos comerciantes a los que sí les gusta jugar al regateo. Después quien sabe, igual se puede conseguir algo bastante rebajado, aunque hay precios que son muy ajustados.

El Tropicana Flea Market es otro de los mercados que os recomendamos, porque siempre tiene gente y porque cuenta con un montón de puestos donde se vende desde ropa hasta productos de decoración pasando por calzado, animales, muebles, souvenirs, antigüedades o cosméticos entre muchos otros. Si os interesa, no os perdáis la oportunidad de visitarlo desde el viernes al sábado desde las 07:00h hasta las 19:00h.

Nuestra última recomendación es el Flea Market USA, donde encontraremos, como en todos los mercados, infinidad de productos a precios de lo más variado, pero al contrario de lo que suele ocurrir normalmente en muchos otros mercados, aquí lo que se lleva es el regateo, así que habrá que poner en marcha nuestro charming e ingenio para poder llevarnos el producto deseado al menor precio posible. ¿Te animas a ir de compras por los mercados de Miami?

USA: MIAMI: Ocean Drive, la calle de los tópicos de Miami

Ocean Drive, la calle de los tópicos de Miami

Cuando pensamos en Miami se nos viene a la mente noches calurosas, luces de neón, coches de lujo, gente guapa, ropa cara, copas y terrazas. Como gran ciudad, en Miami podemos encontrar de todo y el lugar donde encontrar el tópico de noches locas lo encontramos en Ocean Drive.

Esta popular y bulliciosa calle se encuentra en la zona de South Beach, donde se completa la lista de tópicos sobre Miami: cuerpos esculturales patinando por el paseo marítimo, playas de ensueño, cócteles tropicales, música latina a todo volumen y edificios de estilo Art Decó.

Aquí se encuentran muchos de  los mejores restaurantes, bares y hoteles de todo Miami Beach. Es un lugar al que venir a cualquier hora del día. Por la mañana, la playa se llena de gente que aprovecha el buen clima y las aguas cristalinas que baña la costa. Por la noche, es la zona ideal para salir a cenar e ir de fiesta.

Por ley, se ha respetado la arquitectura original art decó de los años veinte haciendo que esta calle conserve un sabor añejo que la hace aún más especial. Podemos encontrar restaurantes y bares de todo tipo predominando principalmente los de cultura latina. Dicen que no es un sitio para ir en vaqueros y camiseta ya que la gente suele lucir sus mejores galas. Típica es la imagen del grupo de chicas jóvenes con vestidos, tacones y perfectamente peinadas bailando y tomando copas en los bares de esta calle.

USA: MIAMI: Buenos datos.

Miami: buenos Datos para viajeros

En el downtown

"Lo de Beto": Así conocen Susana Giménez, Tinelli y Gaby Sabatini -entre otros-a Electroland (223 E Flagler St). Ofrece electrónicos con garantía y servicio técnico en Buenos Aires. En esas mismas calles del microcentro, se pueden encontrar buenas joyas y antigüedades y, además, ahí se consiguen las valijas más económicas de Miami (hasta por 10 dólares).

Design District: Sus 15 cuadras son clave para aggiornarse  con las tendencias en decoración (3841 NE 2nd Avenue Suite 400 Miami, Florida 33137. T:(305)531-8700) . También con flema de arte -y por esos pagos- Wynwood da qué hablar. Lo cool es encontrarse con amigos en Grass Restaurant y Lounge, para bailar después de medianoche (28 NE 40 Street Miami).

Mary Brickell Village: es el nuevo "centro multiuso urbano" tal como se define este shopping a cielo abierto, con locales y restaurantes entre los que se destaca P.F.Chang y Blue Martini (en el 2° piso de Mary Brickell Village. 901 S. Miami Ave. T: (305) 981-2583).

Bayside Marketplace: para mirar los barcos mientras se da la vuelta por Gap y Victoria´s Secret, escuchar algo de música en vivo junto a la bahía y acaso tomar esos cruceritos de turistas para ver las casas de los "rich & famous".

Lo clásico

Ocean Drive: encabeza la lista del "debe" de cualquier turista. Cien años de historia -y fama bien mantenida- alcanzan de sobra para incluir a Joes´s Stone Crab en el mapa de los archiclásicos de Miami. Abierto solamente en temporada de cangrejos (de octubre a mayo), unos 50 dólares son suficientes para calzarse el babero tal como lo hicieron Al Capone, Rita Hayworth y los duques de Windsor. (11 Washington Avenue, Miami Beach. T: (305) 673-0365).

South Beach: Nikki Beach combina playa-lounge, con drinks y dancing para pasar del día a la noche en jornadas supercontinuadas estilo Ibiza (1 Ocean Drive, Miami Beach. T: (305) 538-1111). También Club Mansion es un "must" de la noche en SoBe. Es "el" sitio donde coinciden las "celebrities" de Hollywood y el jet set europeo. El edificio de 1936 combina espacios para bailar, comer o tomar algo, con lo más nuevo en tecnología audiovisual y efectos de luz de última generación (1235 Washington Avenue, Miami Beach. T: (305) 531-5535).
En materia de nightclub-restaurant, The Forge ha sido catalogado como "el Versailles de los vinos", según los críticos de la revista Wine Spectator. Aquí es posible toparse con Mick Jagger o Julio Iglesias por igual. El ambiente cambia según la temática de la noche, puede ser groove, brasileña o latina (432 41st Street, Miami Beach. T: (305) 538- 8533. Hay una sucursal en Ikea, 151 N.W. 136th Avenue, Sunrise. T: (954) 838-9292). Abierto todos los días.

Para hacer shopping

Ikea: el mega store sueco de muebles y cosas para el hogar. Con el perfil que lo caracteriza -supereconómicos y de buen diseño-, abrió en Sunrise, a media hora de Miami. (151 N.W. 136th Avenue, Sunrise).

Ropa: los mejores precios siguen en Marshall´s y Ross Dress for Less (para revisar entre percheros y encontrar al voleo), Loehmann`s (más organizado, en 18701 Biscayne Blvd, Aventura), y Syms (4615 NW 77th Ave., Miami), recomendado para trajes de vestir de hombre y buenas marcas de hombre y mujer. Siguen los archiconocidos Dadeland (y sus cómodos mini-living para tomarse un respiro), Dolphin Mall y Sawgrass (también con precios moderados, pero más lejos). Para mirar vidrieras al aire libre y pasear tal como Holly Golightly hacía en Tiffany: Merrick Park (358 San Lorenzo Ave, Suite 3000, Coral Gables. Abierto de lunes a sábados de 10 a 21. Domingos de 12 a 18), Bal Harbour y Coconut Grove.

Las playas

Las playas de Miami no son seductoras per se, sino que es el combo ciudad+playa lo que las hace atractivas. Aquí no hay atardeceres en el mar (excepto que sea en la costa oeste de Florida). Para eso, y un poco de buen romance, vale la pena visitar Naples o Captiva Island, a dos horas y media en auto.

En Miami mismo, la aventura es salir a descubrir. Puede haber tiburones, rayas y delfines. Se pueden encontrar estrellas de mar rojas del tamaño de una mano y esponjas grandes como un brazo. Fuera de eso, estas playas no tienen la topografía del sudeste asiático (ni de Punta del Este), los arrecifes de coral cercanos no se comparan con los del noreste de Australia, y aquí nunca se tiene la sensación de playa desierta como al norte de Brasil.

La playa nudista de Halouver: no tiene nada que envidiarle a las de Europa. En ningún otro lugar la especie humana se muestra tan exótica como en Ocean Drive. Fuera de eso, si lo que se busca son buenos precios conviene alojarse en cualquier hotel fuera de South Beach, donde un expresso cuesta entre u$s 4 y u$s 5, sin propina, ni cookie, ni amaretti de regalo. (10800 Collins, Sunny Isles)

Isla Virginia Key: ofrece avionetas, catamaranes y botes, windsurf, motos de agua y esquí, entre otros. Hay que pagar un peaje de u$s 1,5, pero se estaciona gratis. No hay buena arena, conviene usar calzado. (Pasando el primer puente de Rickenbacker Cswy, pero antes de Key Biscayne)

Key Biscayne: ideal para familias. Tiene lindas palmeras, alquiler de bicicletas y carromatos y parrillas de uso gratuito, aunque los fines de semana puede ser ruidoso.

Matheson Hammock: para ir con niños, es tranquila y muy pequeña, rodeada de palmeras y arena importada, no tiene olas pues es una piscina natural abierta al mar.

Oleta River: se puede nadar, pescar, alquilar remos y kayaks y hay un bosque de manglares muy bonito. De junio a septiembre hay playas que aceptan voluntarios para trabajar en los nidos de tortugas. (3400 NE 163 st, North Miami, muy cerca de Aventura)

Lujo extremo

Casa Casuarina: Son suficientes unos 50 mil dólares iniciales (y unos 3.500 al año) para ser uno de los pocos mortales que tiene acceso a. Famosa de por sí y por haber pertenecido a Gianni Versace, la casa es ahora club privado. Por unos 1.200 dólares extra (por noche de alojamiento) es posible acceder a la más económica de las 10 habitaciones.

Casa Tua: ofrece algo así como la idea de "estar en casa", sólo que un poco más caro. Sin publicidad ni carteles exteriores que delaten su identidad, se trata de una combinación de hotel, restaurante y club, en el que los huéspedes pueden demandar hasta su marca de jabón preferido y los comensales pueden sentarse en el jardín tropical o en la mesa con el cocinero. (1700 James Avenue, Miami Beach. T: (305) 673-101).

DeVito's South Beach: es el restaurante del actor (Danny DeVito, claro) junto al reconocido restaurateur David Manero. Con italianísimo espíritu, DeVito no se cansa de anunciar que "la salsa es como la que hacía mi mamá". Abierto para almorzar y cenar, por unos , mmmhh... 300 dólares por persona. La comida no incluye la atención del actor como mozo, pero sí una copita del lemoncello que él mismo produce en la costa amalfitana.  (150 Ocean Drive, Miami Beach. T: (305) 531-0911)
The Fairmont Turnberry Isle Resort: recientemente rejuvenecido con 100 millones cuenta con 120 hectáreas. Es un hotel perfecto para perfectos idilios: almohadas como nubes, dos canchas de golf modelo, el Aventura Shopping a pocos pasos y programa de actividades y toboganes de agua para que los chicos se deshagan de sus padres por un buen rato. Además, el multipremiado chef Michael Mina, abrió el famoso Bourbon Steak para sucumbir nuevamente a la carne, en código gourmet. (19999 West Country Club Drive, Aventura.T: (305) 933-6508. La doble, u$s459 de enero a abril; u$s359 de mayo a octubre; u$s219 en la temporada de verano).

Palm Beach: vale la pena darse una vuelta sin permiso para codearse con la crème de la crème en Worth Avenue (Rockefeller y Kennedy son algunos de los snowbirds que emigran de otros estados con nieve y vienen al "veranito" en las playas de Palm Beach). Para ser un auténtico vip: comer en Ta-boó (221 Worth Avenue, Palm Beach); tomar unos drinks en el hotel Brazilian Court (301 Australian Avenue, Palm Beach.T: (561) 655.7740); hospedarse, ir al spa o (al menos) comprar un souvenir para respirar el aire dentro del exclusivísimo The Breakers (221 Worth Avenue, Palm Beach.T:(561)835-3500).
Paseos y excursiones

Art Deco Weekend: Si va durante enero, no se pierda este festival que se realiza desde hace más de 30 años, con música en vivo, feria de antigüedades y joyas, películas, autos de época, desfile de mascotas, tours guiados por el barrio histórico, actividades para chicos y puestos de comida. (Ocean Drive entre 5th y 15th Street).

Seaquarium: Para alimentar y nadar con delfines (prepárese para salir mojado). Entrada general u$s 37.95 (4400 Rickenbacker Cswy. T: (305) 361-5706).

Fairchild Tropical Garden: Un enorme jardín que exhibe todo tipo de plantas tropicales generalmente recolectadas de sus medios originales (10901 Old Cutler Road, Coral Gables. T: (305) 667-1651).

CocoWalk: Combina shopping, restaurantes y entretenimiento. Cada noche ofrece una variedad de bares y de entretenimiento en vivo. El acceso es gratuito. (3015 Grand Avenue, Coconut Grove).

Miami Design District: Programas y lista de showrooms y galerías de arte en www.miamidesigndistrict.net. (Entre NE 38 y 41 Street, N. Miami Ave y 2nd Ave.).

Flea Market: Mercado de pulgas (recomendable solo si anda por la zona) donde hay de todo, desde adornitos kitsch hasta perfumes y bolsos usados Prada. (2900 W Sample Road, Pompano Beach).

Miami Children´s Museum: Divertidísimo plan para ir con chicos. Se encuentra abierto todos los días de 10 a 18, u$s 15 los adultos y niños mayores de un año. (598 MacArthur Cswy. T: (305) 373-5437).

Si visita Miami por primera vez

* A todos los precios debe sumarle el 7% de impuestos.

* Lo más conveniente es alquilar un auto (desde Argentina suelen conseguirse mejores precios). Tenga siempre un mapa en la guantera o un GPS.

* Aunque el semáforo esté en rojo, aquí está permitido doblar a la derecha, siempre y cuando no haya autos con derecho de paso, claro.

* No estacione en lugares que no estén permitidos: las grúas trabajan las 24 horas y las multas son caras.

* No está permitido llevar nada de alcohol en el auto (ni siquiera botellas cerradas al alcance del conductor). Obviamente, tampoco está permitido manejar después de haber bebido.

* Recuerde que South Miami no es lo mismo que South Beach (SoBe).

* La costumbre es dejar propinas, entre el 10 y 20% según el lugar, pero, cuidado, a veces ya vienen incluidas en la cuenta.

* Para no perderse: un paseo por la peatonal Lincoln Road y la feria de frutas y plantas los sábados por la mañana; también, la feria de artesanías de Española Way.
* Indicativo telefónico: 001

USA: MIAMI: El Arte en el MIA - Aeropuerto de Miami

El Arte en el MIA - Aeropuerto de Miami

Siente el estilo de vida de Miami, su cultura y su historia incluso antes de salir del aeropuerto con el programa de arte galardonado del MIA (Miami International Airport). Estas podrían ser señales y consignas que esperas ver en el desembarque del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), pero ¿qué hay de las esculturas de vida marina que nadan por las paredes o los arreglos de constelaciones parecidas a copos de nieve del artista Donald Lipski? ¿Esperabas tomar “Un Paseo por La Playa” tan temprano a lo largo de la Terminal Norte D? Disfruta de “Un paseo por La Playa” (A WalkonThe Beach) del artista Michele Oka Doner, que ofrece casi un kilómetro de pavimento iluminado, con figuras marinas fundidas en bronce e incrustadas en la pasarela como emergidas del océano y con salpicaduras de nácar brillante.

EL Aeropuerto Internacional de Miami continúa abriendo el camino para el arte en aeropuertos desde la década de los setenta, a través de la iniciativa del Arte en Lugares Públicos. En la actualidad, el MIA continúa ofreciendo una de las colecciones de arte más fascinantes de cualquier aeropuerto internacional debido al trabajo de la Dra.Yolanda Sánchez, Directora de División de Bellas Artes y Relaciones Culturales del Departamento de Aviación del Miami-Dade y su equipo. Además del programa de exhibición regenerador y rotativo en cuatro galerías, Sánchez también supervisa la instalación y labor de estas instalaciones espectaculares. Con un aeropuerto que alberga un aproximado de más de 100 mil pasajeros por día y aproximadamente 40 millones cada año, Yolanda Sánchez dirige su labor a un público bastante amplio.

¿Por qué exhibir arte en aeropuertos? Sánchez explica que el arte está en los aeropuertos para realzar el ambiente de los terminales, para entretener y para educar. Afirma que en la actualidad el estrés producido por los viajes aéreos causa que los viajeros regulares lleguen al aeropuerto más temprano, por lo que pasan más tiempo dentro del mismo. El arte constituye una distracción relajante de lo que muchas veces representa una experiencia agitada. “Todo lo que ofrezca un momento de contemplación y deleite es algo bueno” afirma Sánchez.

Arte en Lugares Públicos
El Arte en Lugares Públicos es un programa de mejora de la capital, establecido en todos los condados del país, diseñado para llevar iniciativas artísticas a 1,5% de las construcciones emergentes. En el Aeropuerto Internacional de Miami esto se traduce en piezas de arte públicas que iluminan los Terminales del Norte y del Sur, en la parte norte del aeropuerto en la calle NW 136th,desde la estación MIA Mover Stational centro Rental Car Center y la plaza Central Collection Plaza.

Desde el momento en que tu avión toca el suelo y sales de tu puerta te encuentras rodeado de arte en cada paso que das. Desde los trabajos de Lipski y Doner antes mencionados, hasta el Terminal Surcon sus instalaciones arquitectónicas similares que ilustran los Everglades, formaciones corales y palmeras, estas obras representan elementos naturales que caracterizan el ambiente subtropical único de Miami.
“Casi todos los proyectos exhibidos, bien sea un elemento permanente o una galería giratoria demuestra la cultura, el estilo de vida y la historia del Sur de Florida” expresa Sánchez.

Para ilustrar mejor este punto de vista la pared barrera de sonido “The Noise Abatement Wall” en la calle 136th Streets un guiño al Movimiento Arquitectónico de Miami icono de la ciudad, así como el “Miami Wave” y las ondas pasteles pavimentadas en el concreto en la plaza Central Collection Plaza, que evocan el océano. Finalmente el proyecto de arte interactivo “Harmonic Convergence” en la estación MIA Mover Station es una obra de luz y color emblemática de Miami.

Galerías
A inicios de 1996, Sánchez comenzó un programa con cuatro galerías dentro del aeropuerto, diseñado para albergar exhibiciones rotativas por un período de tres o máximo seis meses. Cada galería tiene un enfoque específico. La Galería de Bellas Artes localizada en el Terminal Central ofrece arte fino contemporáneo.  En el Terminal Central también se encuentra el trabajo característico de la Galería Infantil de los estudiantes de primaria de la Escuela Pública del Miami-Dade. La galería Hand Made Gallery en el Terminal del Sur presenta artesanía y arte típica de todas partes del mundo. Finalmente, la galería Camera Works Gallery en el Terminal D y su exhibición fotográfica.

Dentro de las exhibiciones más destacadas se encuentran “The High way men” (Los Bandoleros) en la Galería de Bellas Artes, una colección de pinturas de paisajes de Florida realizadas por un grupo de artistas africanos y estadounidenses de finales de la década de los cincuenta a los que no se les permitía vender su arte en las galerías convencionales.  Es por ello que trabajaban desde las maletas de sus carros a lo largo de la carretera.

Por lo general las exhibiciones se realizan en conjunto con universidades y otros programas sin fines de lucro en toda la ciudad. En la galería Hand Made la exhibición “Carnival Arts” (El Arte del Carnaval) representa paisajes comunes de las islas del Caribe, creadas por adolescentes que pertenecen al Miami Bridge, una casa hogar para niños víctimas de abuso doméstico y problemas de conducta, en sociedad con la Universidad Barry.

El museo del sur de Florida History Miami se ha asociado con la revista estadounidense Camara Works para presentar una exhibición que celebra cien años de la historia de la aviación de Miami. Dentro de los compañeros de la comunidad se encuentran el museo Pérez Art Museum Miami (PAMM), anteriormente el Museo de Arte de Miami, el museo Vizcaya Museum & Gardens y la organización sin fines de lucro Art For Learning.

Instalaciones y proyectos de presentaciones
A través de los terminales notarás una variedad de instalaciones específicas a la vista, tales como un modelo de construcción de aeronave alrededor de una silla de ruedas suspendida, diversas pinturas que componen un mural que representa una cerca de flores, fotografía bajo el agua y productos medios textiles similares a las postales de viajeros. Estas exhibiciones constituyen un laberinto visual mientras caminas a la correa de equipaje o te diriges a hacer la conexión de tu vuelo.

Después del éxito del programa de arte del 2012 “Random Acts of Culture Program” en el que músicos, bailarines y artistas realizaron presentaciones de estilo flash moben el aeropuerto para el deleite de los viajeros del día a día, la División de Relaciones Culturales y Bellas Artes fue recientemente premiada por la fundación Knight Foundation para llevar a cabo más musicales y presentaciones de eventos dentro del aeropuerto.

La próxima vez que tu vuelo aterrice en el Aeropuerto Internacional de Miami, una vez que tomes tus maletas del compartimiento de sobrecarga y entres en el terminal mira hacia arriba y a tus alrededores y prueba un bocado del arte de Miami y su cultura incluso antes de que dejes el aeropuerto.

miércoles, 4 de junio de 2014

USA: FLORIDA: Sarasota: Entre los cayos de Florida, una playa casi secreta

Entre los cayos de Florida, una playa casi secreta

En la costa menos visitada del estado, 300 kilómetros al noroeste de Miami y de cara al golfo de México, Sarasota es un buen punto para descubrir y también para recorrer una cadena de encantadoras islas


A Frosty -así lo llaman- sólo le faltan los brazos. Los chicos corren entretenidos buscando ramas o algo que suplante las extremidades. Pero el muñeco espera sin prisa. Es blanco y parece de nieve, pero no se derrite. A sus espaldas está el golfo de México y el sol se va apagando a medida que lo tapa el agua. Siesta Beach, la playa estrella de Sarasota, en el centro del estado de Florida, tiene su arena tan blanca que no quema (¡traer anteojos de sol!) y tan fina que chilla al caminar.

Aquí hay demasiado por hacer. A veces el tiempo no alcanza para tirarse como lagarto en esta playa, elegida en 2011 por Stephen Leatherman, director del Laboratorio de Estudios Costeros de la Universidad de Florida, como la mejor del país. Su arena es 99% cuarzo, originado en los Apalaches y arrastrado por los ríos hasta aquí hace millones de años. Siesta Beach es la playa principal de este cayo -Siesta Key-, al sudeste de Sarasota y unido al continente a través de dos puentes. Dicen que antes se llamaba Sarasota Key, pero fue bautizado Siesta por su reputación como lugar de descanso y relax. Ahora tres mujeres pasean en bicicleta por la orilla mojada.

Circulan con la facilidad del asfalto, y señalan el muñeco de nieve con asombro. Noviembre muestra tallas aún mejores: durante los últimos cuatro años se celebra aquí el Crystal Classic, un torneo de escultores sobre arena que deja gigantescas maravillas que parecen de mármol. El primer puesto como playa del país radica además en los servicios que ofrece al público, como canchas de tenis, volley, baños, duchas, un bar, juegos infantiles y parking gratuito (sí, gratuito) que se llena rápidamente en temporada. La playa es muy pero muy ancha, y a medida que nos alejamos del agua está el pasto con pérgolas, mesas y parrillas. Las otras dos playas de este cayo están al sur y son menos concurridas: Crescent y Turtle, esta última de arena más gruesa y amarronada, que permite acampar y estacionar casas rodantes.

La playa es apenas uno de los atractivos. Cruzando por el puente de Siesta Dr, Sarasota tiene un downtown en crecimiento salpicado de nuevas torres de condominios y edificios comerciales modernos que miran a una bahía. Los sábados el centro se vuelve más bullicioso y amigable, cuando se monta el mercado (Farmers Market), de 7 a 13, sobre Lemon Ave.

Se convierte en peatonal, con 70 carpas que venden fruta y verdura, productos orgánicos, artesanías y comidas preparadas. Para sentir el palpitar local a la par del desayuno, puede tomar un café con pan casero o una croissant igual que en Francia, en C'est la Vie, que saca sus mesas azules a la vereda.

Marina Jack es otro de los puntos obligados. El final de Main Street, sobre la bahía, tiene un puerto lleno de embarcaciones y un moderno complejo con restaurantes que sirven comida de mar. Hay bandas en vivo y desde aquí se ve el puente John Ringling Causeway que cruza a Lido, el cayo de enfrente. Es que la ciudad está protegida del golfo de México por una cuerda de al menos cuatro islas. Apenas cinco minutos alcanzan para ingresar en la islita de Lido, y su corazón comercial St. Armands Circle, una enorme plazoleta rodeada de negocios de alto nivel, galerías de arte, pubs y restaurantes.

DERECHO POR GULF DRIVE

Tomar el auto y descubrir uno mismo cada isla no sólo es un paseo, sino un placer. Porque si bien están una a continuación de otra como barrera, cada una tiene su personalidad. Y ahí está el sabor.

Hay una sola vía posible para empezar la travesía hacia el norte, a través de Gulf Dr, pues las islas a veces son tan angostas que es la única calle que sigue su curso. Así se van mostrando Longboat Key, una combinación de edificios y casas de élite (aquí la propiedad arranca en el millón de dólares) destinados casi en su totalidad para vacacionar; la colorida y descontracturada Coquina Beach con sus tienditas sobre Bridge Street que sacan los pareos, toallones y demás chucherías a la vereda; hasta llegar a la punta, Anna María, claramente la frutilla del postre.

Aquí se respira el aire de Florida vintage. Todo ocurre sin prisa. No hay edificios altos ni cadenas de famosos hoteles. Es necesario cruzar al continente para encontrar un McDonald's o un Starbucks. La construcción más alta tiene tres pisos y el aspecto es prolijamente agreste, hasta el punto que la arena se cuela en los jardines de las casas. No hay ostentación, aunque sí mucho dinero. Parece un país distinto al de los parques temáticos, aunque Disney esté apenas a dos horas de auto. La regla son las casas bajas, de personalidad playera, en madera y colores pastel. Como en Key West, aquí también se goza del atardecer sobre el mar, pero no hay multitudes, bares ruidosos ni vendedores a la pesca del turista. El tranvía gratuito pasa cada 20 minutos, siempre con algún nuevo transeúnte a bordo. Une la isla de Norte a Sur.

Se puede estacionar en el extremo norte, en el muelle Rod Reel Pier (permitido tentarse con ricos mariscos a precios razonables), y bordear a pie la punta de la isla. Es una caminata corta por la playa y con suerte se puede ver estrellas de mar, si la marea está baja. Uno de los puntos más concurridos para comer es el Sandbar Restaurant. Posiblemente se encuentre con uno de sus rituales: novias que se casan allí al atardecer, literalmente, en la playa. Ella de largo blanco, él de elegante negro, tres damas de honor y unas 40 sillas en la arena son un espectáculo que los allí veraneantes curiosean sin acercarse demasiado, en malla y ojotas. Pero al atardecer, la estrella es el sol y mientras los novios se van al pabellón para festejar quedamos mirando la despedida del día. Es allí cuando el Sandbar se llena y hay que esperar unos minutos para tener mesa sobre la arena. Nada grave para ser un lugar emblemático. Esta isla es un secreto bien guardado. ¡Shhh, no lo comente!.

martes, 3 de junio de 2014

COLOMBIA: SAN ANDRES: El mar de los siete colores

El mar de los siete colores

DIARIO DE VIAJE / COLOMBIAEn el Caribe colombiano, el archipiélago se destaca por sus playas increíbles, pero también por su particular gastronomía, música y arquitectura. Ecoturismo y compras libres de impuestos.

Las horas transcurren en cámara lenta, deslizándose al ritmo de los seres insospechados –y hasta desopilantes, como los “corales cerebro”, llamados así por su forma– que pueblan el universo submarino del archipiélago de San Andrés. Pero paradójicamente y, también a imagen y semejanza de las profundidades, el tiempo es escurridizo, como los peces que huyen de las caricias humanas y como la arena que se escapa entre los dedos de las manos. Quizá este fenómeno del Caribe colombiano –horas lentas que se esfuman en un abrir y cerrar de ojos– se explique porque los días son, sencillamente, felices. Y pocas cosas deben ser más efímeras que la felicidad.

Estas reflexiones mínimas que empiezan a esbozarse quedan inconclusas en la mente, cuando el guía detiene la embarcación y le pide a su compañero que busque una ¡estrella de mar! Como si se tratara de un elemento tan cotidiano como puede ser un café en una oficina porteña, Mike asiente en creole (el inglés criollo sanandresano) y se zambulle en las aguas cálidas, calmas y transparentes.

Veintiocho años, descendiente de “nativos o raizales” (haber nacido en estas islas, siendo bisnieto de alguien con raíces africanas, es motivo de mucho orgullo) y “ojiverde”, Mike trae la estrella y un erizo blanco de yapa para que los turistas se saquen fotos con esta pequeña muestra de la rica fauna marina local. Y los devuelve a su hábitat.

Luego vendrá el momento de “jugar” con una mantarraya gris de dimensiones intimidantes (dicen que hay que pararse enfrente, mirándola a los ojos) y de retornar a Rose Cay, un cayo que todo el mundo conoce como El Acuario. Precisamente, su nombre se refiere a la impactante cantidad de peces que se observan a simple vista y que multiplican su variedad y colorido cuando uno se calza la máscara de snorkel y se sumerge en ese mundo paralelo, literalmente.

Por el mismo motivo, la lancha en cuestión tiene el suelo transparente: a través del acrílico, van apareciendo las algas, los erizos blancos y negros (los primeros no pinchan) y los corales. En este caso, el tamaño da cuenta de la antigüedad, por lo que nos advierten que estamos navegando sobre un coral de 400 años.

La excursión comienza y termina en El Acuario, un islote que cuenta con un par de kioscos coloridos para comer y tomar algo, y al que nadie debería embarcarse si no ama el mar y el sol.

A diez minutos de lancha desde San Andrés, hasta aquí se llega atravesando un oleaje siempre suave y, por momentos, fosforescente. La postal incluye a su vecino cayo Haynes, al que todo el mundo accede caminando –metro más, metro menos, está a una cuadra de distancia– y con el agua por la cintura. Es una isla de palmeras (palmas, como le dicen aquí) con otro par de bares al aire libre. Vale aclarar que en estas latitudes, la indumentaria incluye siempre “zapatillas para agua”, que permiten caminar sobre las piedras y corales sin lastimarse. Y claro, el equipo de snorkel (si es propio, mejor, para regular las dosis de contemplación submarina de forma personal).

Los recuerdos de aquella tarde (da igual si es martes o miércoles) quedarán meciéndose en el pasado reciente, como el barco encallado que dejamos en el camino. Porque si llegamos a este destino esperando un mar turquesa y planchado, digno de la mejor versión del Caribe, nos encontramos con una superadora sucesión de piscinas naturales de tonalidades contrastantes, cuya paleta de colores comienza en un verde tan claro que se asemeja a un vidrio blanquecino, recorre varios celestes y llega a un azul bien oscuro.

Sin “photoshop”
“Aquí tenemos el mar de los siete colores”, repiten una y otra vez los sanandresanos, quienes los cuentan con facilidad señalando al horizonte marino. Menos poético, el guía explica que esa variación se debe a las diferentes produndidades y a larguísimas barreras coralinas, que impiden el paso de las olas y los tiburones.

El archipiélago de San Andrés está situado en el Caribe sur, frente a las costas de Centroamérica y está conformado por las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, numerosos cayos y algunos bancos de arena.

Lejano en varios sentidos con respecto al resto de las regiones de Colombia, el archipiélago se encuentra a 700 km de la costa continental y cuenta con las barreras de arrecifes más extensas del país (aquí se encuentra el 78% del área coralina colombiana).

Ya desde la ventanilla del avión, la isla de San Andrés –la más grande y la más turística– se presenta como un hipocampo. Efectivamente, tiene la forma de un caballito de mar, rodeado por un oleaje que jamás necesitará del “photoshop”. Es inevitable: San Andrés entra por los ojos en una primera instancia y se va expandiendo hacia los otros sentidos después.

Una vez que se tienen los pies sobre la tierra, uno se olvida que estas islas son el último confín de Sudamérica. Si bien en el Caribe colombiano abundan el buen café (siempre hay tiempo para tomarse un “tinto”, una tacita de café cargado) y el aguardiente con sabor a anís, en el aspecto cultural predominan la gastronomía, las costumbres, la música (suena mucho el calipso, el mentó y el reggae), la religión (hay ocho iglesias bautistas y otras tantas católicas) y la arquitectura que surgieron como consecuencia de las mezclas de tradiciones inglesas, africanas, españolas, holandesas y afro y anglo-antillanas.

Estas características se reflejan con mayor claridad en la arquitectura de los barrios más tradicionales, como San Luis, donde las casas son de madera y están pintadas de colores, con balcones y tirantes por doquier.

Un ejemplo icónico es la iglesia Bautista más antigua de San Andrés (fue fundada en 1844), que queda en el sector de La Loma, el más alto de la isla. El templo es de madera blanca –traída desde Alabama, Estados Unidos– y tiene techo a dos aguas colorado, con un mirador-campanario que ofrece una panorámica con exceso de mar y palmeras, al que se sube después de atravesar los bancos del coro superior sobre un piso bien inclinado y trepar unas escaleras empinadas también. Sin imágenes, el interior se destaca por haber sido íntegramente construido en madera y contar con vidrios amarillos, verdes, azules y rosados por los que se filtra la luz.

La segunda gran aproximación a la arquitectura que nos hace olvidar que estamos en Colombia es el Museo Casa de la Cultura Isleña (Island House). Nuevamente, ingresamos a una casona completamente de madera, que imita con fidelidad cómo eran las viviendas durante la colonia británica.

Aun para quienes ya conocen San Andrés, el primer día es bueno destinarlo a dar una vuelta a toda la isla para familiarizarse con el lugar. El recorrido es de aproximadamente 32 km y, aunque suene inverosímil, las mejores opciones de transporte son los carritos de golf y las motos. De hecho, las caravanas de familias isleñas motociclistas –sin apuro y sin cascos– son postales frecuentes, tanto en las carreteras de cara al mar como en las calles céntricas.

Entonces, memorizaremos que en “la cabeza del caballito de mar de San Andrés” se sitúan Punta Norte , el híper turístico Johnny Cay y las bellas playas de Bahía Sardinas (Spratt Bight), junto con la zona comercial y hotelera. Hacia el sudeste de la isla están las playas de San Luis, mientras que atravesando la Punta Sur, aparecerán (en sentido norte) el Hoyo Soplador, La Piscinita, West View, Bahía El Cove, la Cueva de Morgan y La Loma. Ya sin la protección de la barrera coralina, todo el costado oeste de San Andrés es ideal para la pesca y deportes náuticos como el windsurf, kitesurf, jet sky y buceo en West View, El Cove y La Piscinita. En esta última hay un trampolín para lanzarse a nadar en aguas profundas, azules y algo frías.

De nombre sugestivo, el Hoyo Soplador no sabe de eufemismos: es una parada turística donde el suelo tiene un agujero que despide un rugido feroz, seguido por fuertes ráfagas de viento y, a veces, chorros de agua.

La isla del tesoro
Los historiadores no coinciden del todo, pero muchos sostienen que la historia del archipiélago de San Andrés comenzó en 1510 con la llegada de navegantes españoles, mientras que en la época precolombina pobladores del Caribe y Centroamérica se aproximaban a pescar a estos territorios. Un siglo más tarde, las noticias de los corsarios, aventureros y contrabandistas holandeses e ingleses daban fe de un grupo de islas e islotes rodeados por lo que ya se conocía como “un mar de siete colores”.

Bajo el mando de John Pym y del conde Warwick, un grupo de puritanos ingleses llegan a las islas en 1629 y encuentran holandeses establecidos en la actual Providencia, iniciando una relación: los ingleses colonizaban y los holandeses se encargaban del comercio por las Antillas. A partir de 1633 traen a los primeros esclavos africanos, y algunos logran huir a la vecina isla de San Andrés, creando un idioma propio (el creole), para que sus opresores no los entendieran.

Durante varias décadas, el archipiélago pasa de manos inglesas e irlandesas a españolas, período en el que hace su aparición el famoso pirata Henry Morgan (dicen que venía de Jamaica), dejando enterrados algunos de sus tesoros.

Con el paso de los siglos, la abolición de la esclavitud, el auge y y decaimiento del comercio de coco y su aceite, el archipiélago adquiere en 1953 el estatus de puerto libre; en 1991 queda constituido como departamento de Ultramar; y en 2000 es declarado Reserva de la Biosfera Seaflower.

Apoyándose en las fantasías que siempre despiertan las leyendas de piratas y corsarios, donde nunca faltan mapas indescifrables que señalan cofres de oro escondidos, la Cueva de Morgan se convierte en una parada turística indiscutida. Se trata de dos museos (del Coco y del Pirata) y la réplica de un galeón algo descuidados, junto a una formación coralina estrecha (la cueva). Se supone que si alguien se atreviera a nadar esas 50 metros de aguas estancadas (sobrevoladas por murciélagos), en la más absoluta oscuridad, llegaría a la bahía que Morgan solía usar como refugio.

Con una población de 75.000 habitantes, el archipiélago ostenta una forma de vida inseparabable de su historia de esclavos africanos, campesinos europeos, piratas ingleses y colonos españoles: la cultura raizal.

Aunque el idioma oficial es el español, éste es uno de los pocos lugares de Colombia donde la población es bilingüe porque las personas nacidas en el archipiélago se comunican entre ellos en creole. Mezcla de inglés, español y dialectos africanos, el creole es la lengua criolla que los sanandresanos hablan continuamente y marca una frontera. Una escena de todos los días: un visitante entra a comprar a una tienda, los vendedores le hablan en español o inglés pero mientras el forastero busca el dinero ellos dialogan en creole, a conciencia de que la otra persona no les entiende.

Un gran duty free
En el extremo norte de San Andrés, en la zona de Bahía Sardinas, el Paseo Peatonal Spratt Way se caracteriza por combinar armoniosamente sus facetas comercial y natural: propone una seguidilla de bares, restaurantes y negocios de un lado de la acera, y ofrece 1,8 km de playas de la otra mano con vista al islote de Johnny Cay.

Entre puestos de cebiches, dulces, artesanías de coco y collares, dos hombres que superan los sesenta años juegan al ajedrez sobre la pared baja que separa la calle de la arena fina y blanca, sin que el bullicio los desconcentre. Casi inmóviles, con sus manos sujetando sus respectivas barbillas, jugarán en esa posición durante unas tres horas. Es el tiempo en el que nos adentramos en el cemento para recorrer algunas de las avenidas principales de la isla, como Colón, de las Américas y 20 de Julio, donde las tiendas ofrecen productos libres de impuestos, como perfumes e indumentaria.

A su vez, el malecón Avenida Francisco Newbal constituye otro paseo peatonal diurno y noctuno que atraviesa la isla de sur a norte, desde la entrada al muelle internacional hasta el Club Náutico.

Playas y excursiones
A propósito de Johnny Cay, este cayo es el primero que se visita para entrar en clima con el espíritu del lugar. Puede resultar demasiado turístico para el gusto de algunos pasajeros que toman la lancha, arriban en quince minutos y son recibidos con algunas opciones de tragos: el Coco Loco (típico de la región, es una poderosa combinación de vodka, brandy, whisky, ginebra y ron, adentro de un coco verde), piña colada (con o sin alcohol) y el Coco Fresa (muy dulce y refrescante).

El islote tiene 1,5 km de perímetro y, según el estado físico y anímico de cada persona, demanda unos veinte minutos dar una vuelta completa. Vale la pena porque se descubren rincones solitarios –se ven iguanas, lagartijas azules y cangrejos– y, entre los arrecifes y la vegetación, aparecen piscinas y pozos naturales con peces de todos los colores.

Al regresar al punto inicial, habrá reggae a toda hora y mojarritas fritas con plátano para almorzar en restaurantes decorados con los colores de la bandera rastafari (amarillo, verde, rojo y negro). Además, hay carpas con sillas o reposeras para alquilar por día, paseos en “banana”, vendedores de collares y trencitas para todos (se necesita efectivo para consumir cualquiera de estas cosas o para usar los baños en el cayo).

Lejos del bullicio que predomina en Jonnhy Cay y que se hace extensivo hasta El Acuario y su vecino Haynes Cay (hay agencias que incluyen todas estas playas como en un solo día de excursión), las playas de San Luis son las mejores para descansar y leer en silencio, algo que también es posible en las más urbanas de Bahía Sardinas y North End.

En esta zona también se puede llegar a Rocky Cay atravesando el mar, desde la playa de Cocoplum.

En cambio, para visitar Cayo Bolívar hay que tomar una excursión que demanda una jornada entera y que no se realiza a diario porque el oleaje del mar abierto suele estar agitado. Si las brisas son favorables, se recorren 25 km al suroeste de San Andrés en yates veloces hasta una formación coralina totalmente deshabitada.

La buena mesa
Arroz de coco y patacones ( plátanos verdes fritos), pescados fritos, arepas, caribañolas, sancochos (con carne de res, pollo y cerdo), friches, fritangas, yucas y ñame se destacan en la gastronomía del Caribe colombiano. San Andrés no es la excepción y su mar influye a la hora de consumir c aracoles, langostas, camarones, cangrejos negros y truchas, entre otras delicias típicas. Para sazonar las recetas isleñas, el coco y sus derivados siempre son protagonistas, mientras que la herencia inglesa dejó plantas aromáticas –como clavo, canela y jengibre–, que le dan un sabor particular.

Entre los platos más representativos figuran el rondón (filet de pescado, caracol, yuca, ñame, colita de cerdo, plátano cocido y domplines o tortillas de harina, bañado y cocido en leche de coco con pimienta), fish ball (albóndigas de pez loro, pargo, mojarra o cangrejo negro, sazonadas con tomate, cebolla, ajo y especias), sopa de cangrejo (lleva papa, ñame, yuca, albahaca y leche de coco), bola de caracol (molido y con cebolla, ajo, orégano y harina), cebiches y empanadas (de cangrejo pollo o carne, suelen degustarse en los kioscos ambulantes).

En las tardes, algunas mujeres venden dulces típicos, como las cocadas y las bolas de coco, así como las populares tortas de ahuyama, maíz y banano. Una de las especialidades típicas de San Andrés es el fruto de pan, que se sirve frito o cocido, como acompañamiento de varias comidas. Cuentan los que saben que hay que consumirlo cuando aún es verde y no ha madurado, para disfrutar mejor su sabor. La historia de este árbol traído de la Polinesia Francesa en tiempos de la esclavitud se explica en el Jardín Botánico, donde se recorren las diferentes etapas de la evolución de las especies de flora (muchas de la cuales fueron ingresadas a la isla por los colonos ingleses).

A los tours gastronómicos y culturales y los días de descanso y deportes náuticos se suman finalmente las alternativas de ecoturismo: en la laguna de agua dulce Big Pond hay babillas (caimanes) y se practica avistamiento de aves; y en la granja de Job Saas se ven cangrejos, tortugas e iguanas, y se puede beber un jugo de tamarindo o caña de azúcar. Pero es en las vecinas islas de Providencia y Santa Catalina –de formación volcánica, a diferencia de la coralina San Andrés– donde el ecoturismo encuentra una mayor variedad de paisajes. El Parque Nacional Natural Old Providence McBean Lagoon contribuye a la conservación de los recursos naturales del archipiélago (de abril a junio, la migración del cangrejo negro es un fenómeno muy convocante). Más vírgenes y silenciosas, estas islas están protegidas por la tercera barrera coralina del mundo en tamaño, después de las de Belice y Australia.

A puro snorkel y sol en la piel, se esfumaron cuatro días en esta tierra sin apuro, donde la felicidad tiene color: turquesa.



MINIGUIA

Cómo llegar
El pasaje (ida y vuelta) por Copa Airlines desde Buenos Aires hasta San Andrés (vía ciudad de Panamá) cuesta desde US$ 1.168, con impuestos. Saliendo desde Córdoba, US$ 1.058; desde Asunción, US$ 1.265; desde Santiago de Chile, US$ 1.258 (www.copa.com).
Los socios de Clarín 365 plus que compren su pasaje a San Andrés en Copa Airlines del 11 al 17 de mayo –para volar entre el 11 de mayo y el 30 de junio de 2014– obtendrán un 15 por ciento de descuento (0810-222-2672; 365.com.ar).

Dónde alojarse
La habitación doble estándar con régimen all inclusive en el Royal Decameron Isleño Hotel, cuesta desde US$ 326. Incluye acceso a las piscinas, gimnasio, actividades recreativas, shows nocturnos, sillas y toallas de playa, acceso al North End Beach Club, Rocky Cay Beach Club y servicios del resto de los hoteles de la cadena Decameron en San Andrés (www.decameron.com). Como alternativa a los hoteles más convencionales, hay posadas nativas (algunas con cocina y baño compartidos), que permiten convivir con sus habitantes, desde US$ 50.

Moneda
La moneda es el peso colombiano. Un dólar equivale a 1.900 pesos.

Atención
En el aeropuerto de San Andrés, colombianos y extranjeros deben pagar un impuesto de entrada de US$ 25. El comprobante de pago también es solicitado si se viaja a Providencia.

Dónde informarse
www.colombia.travel/es