Cinco imperdibles casas públicas de Londres
Un circuito por pubs emblemáticos de la capital para beber unas pintas memorables
LONDRES.- Un grupo de hombres reunidos interrumpe el paso de una vereda, mientras en una esquina cercana son algunas mujeres las que se amontonan y repiten la escena. No se trata de manifestantes ni invitados a un vernissage. Son celebridades, trabajadores anónimos o meros turistas que buscan experimentar una costumbre típica de la cultura británica: tomar un trago en la puerta de un pub.
Pub es la abreviación de public house y en Londres son tan emblemáticos como las cabinas telefónicas. "Las viviendas ricas no solían tener un espacio de reunión para los sirvientes, entonces las casas públicas se abrieron como lugares de distensión y juego", cuenta Natalia Rolón, que vivió en la capital inglesa, mientras hacía un curso de arte contemporáneo. "Las salidas londinenses son bastante random. Como hay miles de pubs la costumbre es ir de uno a otro y lo bueno del circuito es que se puede acceder a las fiestas que en general se organizan en los subsuelos por £ 5 extras o a veces sin pagar", recuerda de sus noches maratónicas.
No sería exagerado afirmar que existe uno en cada esquina, asentados tanto en antiguos edificios estilo Tudor o victoriano como en construcciones más modernas. No da el tiempo de unas vacaciones para recorrerlos todos. En sus frentes, aparte del público que reúnen, llevan grandes carteles con imágenes o escudos como un rasgo histórico que los caracteriza. Esta tradición pictórica tuvo sus inicios en 1393, cuando Ricardo II decretó que las tabernas tuvieran un distintivo para ayudar al examinador de cervezas a localizarlas.
Los siguientes cinco pubs con historia, tradición y un aire de años pasados representan una mínima muestra de todos los se pueden encontrar en la gran ciudad.
1. THE CHURCHILL ARMS
Desde la estación Notting Hill Gate, es muy fácil llegar. A pocos metros de la salida de subte, basta con caminar hasta Kensington Church Street y seguir por esa calle cinco minutos más hasta una esquina colorida, desbordada de gente y maceteros repletos de flores que decoran la fachada de este edificio de 1750. Por dentro también los colores alegran el lugar y los objetos decorativos son una fiesta para la vista: vasijas que cuelgan del techo, posters de deportes entre retratos de Churchill, banderines de Inglaterra que cuelgan como guirnaldas hasta banderas de Irlanda. Se puede tomar algo en la barra, pero también hay mesas y espacio para charlar parado con un trago en la mano. La gran mayoría, sobre todo en los meses de verano, elige quedarse en la vereda.
Este pub, que se autoproclama ser el primero en tener un restaurante de comida tailandesa, ofrece menús por £ 15, y aunque su nombre hace creer que el ex presidente tenía relación con esta zona, la realidad es que fueron los abuelos de Winston Churchill quienes solían frecuentarlo.
119 Kensington Church Street. Kengsington
2 . LAMB AND FLAG
Detrás del viejo mercado de Covent Garden, muy cerca de Trafalgar Square y de la zona de teatros y galerías de arte que rodean la estación Leicester Square, este edificio original de 1638 reconstruido en 1958 es un sitio ideal para comer, tomar algo y hacer una pausa.
Al salir de la estación de Covent Garden, la mejor opción para no perderse entre callejuelas es caminar por Long Acre en dirección a Leicester Square hasta Garrick Street. Sobre mano izquierda la calle Rose es un callejón escondido que pasaría desapercibido si no fuera por el movimiento de gente que llama la atención desde lo lejos.
Este era el pub que frecuentaba Charles Dickens y hoy es uno de los pocos locales de este estilo apto para ir en familia. En 1772 era conocido como The Coopers Arms, pero en 1833 cambió su nombre por el actual. Por dentro, su ambiente señorial es bastante sobrio; por fuera, los marcos de las ventanas sirven de barra para quienes eligen quedarse parados en la vereda del local y pedir un whisky por £ 3,85.
33 Rose Street. Covent Garden
3 . YE OLDE CHESHIRE CHEESE
Muy cerca de la famosa catedral de Saint Paul, Ludgate Hill cambia su nombre a Fleet Street y en el número 145 de esa calle se encuentra uno de los más legendarios y antiguos pubs de Londres.
La taberna original de 1538 fue destruida durante el Gran Incendio de Londres en 1666, pero fue reconstruida un año más tarde. Se dice que este lugar sirvió como centro de reunión para los obreros que trabajaron en la construcción de la catedral vecina. Muchos años después también fue el lugar elegido por importantes intelectuales: Mark Twain, Arthur Conan Doyle, Oscar Wilde y Gilbert K. Chesterton fueron sus clientes más célebres.
En su entrada es curiosa una lista enmarcada que menciona los soberanos que reinaron Inglaterra durante la existencia de este pub. Son quince reyes en total, desde Charles II hasta Elizabeth II. Hoy es uno de los más concurridos por su importancia histórica, porque mantiene un ambiente acogedor intacto y hace sentir que el tiempo no ha pasado.
145 Fleet Street
4 . THE TEN BELLS
Desde la estación Aldgate East es muy fácil ubicarse en Commercial Street, para caminar en dirección a Shoreditch durante cinco minutos y llegar a una esquina que es imposible disociar de la imagen de Jack el Destripador.
Al costado de la Iglesia de Cristo, o Christ Church, este pub detenido en tiempos de la era victoriana invita a traspasar su puerta para sumergirse en la antigua Spitalfields de 1888. Su atmósfera es misteriosa y escalofriante si uno imagina que Annie Chapman y Mary Kelly ordenaron ahí mismo su último trago antes de ser asesinadas. En su interior, las paredes están decoradas por murales de cerámicos del siglo XIX.
En 1788 tomó su nombre actual, cuando la iglesia contigua instaló un nuevo conjunto de diez campanas. Frente al viejo mercado, entre negocios vintage y arte callejero que colorea de grafitis las paredes del barrio, The Ten Bells es uno de los bares más buscados por curiosos y seguidores de la leyenda del asesino serial.
84 Commercial Street. Spitalfields
5. THE FRENCH HOUSE
Pasar frente a su puerta resulta imposible por la cantidad de personas con bebidas que dificultan el paso. Desde afuera parece una discoteca, tal vez porque la vereda es angosta o por la forma en que la gente se amontona en la entrada. Para llegar hasta aquí, desde la estación de Piccadilly Circus, hay que seguir por la avenida Shaftesbury hasta Dean Street y en el límite con el Barrio Chino londinense se encuentra The French House.
La regla de la casa es invitar a la charla sin interferencias, por eso no ponen música, no hay máquinas ni televisores. Este pub de ambiente bohemio es el favorito de la gente del espectáculo. Anteriormente conocido como The York Minster, cambió su nombre en 1980 por el actual. Es famoso por haber servido de cuartel a Charles de Gaulle y la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, y por haber sido el elegido de Francis Bacon, Lucian Freud y Brendan Behan, entre otros artistas.
Como la gran mayoría, esta casa francesa abre al mediodía y cierra a la medianoche, salvo los fines de semana que el horario se extiende una o dos horas más. El servicio de comida se sirve hasta las 16 y luego la cocina permanece cerrada.
49 Dean Street. Soho
En Este blog encontrara descripciones de variados destinos, buscando aportar informacion, y experiencias diferentes
lunes, 15 de julio de 2013
sábado, 13 de julio de 2013
NOTA: Europa: Por las calles del Viejo Mundo
Europa: Historia, arte y
paseos por las calles del Viejo Mundo
De Madrid, Roma y París a Amsterdam, Atenas y Praga. Los museos, los monumentos y los cascos medievales.
Barrios de espíritu medieval, monumentos góticos y barrocos, puentes sublimes, museos que acogen piezas de la época clásica, el primer legado de la historia de Occidente, o las obras más prestigiosas del arte renacentista. Pero Europa significa aún más: es playa, montañas, ríos, bellos canales, vida nocturna, arte contemporáneo y popular. Es cierto que, dadas las bajas temperaturas de la región, la época estival del hemisferio sur no es ideal para cruzar el Atlántico. Sin embargo, los amantes del viejo continente no se amedrentarán con el frío, que es bastante llevadero en varios de los destinos que se recomiendan aquí.
Andalucía
Al llegar desde Madrid, la primera parada es Córdoba, antigua capital de la Andalucía musulmana. Son imperdibles la Mezquita, el Alcázar de los Reyes Cristianos, el Palacio Episcopal, el Antiguo Hospital de San Sebastián y la Torre de la Calahorra. Luego, en la alegre Sevilla esperan la Catedral y el Barrio de Santa Cruz; y en Granada, la Alhambra, la más maravillosa ciudad palatina.
Madrid
En un viaje corto a la capital de España, el Parque del Retiro es un buen punto de arranque. Luego se puede caminar por la Gran Vía hasta Plaza de España, beber una "caña" en algún bar de los barrios Tirso de Molina, Huertas o Puerta del Sol y, al final, visitar sus museos (El Prado, Reina Sofía, Thyssen y Caixa Madrid) y el Bernabeu, la catedral del fútbol. A la noche, la ciudad ofrece una de las movidas más intensas del continente.
Barcelona
Puerto activo del Mediterráneo y capital de Cataluña, Barcelona es la preferida de los argentinos. Para disfrutar de su arquitectura moderna hay que caminar por el Paseo de Gracia y ver las creaciones de Antoni Gaudí y Lluís Domenech Montaner. Otros imperdibles son La Sagrada Familia, el Barrio Gótico, la Rambla, el Parque Güell y la playa de la Barceloneta. Y a sólo una hora y media en tren está Figueres, donde se encuentra el Teatro-Museo Dalí.
Portugal
Durante años Portugal no fue prioridad de los viajeros, pero es un error, ya que esta es la tierra que inspiró los versos de Saramago, Pessoa y Camoes. Lisboa es la puerta de entrada y para los amantes del fado, Alfama es el lugar a recorrer. Allí hay que ver la Feira da Ladra, el Barrio Alto -lleno de restaurantes- y el de Belém, con la histórica torre fortificada y su monasterio. Dos consejos. Probar los famosos "pasteles de Belém" y adquirir la Lisboa Card, con la que se viaja sin límite en medios de transporte públicos y se ingresa a 26 museos.
Londres
Un buen punto de partida es perderse en los jardines del Palacio de Buckinham y ver, luego, su excelente colección de arte. Otros imperdibles son el Museo Británico, la Abadía y el Palacio de Westminster, y el Teatro Royal Albert Hall, una de las salas más lujosas del mundo. Ubicado a orillas del río Támesis, el teatro The Globe es muy visitado, ya que acogió a la compañía Lord Chamberlain's Men, donde participaba William Shakespeare. Desde Londres vale la pena recorrer poco más de 600 km y llegar a Edimburgo, la segunda ciudad más grande de Escocia, donde están el Edinburgh Castle y la fantástica National Gallery of Scotland.
Amsterdam
Con más puentes que París y más canales que Venecia, un buen recorrido comienza en la Estación Central. Algunos de los lugares más interesantes son el Museo Rijksmuseum, la casa de Ana Frank, el Museo de Van Gogh, el barrio rojo y la zona de Leidseplein, centro de la vida nocturna. Si ve una feria, no dude: compre una cerveza artesanal y un pedazo de queso; son, junto con los suizos, los más ricos de Europa.
Si viaja con su pareja, en la ciudad se ofrecen románticos minicruceros por los canales, con música en vivo y cena a bordo.
Brujas
Es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. El recorrido se inicia en el Markt (o Grand Place), donde está el campanario construido entre los siglos XIII y XVI. Allí habrá que escalar 366 peldaños para ver la mejor panorámica del lugar. De su atractivo religioso se destaca la iglesia de Nuestra Señora, que tiene la escultura "Virgen con el Niño", de Miguel Ángel. Otras sugerencias son la catedral San Salvador, la Casa del Diamante y los viejos molinos.
París
Lo más recomendable en la capital francesa es caminar por el Distrito I -la ciudad tiene 20-, donde están el Museo del Louvre y el Palacio de las Tullerías. Los Campos Elíseos son una buena parada, hasta llegar a la Torre Eiffel. El resto es seguir el río Sena hasta la catedral de Notre-Dame. El barrio de Montmartre, parador de bohemios como Picasso, Modigliani o Van Gogh, merece una tarde de paseo. Otros ineludibles son el Centro Pompidou, el Museo Pablo Picasso, el Teatro de Odeón y el Museo de Orsay.
Costa Azul
Por ser el sitio al que llegan muchas aerolíneas, Niza es el punto de partida. Hay que caminar la avenida Promenade des Anglais para ver la perfecta hilera de palmeras, las flores y el imponente Mediterráneo. El Paseo de los Ingleses, el Museo Matisse, la Catedral Ortodoxa Rusa de San Nicolás y la Plaza Massena son otros sitios de interés. Luego se puede ir a Cannes, donde los visitantes suelen recorrer el Boulevard de la Croisette y visitar las islas Lérins. Otros con el encanto de la Belle Époque son Saint Tropez, Antibes, Villefranche y Mónaco.
Roma
Intenso, caótico y bello, en el centro de la ciudad hay que visitar la Plaza de España, la Fontana di Trevi y el Panteón. No pueden eludirse el Coliseo, el Foro Romano y el Vaticano. Para comer algo, se puede cruzar el río Tíber y llegar a Trastevere, uno de los barrios más encantadores.
Nápoles
Durante siglos, los turistas se vieron cautivados por la Isla de Capri, en el mar Tirreno. Quizá sea el encanto del Monte Solare, su mar turquesa o las historias de un lugar por el que pasaron fenicios, griegos, romanos, españoles y franceses. En Nápoles, la bahía y el Vesubio son bellezas de difícil descripción. El casco histórico regala el Barrio de Forcella, la Plaza de Gesú y el Barrio de Spaccanapoli. Para los argentinos, la adoración a Maradona es otro de los ingredientes del lugar.
Florencia
Es la ciudad que acoge al famoso David, de Miguel Ángel y sólo basta recorrer su centro histórico para toparse con la cúpula de Santa María del Fiore, el Ponte Vecchio, la Basílica de Santa Cruz y el Palazzo Vecchio. Además, los museos Uffizi, el Bargello y la Galería de la Academia. Un consejo: lleve calzado cómodo y paciencia porque suele haber esperas para entrar en los museos.
Sicilia
En la principal isla de Italia predominan las zonas montañosas, con las cordilleras Madonie, Nebrodi, Peloritani e Iblei. Muchos de los viajeros llegan al lugar buscando su riqueza arqueológica, como Morgantina, Valle de los Templos y Selinunte. Algunas localidades cercanas recomendables son Taormina, Agrigento, Siracusa, Cefalu y Piazza Armerina. Además de una gastronomía excelente, Sicilia ofrece playas, parques naturales, costa, castillos, y catedrales.
Praga
La capital de la República Checa es una de las ciudades mejor conservadas de Europa y en su arquitectura se combinan diversos estilos. Hradcany es su distrito más antiguo, desde donde se recorren el Castillo de Praga y la Catedral de San Vito. Muy cerca está Malá Strana, lleno de palacios, iglesias y plazas. El punto de encuentro es el Puente Carlos y otros de sus atractivos, la Casa Danzante, la Plaza de Wenceslao, la Torre de la Pólvora, la calle Na Prikope y el barrio y museo judío.
Budapest
Dividida en Buda (al oeste, la antigua) y Pest (al este y más moderna), un recorrido puede comenzar en el Castillo de Buda, antiguo palacio de los reyes húngaros, para ver una panorámica excepcional con vista al Puente de las cadenas y al Parlamento Húngaro. Ubicado al lado de la Plaza de los Héroes, el Museo de Bellas Artes tiene en su colección arte egipcio, piezas clásicas y modernas. Además están los museos del Castillo, el Kiscell y el Aquincum. La capital del Danubio tiene una gastronomía original que hay que probar: sus carnes -de caza-, su sopa de pescado y sus dulces.
Grecia
Ciudad-estado en la época clásica, Atenas es hoy la puerta de entrada a este país. Conviene arrancar por sus cinco grandes complejos arqueológicos: la Acrópolis, el Agora antigua, el Agora romana, el Cerámico y el templo de Zeus Olímpico. Quizás una buena forma de entender todo lo anterior sea culminar el día en el Museo Arqueológico Nacional, con la mayor colección de objetos de la Grecia antigua. Las ciudades de Olimpia, Delfos y Meteora pueden completar el recorrido.
De Madrid, Roma y París a Amsterdam, Atenas y Praga. Los museos, los monumentos y los cascos medievales.
Barrios de espíritu medieval, monumentos góticos y barrocos, puentes sublimes, museos que acogen piezas de la época clásica, el primer legado de la historia de Occidente, o las obras más prestigiosas del arte renacentista. Pero Europa significa aún más: es playa, montañas, ríos, bellos canales, vida nocturna, arte contemporáneo y popular. Es cierto que, dadas las bajas temperaturas de la región, la época estival del hemisferio sur no es ideal para cruzar el Atlántico. Sin embargo, los amantes del viejo continente no se amedrentarán con el frío, que es bastante llevadero en varios de los destinos que se recomiendan aquí.
Andalucía
Al llegar desde Madrid, la primera parada es Córdoba, antigua capital de la Andalucía musulmana. Son imperdibles la Mezquita, el Alcázar de los Reyes Cristianos, el Palacio Episcopal, el Antiguo Hospital de San Sebastián y la Torre de la Calahorra. Luego, en la alegre Sevilla esperan la Catedral y el Barrio de Santa Cruz; y en Granada, la Alhambra, la más maravillosa ciudad palatina.
Madrid
En un viaje corto a la capital de España, el Parque del Retiro es un buen punto de arranque. Luego se puede caminar por la Gran Vía hasta Plaza de España, beber una "caña" en algún bar de los barrios Tirso de Molina, Huertas o Puerta del Sol y, al final, visitar sus museos (El Prado, Reina Sofía, Thyssen y Caixa Madrid) y el Bernabeu, la catedral del fútbol. A la noche, la ciudad ofrece una de las movidas más intensas del continente.
Barcelona
Puerto activo del Mediterráneo y capital de Cataluña, Barcelona es la preferida de los argentinos. Para disfrutar de su arquitectura moderna hay que caminar por el Paseo de Gracia y ver las creaciones de Antoni Gaudí y Lluís Domenech Montaner. Otros imperdibles son La Sagrada Familia, el Barrio Gótico, la Rambla, el Parque Güell y la playa de la Barceloneta. Y a sólo una hora y media en tren está Figueres, donde se encuentra el Teatro-Museo Dalí.
Portugal
Durante años Portugal no fue prioridad de los viajeros, pero es un error, ya que esta es la tierra que inspiró los versos de Saramago, Pessoa y Camoes. Lisboa es la puerta de entrada y para los amantes del fado, Alfama es el lugar a recorrer. Allí hay que ver la Feira da Ladra, el Barrio Alto -lleno de restaurantes- y el de Belém, con la histórica torre fortificada y su monasterio. Dos consejos. Probar los famosos "pasteles de Belém" y adquirir la Lisboa Card, con la que se viaja sin límite en medios de transporte públicos y se ingresa a 26 museos.
Londres
Un buen punto de partida es perderse en los jardines del Palacio de Buckinham y ver, luego, su excelente colección de arte. Otros imperdibles son el Museo Británico, la Abadía y el Palacio de Westminster, y el Teatro Royal Albert Hall, una de las salas más lujosas del mundo. Ubicado a orillas del río Támesis, el teatro The Globe es muy visitado, ya que acogió a la compañía Lord Chamberlain's Men, donde participaba William Shakespeare. Desde Londres vale la pena recorrer poco más de 600 km y llegar a Edimburgo, la segunda ciudad más grande de Escocia, donde están el Edinburgh Castle y la fantástica National Gallery of Scotland.
Amsterdam
Con más puentes que París y más canales que Venecia, un buen recorrido comienza en la Estación Central. Algunos de los lugares más interesantes son el Museo Rijksmuseum, la casa de Ana Frank, el Museo de Van Gogh, el barrio rojo y la zona de Leidseplein, centro de la vida nocturna. Si ve una feria, no dude: compre una cerveza artesanal y un pedazo de queso; son, junto con los suizos, los más ricos de Europa.
Si viaja con su pareja, en la ciudad se ofrecen románticos minicruceros por los canales, con música en vivo y cena a bordo.
Brujas
Es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. El recorrido se inicia en el Markt (o Grand Place), donde está el campanario construido entre los siglos XIII y XVI. Allí habrá que escalar 366 peldaños para ver la mejor panorámica del lugar. De su atractivo religioso se destaca la iglesia de Nuestra Señora, que tiene la escultura "Virgen con el Niño", de Miguel Ángel. Otras sugerencias son la catedral San Salvador, la Casa del Diamante y los viejos molinos.
París
Lo más recomendable en la capital francesa es caminar por el Distrito I -la ciudad tiene 20-, donde están el Museo del Louvre y el Palacio de las Tullerías. Los Campos Elíseos son una buena parada, hasta llegar a la Torre Eiffel. El resto es seguir el río Sena hasta la catedral de Notre-Dame. El barrio de Montmartre, parador de bohemios como Picasso, Modigliani o Van Gogh, merece una tarde de paseo. Otros ineludibles son el Centro Pompidou, el Museo Pablo Picasso, el Teatro de Odeón y el Museo de Orsay.
Costa Azul
Por ser el sitio al que llegan muchas aerolíneas, Niza es el punto de partida. Hay que caminar la avenida Promenade des Anglais para ver la perfecta hilera de palmeras, las flores y el imponente Mediterráneo. El Paseo de los Ingleses, el Museo Matisse, la Catedral Ortodoxa Rusa de San Nicolás y la Plaza Massena son otros sitios de interés. Luego se puede ir a Cannes, donde los visitantes suelen recorrer el Boulevard de la Croisette y visitar las islas Lérins. Otros con el encanto de la Belle Époque son Saint Tropez, Antibes, Villefranche y Mónaco.
Roma
Intenso, caótico y bello, en el centro de la ciudad hay que visitar la Plaza de España, la Fontana di Trevi y el Panteón. No pueden eludirse el Coliseo, el Foro Romano y el Vaticano. Para comer algo, se puede cruzar el río Tíber y llegar a Trastevere, uno de los barrios más encantadores.
Nápoles
Durante siglos, los turistas se vieron cautivados por la Isla de Capri, en el mar Tirreno. Quizá sea el encanto del Monte Solare, su mar turquesa o las historias de un lugar por el que pasaron fenicios, griegos, romanos, españoles y franceses. En Nápoles, la bahía y el Vesubio son bellezas de difícil descripción. El casco histórico regala el Barrio de Forcella, la Plaza de Gesú y el Barrio de Spaccanapoli. Para los argentinos, la adoración a Maradona es otro de los ingredientes del lugar.
Florencia
Es la ciudad que acoge al famoso David, de Miguel Ángel y sólo basta recorrer su centro histórico para toparse con la cúpula de Santa María del Fiore, el Ponte Vecchio, la Basílica de Santa Cruz y el Palazzo Vecchio. Además, los museos Uffizi, el Bargello y la Galería de la Academia. Un consejo: lleve calzado cómodo y paciencia porque suele haber esperas para entrar en los museos.
Sicilia
En la principal isla de Italia predominan las zonas montañosas, con las cordilleras Madonie, Nebrodi, Peloritani e Iblei. Muchos de los viajeros llegan al lugar buscando su riqueza arqueológica, como Morgantina, Valle de los Templos y Selinunte. Algunas localidades cercanas recomendables son Taormina, Agrigento, Siracusa, Cefalu y Piazza Armerina. Además de una gastronomía excelente, Sicilia ofrece playas, parques naturales, costa, castillos, y catedrales.
Praga
La capital de la República Checa es una de las ciudades mejor conservadas de Europa y en su arquitectura se combinan diversos estilos. Hradcany es su distrito más antiguo, desde donde se recorren el Castillo de Praga y la Catedral de San Vito. Muy cerca está Malá Strana, lleno de palacios, iglesias y plazas. El punto de encuentro es el Puente Carlos y otros de sus atractivos, la Casa Danzante, la Plaza de Wenceslao, la Torre de la Pólvora, la calle Na Prikope y el barrio y museo judío.
Budapest
Dividida en Buda (al oeste, la antigua) y Pest (al este y más moderna), un recorrido puede comenzar en el Castillo de Buda, antiguo palacio de los reyes húngaros, para ver una panorámica excepcional con vista al Puente de las cadenas y al Parlamento Húngaro. Ubicado al lado de la Plaza de los Héroes, el Museo de Bellas Artes tiene en su colección arte egipcio, piezas clásicas y modernas. Además están los museos del Castillo, el Kiscell y el Aquincum. La capital del Danubio tiene una gastronomía original que hay que probar: sus carnes -de caza-, su sopa de pescado y sus dulces.
Grecia
Ciudad-estado en la época clásica, Atenas es hoy la puerta de entrada a este país. Conviene arrancar por sus cinco grandes complejos arqueológicos: la Acrópolis, el Agora antigua, el Agora romana, el Cerámico y el templo de Zeus Olímpico. Quizás una buena forma de entender todo lo anterior sea culminar el día en el Museo Arqueológico Nacional, con la mayor colección de objetos de la Grecia antigua. Las ciudades de Olimpia, Delfos y Meteora pueden completar el recorrido.
GASTRONOMIA: ROMA
Roma: en busca de la
pizza perfecta
Un recorrido gourmet por algunas de las mejores pizzerías de la capital italiana.
Si, como dice el refrán, París bien vale una misa,
Roma bien valdría una pizza. O, al menos, que una visita a la ciudad estuviera
en algún punto marcada por el disfrute de su mayor ícono gastronómico (con
perdón de la pasta). Elegir la mejor pizzería de Roma es un problema: cada
vecino de la "Ciudad Eterna" te diría una diferente. Pero entre los
críticos gastronómicos hay cierto acuerdo sobre los primeros lugares del
ranking, una lista en la que conviven sitios populares y llenos de historia,
con otros mucho más vanguardistas, arrullados por los cantos de sirena de la
cocina cool.
Entre el primer grupo se destaca Da Baffetto (Via
del Governo Vecchio 114), un local muy frecuentado por romanos de pura estirpe.
Situado a pocos pasos de Piazza Navona, Da Baffetto tiene aire de vieja fonda:
está tapizado de fotos de famosos que la visitaron y tiene una barra larga y
caótica, coronada por un horno a leña en el que se cocinan pizzas poco
habituales para el paladar argentino, como la de fiori di zucca (flores de
calabaza) o la capricciosa (con salchichas, champiñones, alcaucil y huevo).
Justo a la vuelta de Da Baffeto está la no menos tradicional La Montecarlo
(Vicolo Savelli 12), que, al igual que su vecina, se caracteriza por elaborar
pizzas de masa finísima y crocante, con los bordes siempre en el límite de lo
quemado.
Otro sitio destacado de la lista más tradicional es
Da Remo, situado en la Piazza Santa Maria della Liberatrice. Allí es legendaria
su pizza scrocchiarella, de masa finísima y crocante, de típico estilo romano,
que combinada con algún surtido de antipasti y una cerveza Peroni bien helada
puede ser algo parecido a tocar el cielo (de los placeres gastronómicos) con
las manos.
Un toque de modernidad
Las nuevas tendencias en el mundo de la cocina
también han afectado a la pizza. Es por eso, que algunas de las pizzerías más
de moda en Roma por estos días ofrecen elementos de "modernidad" que hubieran
sido escandalosos algún tiempo atrás. Uno de estos lugares es Life Pizzeria Bio
(Via Cassia 701, al norte de la ciudad) un sitio ideal para fundamentalistas de
la comida sana. Sus pizzas y calzones se elaboran con ingredientes
rigurosamente orgánicos y abundan las propuestas para vegetarianos. Imperdible
es su pizza Eros (tomate, ají picante y polvo de chocolate negro). Mucho menos
preocupado por el colesterol, el famoso pizzaiolo Gabriele Bonci, dirige
Pizzarium (Via della Meloria 43, justo detrás del Vaticano), un lugar que
combina pizzas clásicas y vanguardistas. Pizzarium siempre tiene en su carta
variantes tradicionales como la pizza alle patate (con papas asadas y queso) y
una tan simple como deliciosa margherita, pero también va alternando creaciones
que echan mano de productos nada convencionales, como conejo, uvas o hinojo.
Para cerrar, un regreso a la tradición: el Forno
Campo de Fiori, situado en la famosa plaza homónima. Para muchos, es la mejor
de todas las pizzerías romanas. Entre sus maravillosas creaciones se cuenta la
de prosciutto e fichi, una pizza rellena con jamón crudo de Parma e higos que
se prepara durante el final del verano. Para conseguir una porción hay furiosas
colas, algo que sólo podría ocurrir en Roma.
ITALIA: ROMA: Por los barrios.
Por los barrios de Roma
De la movida del Trastevere al encanto de Garbatella, un paseo por otras calles de la capital italiana, cerca del centro histórico.
Es de esos atardeceres que uno desea que no terminen nunca. En la Piazza di Santa Maria in Trastevere, en Roma, el sol primaveral entibia las almas de los muchos que, siguiendo casi una tradición, se sientan en la escalinata de la fuente disfrutando de una birra fresca o un helado.
Por los alrededores, las calles peatonales rebosan de gente y en las tiendas de ropa y souvenires hay que esperar para ser atendido. Es el corazón del barrio de Trastevere, que se ha vuelto un recorrido obligado en Roma, una atracción más que se suma a la interminable lista de "imperdibles", que va del Coliseo al Foro Romano, del Vaticano a la Fontana di Trevi, de las piazzas Spagna y Navona a Campo dei Fiori.
Es que más allá de estos atractivos ineludibles, la capital de Italia merece ser conocida desde ciertos barrios, en sus inicios populares y luego puestos de moda, como el propio Trastevere, pero también Testaccio, Garbatella y San Lorenzo. Pobladas de bares y restaurantes, estas zonas aledañas al centro histórico se convirtieron en centros de la noche y la movida romanas, con el "bonus track" de que en ellos todavía se puede ver a jubilados jugando a las cartas en viejos bares o charlando en plena calle con turistas que descubren el encanto de una "Roma de barrio" y sus mercados callejeros. "Es que recorriendo estos barrios uno puede entender, o al menos imaginar, cómo era la ciudad hace unos 40 ó 50 años", dice Stefano, tan romano como la salsa alla matriciana y nuestro guía en este recorrido alternativo por la ciudad eterna.
Cruzando el Tíber
Estos cuatro barrios tienen orígenes muy antiguos, ya que fueron parte de los rioni (regiones) de la Roma imperial, que inicialmente eran cuatro pero que el emperador Augusto, antes del año cero, incrementó a 14. Desde el monte Gianicolo se puede obtener una buena panorámica de Roma y, justo abajo, una vista del Trastevere, que fue el rioni XIII y también uno de los barrios más poblados de la antigua Roma, donde vivían comunidades extranjeras, especialmente sirios y judíos, que trabajaban en el cercano puerto Emporium. También fue uno de los primeros en convertirse en un animado centro, ya desde fines de la Segunda Guerra Mundial. No faltan, incluso, quienes arriesgan que a esta altura ya pasó de moda, pero los hechos lo desmienten: sus calles siguen repletas de gente -italianos y turistas- que circulan por bares, trattorías y restaurantes, algunos casi legendarios, como el local original de La Parolaccia, en el número 3 de Vicolo del Cinque.
Tanta gente le suma vida y color a un barrio que supo mantener mucho de la atmósfera de principios de siglo, e incluso en partes conserva el antiguo sampietrini, típico pavimento formado por baldosas de porfirítica negra (sampietrino), creado durante el mandato del Papa Sixto V.
Trastevere invita al recorrido tranquilo, paso a paso, por sus callejuelas estrechas, a partir especialmente de la Piazza di Santa Maria in Trastevere y su basílica del siglo III. Cerca, en el antiguo Bar San Calisto, personas y personajes de distintas generaciones se encuentran para charlar, jugar al ajedrez o compartir el sgroppino, cóctel típico de la casa. "Entre estas mesas, muchos romanos pasamos buena parte de nuestra adolescencia", confiesa nuestro guía Stefano. El barrio exhibe obras de artistas como Pietro Cavallini, Rafael o Bernini; este último, autor del bellísimo templete circular de San Pietro in Montorio, donde, se dice, fue martirizado San Pedro.
También se pueden ver las colecciones de pintura del Palazzo Corsini; la Porta San Pancrazio y la Porta Settimiana -ambas en la muralla Aureliana-.
El barrio de "la Roma"
Cruzando el Tíber por el Ponte Sublicio llegamos a Testaccio, que antiguamente era un barrio popular con dos plazas, un mercado y mesones que se abastecían en el matadero de la zona, en las últimas décadas se recicló a sí mismo.
El nombre proviene del monte Testaccio, formado por fragmentos de 26 millones de ánforas (testae) de los años 140 aC. a 250 dC. El barrio supo ser la puerta de entrada de mercancías de la Roma Imperial, y los barcos, muchos de ellos cargados con aceite de oliva de la Bética (hoy Córdoba), la Tripolitania (Libia) o la Galia, descargaban a orillas del río. Las ánforas vacías se rompían, y sus retazos formaron este monte, de 40 metros. Quizás, lo mejor de sitios como Testaccio es que han sabido reciclarse sin modificar mucho su fisonomía. Por eso hoy el barrio, de activa vida nocturna, mantiene esos edificios con comunidades de vecinos, portería y patio interior; sus fachadas medio despintadas, los cables cruzando las calles sin pudor, la ropa secándose a la vista de todos y las pizzerías al taglio, para saborear y seguir.
El viejo matadero y frigorífico (mattatoio) es un espacio ocupado que se convirtió en centro social y cultural. Cerca funciona el Macro (Museo de Arte Contemporáneo de Roma), en una vieja fábrica de cerveza. Y en la plaza de Testaccio se organiza un mercado popular como los de antes, con carteles escritos a mano y ofertas de comidas, ropa, utensilios.
Junto a la Porta San Paolo, en el Cementerio Protestante o de los Poetas, descansan, entre otros, los restos de Antonio Gramsci y del poeta inglés John Keats. Pero además de estos aires poéticos, Testaccio es también "el barrio de la Roma", equipo del corazón de tantos romanos. Aquí, entre construcciones populares, pubs, restaurantes y señoras que los domingos preparan su infaltable pasta alla matriciana, el equipo tuvo su primera cancha y en él "quedó nuestro corazón", dice nuestro guía. Y, al pasar por la Pirámide Cestia, del 12 aC. dobla la apuesta: "Testaccio es el corazón de Roma, un corazón rojo y amarillo".
Ciudad jardín
"Lo que más me gusta es ver las casas, los barrios. Y el barrio que más me gusta es Garbatella", dice Nanni Moretti en su película Caro Diario, mientras pasea "in Vespa" por la ciudad eterna.
En Garbatella hay pocos turistas, aunque es seguramente el barrio más pintoresco y original de Roma, con una buena oferta de restaurantes de cocina romana en los alrededores. Pero lo que lo hace único es su arquitectura -bautizada "barocchetto", por su inspiración en el Barroco-, que es incluso objeto de estudio para muchos estudiantes. Algunos lo describen diciendo que "es un lugar que no pertenecía a nadie, y que hoy es de todos", aunque también se pueda arriesgar que, probablemente, está destinado a convertirse en uno de los principales distritos culturales de Roma.
Su vida nocturna no es fuerte como en Trastevere o San Lorenzo, pero la presencia de la Tercera Universidad dinamiza la noche con bares y pubs entre la via Ostiense, el Gazometro y el nuevo Palladium, hoy nuevamente teatro. Cerca, cruzando la Ostiense, se encuentra la basílica de San Paolo Extramuros, una de las cinco iglesias más antiguas de Roma y la más grande después de San Pedro, con una monumental nave central revestida en mármol. Es propiedad extraterritorial de la Santa Sede, y alberga la tumba del apóstol Pablo.
Garbatella tuvo origen en el período de entreguerras, y fue un barrio "rojo" y obrero, donde la Resistencia Partisana encontró apoyo incondicional. Se ideó importando el modelo de "ciudad jardín" británico, con viviendas agrupadas, jardines y huertos en común. Desandar sus calles es como trasladarse a un pequeño pueblo de la campiña, y traspasar el portal de algún patio es encontrar, como nos pasa esta vez, a parejas de jubilados arreglando los jardines y dispuestos a la amable charla. Y todo a pocos minutos del Coliseo y el centro de Roma.
El distrito universitario
El barrio de San Lorenzo, cerca de la estación Roma Termini, toma su nombre de la cercana basílica de San Lorenzo Extramuros. La presencia de la Universidad "La Sapienza", que con casi 150.000 estudiantes es la más grande de Europa, le aporta una juventud que mantiene activa la vida nocturna en restaurantes, pizzerías, pubs y clubes. Antiguo barrio obrero, San Lorenzo es hoy el "distrito universitario" de Roma con aires bohemios, muros pintados con proclamas políticas y sedes de partidos de izquierda.
De día, es un barrio para relajarse, entre restaurantes que ofrecen gnoccis caseros, pizzerías, comercios de ropa informal de segunda mano, o de cosmética japonesa y flores de Bach. Hay centros multifuncionales como Drome, donde se puede ver teatro, navegar por Internet o probar comida vegetariana. O sitios como Formula Uno, que lleva más de 20 años sirviendo pizzas con mozzarella casera o el baccala (bacalao) frito, típico plato romano.
El acelerado curso de arquitectura romana iniciado de la mano de nuestro guía en el Foro cierra aquí, en el Cementerio Monumental del Verano, con impresionantes tumbas y mausoleos en zonas barroca, romántica y racionalista. Aquí yacen artistas de la talla de Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni o Vittorio de Sica. También ellos habrían disfrutado de este paseo por una amable Roma de barrio.
Extras: Porta Portese
Entre los mercados populares de Roma -que los tiene, y varios- el más famoso es el de Porta Portese, que funciona todos los domingos desde muy temprano cerca del Ponte Sublicio, en el barrio de Trastevere. Sus orígenes se remontan a la Segunda Guerra Mundial, cuando éste fue el mercado negro de la ciudad. Hoy, principalmente en la Via Portuense pero también en calles aledañas, casi cuatro mil puestos ofrecen, literalmente, de todo, de lo más útil a lo más inservible, y en ese magma, recorriendo con tiempo y paciencia para revolver, se pueden encontrar productos bien decentes a buenos precios. Los stands comienzan a instalarse desde la madrugada, y ya a las siete de la mañana están atestados de discos, muebles antiguos, ropa, sombreros, camisetas de fútbol, herramientas, radios antiguas, alimentos, bicicletas, souvenires de la Unión Soviética, libros. Conviene ir temprano, porque ya antes de las 11 la multitud comienza a dificultar la caminata. Luego de la una de mediodía los puestos comienzan a ser desmantelados, y todo se liquida a precios rebajados. Bien vale una visita.
La otra cara: Sabores de las calles romanas
A Roma hay que conocerla a pie, y en ese andar, hay que aprovechar para disfrutar de su cocina, que es muy rica. Y es casi obligatorio comer en la calle; por ejemplo, una pizza al taglio, que son buenísimas, o unos buenos suplí, croquetas de arroz y carne rellenas de mozzarella. La cocina romana es tan simple como sabrosa, y los romanos son tradicionalistas en los sabores: fetuccini a la romana, spaghetis, pizzas, mortadela, coda alla vaccinara (rabo estofado), salsa matriciana, originaria del Abruzzo pero romanizada. La porchetta romana también es muy común y se encuentra en todos lados, aunque probablemente el plato más famoso sea el de los alcauciles, en distintas formas y preparaciones, pero siempre deliciosos. Junto al Trastevere, el ghetto o barrio judío tiene una cocina muy interesante, mitad romana y mitad judía. Y en el verano, hay que disfrutar de la tradición del grattachecca, una ralladura de hielo saborizada que se vende en vasitos de plástico, con siropes aromatizados y a veces con fruta fresca. En verano es una delicia tradicional de la calle y se ofrece en muchos quiosquitos, especialmente cerca del Tíber. Y siempre trato de pasar por Volpetti, en la via Marmorata, pleno Testaccio. Es una tienda gastronómica con especialidades de toda Italia: trufas, jamones, quesos, pastas, aceites, embutidos, comidas recién cocinadas, listas para llevar. Una delicia.
De la movida del Trastevere al encanto de Garbatella, un paseo por otras calles de la capital italiana, cerca del centro histórico.
Es de esos atardeceres que uno desea que no terminen nunca. En la Piazza di Santa Maria in Trastevere, en Roma, el sol primaveral entibia las almas de los muchos que, siguiendo casi una tradición, se sientan en la escalinata de la fuente disfrutando de una birra fresca o un helado.
Por los alrededores, las calles peatonales rebosan de gente y en las tiendas de ropa y souvenires hay que esperar para ser atendido. Es el corazón del barrio de Trastevere, que se ha vuelto un recorrido obligado en Roma, una atracción más que se suma a la interminable lista de "imperdibles", que va del Coliseo al Foro Romano, del Vaticano a la Fontana di Trevi, de las piazzas Spagna y Navona a Campo dei Fiori.
Es que más allá de estos atractivos ineludibles, la capital de Italia merece ser conocida desde ciertos barrios, en sus inicios populares y luego puestos de moda, como el propio Trastevere, pero también Testaccio, Garbatella y San Lorenzo. Pobladas de bares y restaurantes, estas zonas aledañas al centro histórico se convirtieron en centros de la noche y la movida romanas, con el "bonus track" de que en ellos todavía se puede ver a jubilados jugando a las cartas en viejos bares o charlando en plena calle con turistas que descubren el encanto de una "Roma de barrio" y sus mercados callejeros. "Es que recorriendo estos barrios uno puede entender, o al menos imaginar, cómo era la ciudad hace unos 40 ó 50 años", dice Stefano, tan romano como la salsa alla matriciana y nuestro guía en este recorrido alternativo por la ciudad eterna.
Cruzando el Tíber
Estos cuatro barrios tienen orígenes muy antiguos, ya que fueron parte de los rioni (regiones) de la Roma imperial, que inicialmente eran cuatro pero que el emperador Augusto, antes del año cero, incrementó a 14. Desde el monte Gianicolo se puede obtener una buena panorámica de Roma y, justo abajo, una vista del Trastevere, que fue el rioni XIII y también uno de los barrios más poblados de la antigua Roma, donde vivían comunidades extranjeras, especialmente sirios y judíos, que trabajaban en el cercano puerto Emporium. También fue uno de los primeros en convertirse en un animado centro, ya desde fines de la Segunda Guerra Mundial. No faltan, incluso, quienes arriesgan que a esta altura ya pasó de moda, pero los hechos lo desmienten: sus calles siguen repletas de gente -italianos y turistas- que circulan por bares, trattorías y restaurantes, algunos casi legendarios, como el local original de La Parolaccia, en el número 3 de Vicolo del Cinque.
Tanta gente le suma vida y color a un barrio que supo mantener mucho de la atmósfera de principios de siglo, e incluso en partes conserva el antiguo sampietrini, típico pavimento formado por baldosas de porfirítica negra (sampietrino), creado durante el mandato del Papa Sixto V.
Trastevere invita al recorrido tranquilo, paso a paso, por sus callejuelas estrechas, a partir especialmente de la Piazza di Santa Maria in Trastevere y su basílica del siglo III. Cerca, en el antiguo Bar San Calisto, personas y personajes de distintas generaciones se encuentran para charlar, jugar al ajedrez o compartir el sgroppino, cóctel típico de la casa. "Entre estas mesas, muchos romanos pasamos buena parte de nuestra adolescencia", confiesa nuestro guía Stefano. El barrio exhibe obras de artistas como Pietro Cavallini, Rafael o Bernini; este último, autor del bellísimo templete circular de San Pietro in Montorio, donde, se dice, fue martirizado San Pedro.
También se pueden ver las colecciones de pintura del Palazzo Corsini; la Porta San Pancrazio y la Porta Settimiana -ambas en la muralla Aureliana-.
El barrio de "la Roma"
Cruzando el Tíber por el Ponte Sublicio llegamos a Testaccio, que antiguamente era un barrio popular con dos plazas, un mercado y mesones que se abastecían en el matadero de la zona, en las últimas décadas se recicló a sí mismo.
El nombre proviene del monte Testaccio, formado por fragmentos de 26 millones de ánforas (testae) de los años 140 aC. a 250 dC. El barrio supo ser la puerta de entrada de mercancías de la Roma Imperial, y los barcos, muchos de ellos cargados con aceite de oliva de la Bética (hoy Córdoba), la Tripolitania (Libia) o la Galia, descargaban a orillas del río. Las ánforas vacías se rompían, y sus retazos formaron este monte, de 40 metros. Quizás, lo mejor de sitios como Testaccio es que han sabido reciclarse sin modificar mucho su fisonomía. Por eso hoy el barrio, de activa vida nocturna, mantiene esos edificios con comunidades de vecinos, portería y patio interior; sus fachadas medio despintadas, los cables cruzando las calles sin pudor, la ropa secándose a la vista de todos y las pizzerías al taglio, para saborear y seguir.
El viejo matadero y frigorífico (mattatoio) es un espacio ocupado que se convirtió en centro social y cultural. Cerca funciona el Macro (Museo de Arte Contemporáneo de Roma), en una vieja fábrica de cerveza. Y en la plaza de Testaccio se organiza un mercado popular como los de antes, con carteles escritos a mano y ofertas de comidas, ropa, utensilios.
Junto a la Porta San Paolo, en el Cementerio Protestante o de los Poetas, descansan, entre otros, los restos de Antonio Gramsci y del poeta inglés John Keats. Pero además de estos aires poéticos, Testaccio es también "el barrio de la Roma", equipo del corazón de tantos romanos. Aquí, entre construcciones populares, pubs, restaurantes y señoras que los domingos preparan su infaltable pasta alla matriciana, el equipo tuvo su primera cancha y en él "quedó nuestro corazón", dice nuestro guía. Y, al pasar por la Pirámide Cestia, del 12 aC. dobla la apuesta: "Testaccio es el corazón de Roma, un corazón rojo y amarillo".
Ciudad jardín
"Lo que más me gusta es ver las casas, los barrios. Y el barrio que más me gusta es Garbatella", dice Nanni Moretti en su película Caro Diario, mientras pasea "in Vespa" por la ciudad eterna.
En Garbatella hay pocos turistas, aunque es seguramente el barrio más pintoresco y original de Roma, con una buena oferta de restaurantes de cocina romana en los alrededores. Pero lo que lo hace único es su arquitectura -bautizada "barocchetto", por su inspiración en el Barroco-, que es incluso objeto de estudio para muchos estudiantes. Algunos lo describen diciendo que "es un lugar que no pertenecía a nadie, y que hoy es de todos", aunque también se pueda arriesgar que, probablemente, está destinado a convertirse en uno de los principales distritos culturales de Roma.
Su vida nocturna no es fuerte como en Trastevere o San Lorenzo, pero la presencia de la Tercera Universidad dinamiza la noche con bares y pubs entre la via Ostiense, el Gazometro y el nuevo Palladium, hoy nuevamente teatro. Cerca, cruzando la Ostiense, se encuentra la basílica de San Paolo Extramuros, una de las cinco iglesias más antiguas de Roma y la más grande después de San Pedro, con una monumental nave central revestida en mármol. Es propiedad extraterritorial de la Santa Sede, y alberga la tumba del apóstol Pablo.
Garbatella tuvo origen en el período de entreguerras, y fue un barrio "rojo" y obrero, donde la Resistencia Partisana encontró apoyo incondicional. Se ideó importando el modelo de "ciudad jardín" británico, con viviendas agrupadas, jardines y huertos en común. Desandar sus calles es como trasladarse a un pequeño pueblo de la campiña, y traspasar el portal de algún patio es encontrar, como nos pasa esta vez, a parejas de jubilados arreglando los jardines y dispuestos a la amable charla. Y todo a pocos minutos del Coliseo y el centro de Roma.
El distrito universitario
El barrio de San Lorenzo, cerca de la estación Roma Termini, toma su nombre de la cercana basílica de San Lorenzo Extramuros. La presencia de la Universidad "La Sapienza", que con casi 150.000 estudiantes es la más grande de Europa, le aporta una juventud que mantiene activa la vida nocturna en restaurantes, pizzerías, pubs y clubes. Antiguo barrio obrero, San Lorenzo es hoy el "distrito universitario" de Roma con aires bohemios, muros pintados con proclamas políticas y sedes de partidos de izquierda.
De día, es un barrio para relajarse, entre restaurantes que ofrecen gnoccis caseros, pizzerías, comercios de ropa informal de segunda mano, o de cosmética japonesa y flores de Bach. Hay centros multifuncionales como Drome, donde se puede ver teatro, navegar por Internet o probar comida vegetariana. O sitios como Formula Uno, que lleva más de 20 años sirviendo pizzas con mozzarella casera o el baccala (bacalao) frito, típico plato romano.
El acelerado curso de arquitectura romana iniciado de la mano de nuestro guía en el Foro cierra aquí, en el Cementerio Monumental del Verano, con impresionantes tumbas y mausoleos en zonas barroca, romántica y racionalista. Aquí yacen artistas de la talla de Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni o Vittorio de Sica. También ellos habrían disfrutado de este paseo por una amable Roma de barrio.
Extras: Porta Portese
Entre los mercados populares de Roma -que los tiene, y varios- el más famoso es el de Porta Portese, que funciona todos los domingos desde muy temprano cerca del Ponte Sublicio, en el barrio de Trastevere. Sus orígenes se remontan a la Segunda Guerra Mundial, cuando éste fue el mercado negro de la ciudad. Hoy, principalmente en la Via Portuense pero también en calles aledañas, casi cuatro mil puestos ofrecen, literalmente, de todo, de lo más útil a lo más inservible, y en ese magma, recorriendo con tiempo y paciencia para revolver, se pueden encontrar productos bien decentes a buenos precios. Los stands comienzan a instalarse desde la madrugada, y ya a las siete de la mañana están atestados de discos, muebles antiguos, ropa, sombreros, camisetas de fútbol, herramientas, radios antiguas, alimentos, bicicletas, souvenires de la Unión Soviética, libros. Conviene ir temprano, porque ya antes de las 11 la multitud comienza a dificultar la caminata. Luego de la una de mediodía los puestos comienzan a ser desmantelados, y todo se liquida a precios rebajados. Bien vale una visita.
La otra cara: Sabores de las calles romanas
A Roma hay que conocerla a pie, y en ese andar, hay que aprovechar para disfrutar de su cocina, que es muy rica. Y es casi obligatorio comer en la calle; por ejemplo, una pizza al taglio, que son buenísimas, o unos buenos suplí, croquetas de arroz y carne rellenas de mozzarella. La cocina romana es tan simple como sabrosa, y los romanos son tradicionalistas en los sabores: fetuccini a la romana, spaghetis, pizzas, mortadela, coda alla vaccinara (rabo estofado), salsa matriciana, originaria del Abruzzo pero romanizada. La porchetta romana también es muy común y se encuentra en todos lados, aunque probablemente el plato más famoso sea el de los alcauciles, en distintas formas y preparaciones, pero siempre deliciosos. Junto al Trastevere, el ghetto o barrio judío tiene una cocina muy interesante, mitad romana y mitad judía. Y en el verano, hay que disfrutar de la tradición del grattachecca, una ralladura de hielo saborizada que se vende en vasitos de plástico, con siropes aromatizados y a veces con fruta fresca. En verano es una delicia tradicional de la calle y se ofrece en muchos quiosquitos, especialmente cerca del Tíber. Y siempre trato de pasar por Volpetti, en la via Marmorata, pleno Testaccio. Es una tienda gastronómica con especialidades de toda Italia: trufas, jamones, quesos, pastas, aceites, embutidos, comidas recién cocinadas, listas para llevar. Una delicia.
ITALIA: ROMA: 10 Imperdibles
10 Imperdibles de Roma
Coliseo
Símbolo inequívoco de la ciudad de Roma, el Coliseo tiene más de dos mil años de antigüedad y es imposible no sorprenderse con las dimensiones del lugar. Tiene 188 metros de longitud, 156 metros de anchura y 57 metros de altura. En su momento, podía albergar a más de 50 mil personas. ¿Qué se hacía allí? De todo un poco. Se mostraban animales exóticos, se ejecutaba a los prisioneros y se hacía recreaciones de batallas. Es el sitio más visitado del país.
Foro romano
Era uno de los escenarios por excelencia de la antigua Roma. Allí se realizaban las principales actividades de la vida religiosa y pública de la ciudad. El lugar estuvo varios siglos enterrado y olvidado. Recién en el siglo XX se hicieron excavaciones y se decidió revalorizar el sitio histórico. La Vía Sacra, el Arco de Tito, el Arco de Severo Séptimo y el Templo de Antonino y Faustina son algunas de las atracciones.
Palatino
El monte Palatino es una de las zonas más antiguas de Roma y está localizado a 40 metros de altura sobre el Foro Romano. Según señalan los estudiosos, el lugar estuvo habitado desde el año 1000 a.C. En la época de la República, los romanos construyeron allí lujosos palacios, de los que hoy sólo quedan vestigios. Según la leyenda, en el lugar vivió Luperca, la loba que cuidó de Rómulo y Remo.
El Vaticano
La ciudad-estado donde vive el Papa tiene menos de un kilómetro cuadrado y residen allí unas mil personas. Dentro de su perímetro hay tres visitas ineludibles: la Plaza de San Pedro, la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos. En éstos últimos se encuentra la Capilla Sixtina, obra de Miguel Ángel, Rafael y Botticelli, entre otros. La sola visita a ese lugar paga todo el viaje a Roma.
Trastevere
Como Montmartre en la ciudad de París, éste es un barrio con aire bohemio y soñador. Allí se destacan la antigua Basílica de Santa María con su fuente, el museo con la historia del barrio y los numerosos bares y restaurantes, además de las heladerías. Está ubicado en la orilla oeste del Tíber. Un dato curioso: allí se filmaron algunas escenas de la película “A Roma con amor”, de Woody Allen.
Fontana di trevi
La construcción de la fuente más famosa del mundo comenzó en el año 19 a.C. Sin embargo, recién en 1762 adquirió el aspecto que tiene ahora, luego de un extenso trabajo de los artistas Nicola Salvi y Giuseppe Pannini. Al llegar, lo primero que se nota es que mucha gente tira monedas al agua. ¿Por qué? La creencia surgió con la película “Tres monedas en la fuente” que decía: “Si arrojas una moneda: volverás a Roma”.
Plaza de España
Es un buen punto de partida para comenzar a recorrer Roma. Lo primero que llama la atención son las escalinatas, en total, 135 peldaños, de la plaza, que datan del siglo XVIII. La idea era comunicar al paseo público con la Iglesia de Trinità dei Monti. Otra construcción bellísima allí es la Fontana della Barcaccia, diseñada en 1627 por Pietro Bernini para el Papa Urbano III.
Campo dei Fiori
Una de las principales y más animadas plazas de Roma fue construida en 1456. Con el tiempo, el sitio se convirtió en un lugar lleno de artesanos y albergues. Luego comenzaron a comercializarse todo tipo de productos. Pero no todo era alegría allí: también se hacían ejecuciones públicas. En la actualidad, de día funciona un mercado de flores y frutas y a la noche se llena de turistas, que disfrutan de un trago en una de las tantas terrazas.
Plaza del Campidoglio
Primera plaza moderna que se diseñó en la ciudad, es un lugar de encuentro de los turistas, a raíz de su ubicación y de la cercanía al Palazzo Senatorio y el Palazzo Nuovo. Muy cerca de allí está la mítica escultura de Loba Capitolina, que forma parte de la leyenda de Rómulo y Remo. El proyecto de la plaza le fue encargado a Miguel Ángel, quien se ocupó de todos los detalles, incluso de la pavimentación.
Compras
La Via dei Condotti es una de las calles más famosas para ir de compras en Roma. Ubicada cerca de la Plaza de España, en el lugar hay tiendas de primeras marcas, como Prada, Louis Vuitton, Bulgari o Armani. A la hora del descanso después del shopping, se puede optar por el viejo Caffé Greco, donde alguna vez se sentaron Stendhal, Goethe y Franz Liszt. Para los bolsillos más ajustados, una buena opción es el Mercado de Porta Portese.
Coliseo
Símbolo inequívoco de la ciudad de Roma, el Coliseo tiene más de dos mil años de antigüedad y es imposible no sorprenderse con las dimensiones del lugar. Tiene 188 metros de longitud, 156 metros de anchura y 57 metros de altura. En su momento, podía albergar a más de 50 mil personas. ¿Qué se hacía allí? De todo un poco. Se mostraban animales exóticos, se ejecutaba a los prisioneros y se hacía recreaciones de batallas. Es el sitio más visitado del país.
Foro romano
Era uno de los escenarios por excelencia de la antigua Roma. Allí se realizaban las principales actividades de la vida religiosa y pública de la ciudad. El lugar estuvo varios siglos enterrado y olvidado. Recién en el siglo XX se hicieron excavaciones y se decidió revalorizar el sitio histórico. La Vía Sacra, el Arco de Tito, el Arco de Severo Séptimo y el Templo de Antonino y Faustina son algunas de las atracciones.
Palatino
El monte Palatino es una de las zonas más antiguas de Roma y está localizado a 40 metros de altura sobre el Foro Romano. Según señalan los estudiosos, el lugar estuvo habitado desde el año 1000 a.C. En la época de la República, los romanos construyeron allí lujosos palacios, de los que hoy sólo quedan vestigios. Según la leyenda, en el lugar vivió Luperca, la loba que cuidó de Rómulo y Remo.
El Vaticano
La ciudad-estado donde vive el Papa tiene menos de un kilómetro cuadrado y residen allí unas mil personas. Dentro de su perímetro hay tres visitas ineludibles: la Plaza de San Pedro, la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos. En éstos últimos se encuentra la Capilla Sixtina, obra de Miguel Ángel, Rafael y Botticelli, entre otros. La sola visita a ese lugar paga todo el viaje a Roma.
Trastevere
Como Montmartre en la ciudad de París, éste es un barrio con aire bohemio y soñador. Allí se destacan la antigua Basílica de Santa María con su fuente, el museo con la historia del barrio y los numerosos bares y restaurantes, además de las heladerías. Está ubicado en la orilla oeste del Tíber. Un dato curioso: allí se filmaron algunas escenas de la película “A Roma con amor”, de Woody Allen.
Fontana di trevi
La construcción de la fuente más famosa del mundo comenzó en el año 19 a.C. Sin embargo, recién en 1762 adquirió el aspecto que tiene ahora, luego de un extenso trabajo de los artistas Nicola Salvi y Giuseppe Pannini. Al llegar, lo primero que se nota es que mucha gente tira monedas al agua. ¿Por qué? La creencia surgió con la película “Tres monedas en la fuente” que decía: “Si arrojas una moneda: volverás a Roma”.
Plaza de España
Es un buen punto de partida para comenzar a recorrer Roma. Lo primero que llama la atención son las escalinatas, en total, 135 peldaños, de la plaza, que datan del siglo XVIII. La idea era comunicar al paseo público con la Iglesia de Trinità dei Monti. Otra construcción bellísima allí es la Fontana della Barcaccia, diseñada en 1627 por Pietro Bernini para el Papa Urbano III.
Campo dei Fiori
Una de las principales y más animadas plazas de Roma fue construida en 1456. Con el tiempo, el sitio se convirtió en un lugar lleno de artesanos y albergues. Luego comenzaron a comercializarse todo tipo de productos. Pero no todo era alegría allí: también se hacían ejecuciones públicas. En la actualidad, de día funciona un mercado de flores y frutas y a la noche se llena de turistas, que disfrutan de un trago en una de las tantas terrazas.
Plaza del Campidoglio
Primera plaza moderna que se diseñó en la ciudad, es un lugar de encuentro de los turistas, a raíz de su ubicación y de la cercanía al Palazzo Senatorio y el Palazzo Nuovo. Muy cerca de allí está la mítica escultura de Loba Capitolina, que forma parte de la leyenda de Rómulo y Remo. El proyecto de la plaza le fue encargado a Miguel Ángel, quien se ocupó de todos los detalles, incluso de la pavimentación.
Compras
La Via dei Condotti es una de las calles más famosas para ir de compras en Roma. Ubicada cerca de la Plaza de España, en el lugar hay tiendas de primeras marcas, como Prada, Louis Vuitton, Bulgari o Armani. A la hora del descanso después del shopping, se puede optar por el viejo Caffé Greco, donde alguna vez se sentaron Stendhal, Goethe y Franz Liszt. Para los bolsillos más ajustados, una buena opción es el Mercado de Porta Portese.
viernes, 5 de julio de 2013
USA: NUEVA YORK: Arte en la Gran Manzana
Arte en la Gran Manzana
Por el creciente flujo de turistas, el Museo Metropolitano y el MoMa de Nueva York abren sus puertas todos los días.
El Museo Metropolitano se encuentra junto al Central Park.
En la era de Internet, cuando todo parece poder verse a través de una pantalla, los grandes museos de Nueva York, Estados Unidos, no dan abasto y decidieron abrir sus puertas los siete días de la semana para responder a la creciente demanda.
El Museo de Arte Moderno (MoMA), situado en el corazón de Manhattan, cerca de la Quinta Avenida, dio el puntapié inicial este mes, ya que está abriendo ininterrumpidamente toda la semana, rompiendo su habitual descanso de los martes. Aunque desde su fundación, en 1929, hasta 1975, el MoMA abría todos los días, a partir de esta última fecha se había decidido cerrar un día para reducir los costos operativos. Pero el número de visitantes creció vertiginosamente desde la renovación y ampliación del museo en 2004, cuando pasó de 1,5 a 3 millones de personas por año.
La revolución incluye también al museo más grande de la ciudad, el Museo Metropolitano (Met), situado en la Quinta Avenida junto a Central Park y que empezará a funcionar sin días de descanso por primera vez en 42 años a partir del 1 de julio. “El año pasado tuvimos un récord de 6,28 millones de visitantes y eso que rechazamos a varios miles más los lunes. Nuestros nuevos horarios remediarán esto”, dijo el director de la institución, Thomas Campbell y agregó: “El arte es una pasión los siete días de la semana”. Por ello buscan “que el Met sea accesible en cualquier momento”. El Museo Metropolitano fue inaugurado en 1872 y cuenta actualmente con más de dos millones de obras de arte del mundo entero.
Otro gran espacio neoyorquino, el Museo de Historia Natural, al oeste del Central Park, ya abre desde hace tiempo los siete días de la semana, con sólo dos jornadas de cierre anuales, en el Día de Acción de Gracias –en noviembre– y en Navidad. En cambio, el Museo Guggenheim, importante atracción turística local, sigue tomándose un día de descanso semanal, los jueves.
En otras grandes capitales del mundo, la situación es variada. En Londres, el Museo Británico, la Galería Nacional, el Tate Modern y el Tate Britain abren los siete días de la semana. En París, los dos grandes museos de la ciudad mantienen la tradición de un día de descanso semanal: el Museo de Orsay está cerrado los lunes, y el Louvre, los martes.
En Madrid, el Museo del Prado abre toda la semana, pero el Reina Sofía (donde se halla el Guernica de Picasso) cierra los martes.
Nueva York tuvo un récord de 52 millones de turistas en 2012 –2,1 por ciento más que en 2011–, la mayoría de ellos, estadounidenses. Este flujo generó un impacto económico de más de US$ 55.000 millones y gastos directos por casi US$ 37.000 millones.
La revolución incluye también al museo más grande de la ciudad, el Museo Metropolitano (Met), situado en la Quinta Avenida junto a Central Park y que empezará a funcionar sin días de descanso por primera vez en 42 años a partir del 1 de julio. “El año pasado tuvimos un récord de 6,28 millones de visitantes y eso que rechazamos a varios miles más los lunes. Nuestros nuevos horarios remediarán esto”, dijo el director de la institución, Thomas Campbell y agregó: “El arte es una pasión los siete días de la semana”. Por ello buscan “que el Met sea accesible en cualquier momento”. El Museo Metropolitano fue inaugurado en 1872 y cuenta actualmente con más de dos millones de obras de arte del mundo entero.
Otro gran espacio neoyorquino, el Museo de Historia Natural, al oeste del Central Park, ya abre desde hace tiempo los siete días de la semana, con sólo dos jornadas de cierre anuales, en el Día de Acción de Gracias –en noviembre– y en Navidad. En cambio, el Museo Guggenheim, importante atracción turística local, sigue tomándose un día de descanso semanal, los jueves.
En otras grandes capitales del mundo, la situación es variada. En Londres, el Museo Británico, la Galería Nacional, el Tate Modern y el Tate Britain abren los siete días de la semana. En París, los dos grandes museos de la ciudad mantienen la tradición de un día de descanso semanal: el Museo de Orsay está cerrado los lunes, y el Louvre, los martes.
En Madrid, el Museo del Prado abre toda la semana, pero el Reina Sofía (donde se halla el Guernica de Picasso) cierra los martes.
Nueva York tuvo un récord de 52 millones de turistas en 2012 –2,1 por ciento más que en 2011–, la mayoría de ellos, estadounidenses. Este flujo generó un impacto económico de más de US$ 55.000 millones y gastos directos por casi US$ 37.000 millones.
lunes, 1 de julio de 2013
CATAMARCA: Datos
Como llegar a Catamarca
- Desde Buenos Aires: Distancia 1.150 Km
- Entre otros puntos turísticos cercanos (distancia en kilómetros)
- Entre otros puntos de la ciudad de Catamarca (tiempo de viaje)
Medio de movilidad | Empresa de transporte o rutas de acceso | Tiempo estimado de viaje |
Avión | Aerolíneas Argentinas | 1 hora 45 minutos |
Ómnibus | Urquiza, Chevallier, TAC | 15 horas |
Auto | Por ruta 9 | 12 horas |
Salta | 545 | Córdoba | 424 |
Tucumán | 235 | La Rioja | 154 |
Jujuy | 561 | San Juan | 600 |
Santiago del Estero | 241 | Mendoza | 766 |
Aeropuerto | 10 minutos |
Terminal de ómnibus y ciudad de Catamarca | 20 minutos |
Clima de Catamarca
Temperaturas promedioVerano | 34ºC |
Invierno | 16ºC |
Indumetaria recomendada
Sombrero de sol, guantes (invierno), gafas de Sol (cualquier temporada), pantalla solar y protector labial, polar o sweter (invierno), ropa de abrigo (invierno), abrigo liviano (verano), camisa manga larga (cualquier temporada), pantalón cómodo (largo y corto), remeras de manga corta (cualquier temporada), medias (cualquier temporada), zapatillas o botas de trekking, alpargatas, ojotas, libro para leer, cámara de fotos, traje de baño.
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