Tres visitas que no pueden perderse en Lima
La capital de Perú es una ciudad grande, algo caótica y llena de encantos. Durante mi viaje a Lima, que duró tan solo tres días, tuve la oportunidad de disfrutar de buenas compañías que me llevaron a lugares increíbles y muy diferentes unos de otros. Estas tres visitas que voy a detallarles y recomendarles, estuvieron marcadas por una actividad transversal que de seguro todos quienes vienen a este destino disfrutan sin parar: comer los mariscos más deliciosos que he probado jamás, acompañados, antes o después, por esa deliciosa bebida típica peruana llamada Pisco Sour.
Así que imaginen estos planes en medio de sabores y aromas inolvidables y tendrán las mejores vacaciones en Lima.
1. Barranco
Este Distrito es uno de los barrios más bonitos y agradables de la capital peruana. Lo que más que gustó es su estilo bohemio, con toques coloniales y mucho color en sus construcciones, y su malecón para caminar con una increíble vista al mar. Además, en una capital donde el entorno está tan lleno de cemento, siempre es un alivio ver amplios parques y zonas verdes. Es el sitio ideal para los turistas, sobre todo los mochileros y aventureros, ya que hay varias opciones de alojamiento, restaurantes y bares con conceptos creativos y una vida nocturna muy activa.
Durante su recorrido deben visitar el Puente de los Suspiros, que debe su nombre a los romances que se han vivido a lo largo de los años en esta encantadora zona del barrio, y donde encontrarán a varios viajeros y artistas de calle que maravillan con sus habilidades. Cuenta la leyenda que, si se pide un deseo y se pasa por primera vez el puente sin respirar, este se hará realidad.
2. El Museo del Convento de San Francisco
No sé a ustedes, pero a mí las iglesias antiguas me fascinan, sobre todo si están rodeadas de arte, misterios ¡y si puedo visitar sus catacumbas! En el subsuelo de esta joya arquitectónica se encuentra el cementerio más importante del Virreinato de Lima y recorrerlo es realmente impresionante. No muy apto para quienes son sensibles a la muerte o a la claustrofobia, pero muy recomendable para quienes se maravillan con la historia y los rastros que se dejan de lo que alguna vez fue vida.
Los recorridos siempre son guiados y comienzan por la Basílica, construida hace más de cuatro siglos, y las obras de arte que adornan sus paredes, techos, pisos y puertas (como en toda construcción antigua que se respete). Después vienen las catacumbas, donde se encuentran distribuidos los restos de unas 25.000 personas que hasta el siglo XIX fueron enterradas allí, y cuya distribución llega a ser conmovedora e incluso hermosa. Luego de pasar un par de horas en este lugar cargado de historias, pueden sentarse en la Plaza a descansar e intentar responderse todas esas preguntas sobre la vida y la muerte que muy probablemente vendrán a su mente después de la visita.
3. Los mercados artesanales
Si bien es muy normal que en América Latina los mercados artesanales sean maravillosos, llenos de originalidad, tradición y color, parece ser que en Perú se encuentran los más organizados y atractivos. El barrio Miraflores, moderno y muy turístico, cuenta con algunos mercados que se han convertido en referencia para quienes visitan la ciudad. Lo más interesante es que, al estar en la capital, son como un centro de acopio de artesanías típicas de todo el país, por lo que encontrará muchos objetos, accesorios, ropa y alimentos de la región andina, amazónica y costera.
Si ya han estado en el Valle Sagrado, tal vez no les sorprendan las mantas de colores o los tejidos de alpaca, pero las joyas de plata son deslumbrantes. El trato que le dan a este metal es realmente impresionante, además de combinarlo con piedras preciosas y semipreciosas que llamarán su atención a primera vista. Otro producto que deben probar y llevarse a casa son los que preparan con hoja de coca, como dulces, galletas, tés e incluso harina o pastas para cocinar en casa. Esta planta es de gran alimento y su consumo mejora la salud y aumenta la energía.
Por supuesto que esto no fue lo único que hice en tres días en Lima, pero sí lo que más recomiendo cuando se tienen pocos días para esta gran ciudad. Hay tradición, historia, naturaleza y, claro está, la mejor gastronomía. Es más, si quieren una sugerencia, no se pierdan el restaurante El Mercado; aquí pasamos toda una tarde degustando platos y tomando piscos en un ambiente relajado y muy agradable.
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