Mónaco, uno de los destinos más exclusivos de Europa
Un día a puro glamour en la Costa Azul: el Grand Prix, la Catedral donde se casó Grace Kelly y el Hotel de París.
El Principado de Mónaco, sede de una de las casas reales más importantes de Europa, es el escenario de innumerables anécdotas relacionadas con las familias tradicionales y multimillonarias de todo el mundo. Por este motivo y por su encanto turístico, como una gran roca enclavada sobre la Costa Azul del mar Mediterráneo, este país es el foco de interés para miles de visitantes.
Los argentinos tienen al menos dos vínculos muy fuertes: allí el mayor piloto de Fórmula 1 local, Juan Manuel Fangio, se cansó de ganar el Grand Prix de Montecarlo al tiempo que Guillermo Vilas aún es recordado por su famosa relación en la década del 70 con Carolina de Mónaco, hermana del actual rey.
Uno de los mejores recorridos que se puede hacer por Mónaco es combinar la caminata con el alquiler de un auto o bien un taxi. Se recomienda hacer noche en Niza, a sólo 2 kilómetros del centro de Mónaco porque el costo de un día en el principado puede alcanzar los 500 euros entre alojamiento, comida y traslados. De esta manera y por tratarse de uno de los países más chicos del mundo –apenas 202 hectáreas–, se pueden recorrer los puntos más destacados en un solo día.
Largada
Por la mañana bien temprano el punto de partida es, justamente, el lugar donde está la bandera de largada del Grand Prix de Mónaco: los meses de mayo o junio reúnen a las escuderías de Fórmula 1 para una de las grandes carreras de Europa. Allí, por ejemplo, una platea para los cuatro días de competencia cuesta 2.500 euros. A pocos metros, en la curva de la Rascasse, se encuentra el monumento a Juan Manuel Fangio, dos veces ganador (en 1950 y 1957), y el Puerto Hércules donde se pueden apreciar el apostadero de grandes yates y una inmejorable vista de una pequeña bahía mediterránea.
Luego, hay que tomar rumbo hacia el este, sobre la avenida Saint Martin y en pocos minutos se llega al Museo Oceanográfico y Acuario, considerado uno de los más importantes del mundo. Como centro de investigación, este museo financió la gran mayoría de las expediciones del famoso documentalista francés Jacques Cousteau y muchos de sus descubrimientos se encuentran allí. Es un paseo familiar, con tono científico, ideal para media mañana. Luego habrá que seguir con la marcha.
A pocos metros de allí, sobre la misma avenida se encuentra la Cathédrale Notre-Damme Inmaculée de Mónaco donde Grace Kelly contrajo matrimonio con el príncipe Rainiero y, además, descansan los restos de la actriz, ex princesa de Mónaco y símbolo del país.
Continuando el camino por la costanera se llega al Palacio de los príncipes de Mónaco, que data del siglo XIII, y que preside el casco antiguo y amurallado de la ciudad, en el que los callejones llevan hasta las pintorescas plazas de Saint Nicolas y Bosio, a la Capilla de la Misericordia y al Palacio de Justicia.
Camino de cornisa
Desde allí la sugerencia es tomar un taxi o alquilar un auto para llegar hasta la localidad francesa de La Turbie a poco más de dos kilómetros, pero que resulta imposible hacer caminando porque el único camino que hay es de cornisa. Por la ruta Grande Corniche, que corre paralela a 500 metros sobre la costa, está el mirador en el que Grace Kelly y Cary Grant disfrutaron de un picnic en la película de Alfred Hitchcok, “Para atrapar al ladrón” y desde donde se obtiene una panorámica inigualable.
El trayecto por Grande Corniche pasa, además, por el encantador pueblo medieval de Eze y llega hasta La Turbie, muy cerca de donde tuvo lugar el accidente en el que perdió la vida, camino del Montecarlo Country Club, la princesa Grace Kelly. En esa localidad, ya fuera del ámbito de precios exorbitantes y dentro del territorio francés, se recomienda hacer una parada para almorzar en los típicos bares donde se puede disfrutar de comida mediterránea.
E n La Turbie se encuentra “El trofeo de Augusto”, uno de los monumentos más antiguos y menos conocido del Imperio romano. Esta construcción, la única que se puede apreciar sobre este sector de la costa mediterránea, celebra la victoria del emperador Augusto sobre los pueblos alpinos, a los que logró someter entre los años 25 y 14 aC. y le fue dedicado por el Senado y pueblo de Roma entre los años 7 y 6 aC.
De regreso, rumbo hacia el oeste, el camino vuelve a Mónaco y lo ideal es pasar lo que queda del día en la plaza del tradicional Casino de Montecarlo. Allí, en tan sólo 300 metros cuadrados está concentrado todo el consumo de lujo de Europa: el Hotel de París, protagonista de filmes de James Bond hasta Iron Man II, el Shopping Center Le Metropole, que se caracteriza por alojar sólo marcas de lujo y el hotel del mismo nombre en el que se hospedan los magnates rusos y asiáticos cuando visitan Mónaco y al que el diseñador Karl Lagerfeld le remodeló y modernizó la fachada.
Cuando cae la noche, se puede cenar en uno de los bares de la costanera, a sólo 600 metros del Casino. En el trayecto, caminando por Boulevard des Moulins, d´Italie y Avenue Princess Grace, hay un desfile de locales con marcas de lujo de indumentaria, decoración y automóviles que permiten fundamentar, otra vez, por qué Mónaco sigue siendo el centro del glamour de Europa.
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