martes, 17 de julio de 2018

USA: MIAMI: disfruta VIP Miami


Miami tiene mucho que ver con el brillo y el glamour en el trópico. ¿Quieres alquilar un yate para navegar por Biscayne Bay o recibir el tratamiento VIP en un evento como Art Basel Miami Beach? Éstas y muchas otras cosas ultra lujosas están disponibles para ti en Miami.

Alquila un yate privado en Biscayne Bay
No hay mejor manera de recorrer la Bahía de Biscayne que en un yate de lujo. Invita a 100 de tus amigos más cercanos a tomar Champagne y disfrutar algunas de las mejores vistas de la ciudad. Biscayne Lady Yacht Charters tiene una impresionante flota de yates y un servicio al cliente de primera clase. Los consultores de charter te ayudarán a seleccionar el barco que se ajuste a tu presupuesto. Los barcos de excursión Venetian Lady Yacht y Miami Lady pueden albergar hasta 140 invitados. También puedes optar por Biscayne Lady Yacht y festejar con 400 de tus mejores amigos en este yate de 111 pies fabricado por Austal. Este yate de $5 millones tiene tres niveles, incluyendo la cubierta de observación. La tripulación puede configurar opciones gastronómicas y de entretenimiento para ti, así como cócteles temáticos exclusivos.

Contrata a un estilista para que te lleve de compras
Hogar de algunos de los nombres más importantes de la industria de la moda, Miami tiene una gran cantidad de boutiques de alta gama diseñadas para vestirte de pies a cabeza. En Miami Design District están las boutiques de Hermès, Christian Louboutin, Cartier, Céline, Louis Vuitton, Prada y más. O dirígete al norte hacia Bal Harbour Shops, donde encontrarás Dolce & Gabbana, Giorgio Armani, Gucci, Jimmy Choo, Tiffany & Co., Versace y más. Pero tal vez quieras un poco de orientación y ayuda para tus compras. No hay necesidad de preocuparte, porque Miami tiene un puñado de estilistas de vanguardia de la moda, que estarán encantados de prestarte su experiencia por un fee justo, por supuesto. Elysze Held y Kelly Saks son dos de las estilistas personales más buscadas en Miami.

Vuela en un helicóptero al Hard Rock Stadium
Imagínate cómo se ve Miami desde las alturas: aguas de verde esmeralda acariciando la costa y los imponentes rascacielos elevándose de la playa. Llega con estilo a un concierto o a un juego de Miami Dolphins venciendo el tráfico en la I-95. ¿Sabías que el helipuerto del Hard Rock Stadium tiene dos guitarras gigantes pintadas? Puedes verlas desde el cielo. No te preocupes si no tienes un helicóptero propio. Chopper es el Uber de helicópteros y te recogerán. O contacta a una de las compañías de tours en helicóptero en Miami como FLYNYON. Ellos tienen vuelos sin puertas para que puedas capturar esa toma perfecta con tu cámara.

Recorre Ocean Drive en un auto exótico
Destaca entre la multitud en South Beach y haz de Ocean Drive tu propia pasarela con un moderno Lamborghini o Ferrari. O tal vez quieres ir con algo un poco más sofisticado, como un Bentley. Los autos exóticos y Miami van juntos como las palmeras y la playa. Hay muchos lugares para alquilar un automóvil de lujo. Echa un vistazo a Lou La Vie. Ellos incluso te entregarán un automóvil deportivo directamente en tu hotel.

Alquila un spa completo para una tarde
¿Necesitas un poco de descanso y relajación? Lleva un día de spa a otro nivel. En algunos de los hoteles de lujo de Miami, puedes alquilar todo el spa para ti o para pasar tiempo con esa persona especial. Por ejemplo, en el aclamado Acqualina Resort & Spa, de cinco estrellas, en Sunny Isles Beach, puedes reservar una experiencia privada de suite Royal Spa que incluye dos horas de tratamientos diseñados a la medida para dos personas, así como el uso exclusivo de la piscina de hidromasaje y la terraza circundante. Es la manera perfecta de ser mimado en privado, sin las miradas indiscretas.

Obtén el tratamiento VIP en un evento de Miami
Miami es el un gran destino para celebrar el tratamiento VIP, y no faltan eventos famosos durante todo el año que reciben a las celebridades y la élite social. Puedes comprar entradas VIP a muchos eventos, incluyendo Art Basel Miami Beach, South Beach Wine and Food Festival, Miami Fashion Week, Ultra Music Festival, Miami Open y más. Y no olvides el puñado de clubes nocturnos de alta gama, abiertos casi todas las noches de la semana.

USA: MIAMI: Los bares de cerveza artesanal más famosos

 Los bares de cerveza artesanal más famosos

Con el creciente número de cervecerías en Miami, se ha fortalecido en la ciudad la cultura de cerveza artesanal que ahora puedes explorar a tu gusto. Desde Coral Gables y Coconut Grove, hasta Wynwood, South Beach y más allá, las cervecerías locales están trayendo las más populares cervezas artesanales de Florida a la Ciudad Mágica. La próxima vez que deseas una pinta de algo delicioso, visita una de estas cervecerías para una cerveza artesanal que seguramente te encantará.

Tap42 en Aventura, Midtown Miami y Coral Gables
Con establecimientos en toda Miami y en algunas partes más al norte, Tap42 ofrece una gran selección de cervezas locales de Florida, así como también selectas opciones de todo el país. Su lista rotativa de cervezas cambia a diario, así que prepárate para algo nuevo para probar cada vez que pases por allí. Una recomendación que siempre está en el menú es la 42 Truths, una sabrosa cerveza pale ale de Florida, elaborada en colaboración con Funky Buddha Brewery. Otra opción es la Tap42, elaborada con lúpulos del noroeste, maltas de caramelo y cáscara de naranja. Pasa para deleitarte con el abundante brunch y disfrutar cervezas ilimitadas Funky Buddha Floridian, o tus Mimosas, o Bloody Marys.

19501 Biscayne Blvd., Aventura, FL 33180; 3252 NE 1st Ave., Miami, FL 33137; 301 Giralda Ave., Coral Gables, FL 33134.

LoKal en Coconut Grove
LoKal es un bar de cerveza especial en Coconut Grove. Con una gran selección de cervezas locales como Kaptain KUSH (colaboración de M.I.A. Brewing y KUSH), una pale ale con Guava, no te decepcionará. Este exclusivo gastropub ofrece menús de cerveza de reserva, cervezas de barril que cambian regularmente, e incluso una cerveza local no alcohólica de Florida para perros. El lugar es súper amigable con mascotas e incluso tienen un menú para perros. Aquí también puedes encontrar cervezas de otras partes del mundo, pero con tantas cervezas locales atractivas para elegir, seguramente te decidirás por las locales. Además, LoKal te servirá excelentes platos elaborados con los alimentos más sabrosos de origen local. Este establecimiento, nombrado como el "Restaurante Más Ecológico de Florida" por Nature Conservancy, te encantará. Es verdaderamente LoKal. 

3190 Commodore Plaza, Coconut Grove, FL 33133.

Abbey Brewing Co. en Miami Beach
¿Quieres alejarte de las multitudes en Lincoln Road? Dirígete a Abbey Brewing Co., una popular cervecería, donde encontrarás importaciones europeas raras y sabrosas cervezas caseras del maestro cervecero Raymond Rigazio. Es el bar cervecero más antiguo de Miami que promete a los clientes dos cosas: una buena cerveza fría y un ambiente tranquilo y relajado.

1115 16th Street, Miami Beach, FL 33139.

KUSH en Wynwood
Este bar de cerveza es el hermano de LoKal de Coconut Grove y una joya de Wynwood, con cautivantes obras de arte local en las paredes y tentadoras cervezas locales en el bar. El menú de cervezas de KUSH incluye dieciocho grifos, un grifo de nitro, así como una lista de botellas envejecidas y de reserva. Incluso tienen una selección exclusiva de vinos de producción pequeña para aquéllos que prefieren sus bebidas sin espuma. KUSH se une regularmente con las cerveceras locales para poder ofrecer ediciones limitadas y cervezas artesanales exclusivas hechas para ellos. No solo las cervezas son su especialidad, también lo es la comida. Cada platillo delicioso proviene de granjas locales de Florida y todo, incluso su salsa de tomate y la tarta de lima, se prepara fresco todos los días.

2003 North Miami Ave., Miami, FL 33127.

Concrete Beach en Wynwood
Esta popular fábrica de cerveza ofrece cervezas locales favoritas como Havana Lager, Stiltsville Pilsner y TangeRica, entre otras. Pasa por el Social Hall de la cervecera Concrete Beach y disfruta estas delicias de barril, mientras degustas comida local del camión. Asegúrate de echar un vistazo al calendario de eventos de Concrete Beach. Verás que ellos ofrecen algo para hacer todos los días de la semana y una gran cerveza para acompañarlo. 

325 NW 24th St. Miami, FL 33127.

Boxelder en Wynwood
Ubicado en el vecindario Wynwood de Miami, Boxelder es un mercado de cerveza artesanal con una amplia selección de cervezas estadounidenses y belgas. Esta tienda de bebidas, de propiedad familiar, ofrece una selección de calidad de cervezas artesanales y provisiones, junto con una taberna y un hermoso patio, donde podrás degustar los productos. Este lugar único ofrece todas las cervezas locales favoritas y otras de cerveceras especializadas de todo el mundo. Visita su sitio Web para ver el calendario de eventos que incluyen degustaciones, oradores invitados y presentaciones de cómo combinar la comida y la cerveza.

2817 NW 2nd Ave., Miami FL 33127.

Wynwood Brewing Company
Ubicada en Wynwood, esta cervecera es la primera fábrica de cerveza artesanal de Miami. Es de propiedad familiar y cuenta con su propia sala de grifería. Impulsada por su misión de llevar cervezas creativas a los locales del Sur de Florida, Wynwood Brewing Company cuenta con una sala de producción de 15 barriles y varias cervezas populares, incluyendo Blonde Ale, India Pale Ale, la ganadora de la medalla de oro Robust Porter, Strong Ales de barril y otras cervezas de temporada.

565 NW 24th Street, Miami, FL 33127.

J Wakefield Brewing en Wynwood
Si alguna vez has oído hablar de "ese bar de Star Wars en Miami", J Wakefield es el lugar. Este establecimiento de Wynwood cuenta con cervezas al estilo Weisse de Florida, elaboradas con frutas exóticas locales, tés, licores y especias, y en el espíritu de su vecindario, tiene paredes cubiertas de grafitis con murales de personajes de Star Wars.

120 NW 24th Street, Miami, FL 33127.

The Mighty en Coral Gables
Ubicado en Coral Way, The Mighty es un pub divertido, con una pared llena de 59 botellas de Lambics, Saisons, IPAs, Imperial Stouts y más. Una vez que estés aquí, querrás acompañar tu cerveza con una de las salchichas especiales de The Mighty, o pedir el conejo de corral sobre puerros fritos con un demi-glacé de hongos, acompañado con puré de patatas por $15, o tocino ahumado con ajo asado y hierbas por solo $9. Tienen una increíble Happy Hour también, pero recuerda que este establecimiento abre a las 5:00 p.m. y está cerrado de domingo a lunes, así que planea tu semana sabiamente.

2224 SW 22nd Street, Miami, FL 33145.

Comidas y bebidas artesanales locales en Coral Gables
Escondido detrás de Miracle Mile en una linda y pequeña calle lateral, The Local es un gastropub del vecindario conocido por su cerveza artesanal con 18 cervezas de barril en todo momento y más de 20 botellas giratorias. Al ser The Local la compañía hermana de Biscayne Bay Brewery, puedes estar seguro de que encontrarás aquí una selección única y cambiante de lo mejor en cervezas locales de Miami. Si no sabes que cerveza seleccionar, no te preocupes. El personal del local siempre te ayudará. Simplemente diles qué sabor o estilo de cerveza te apetece y te darán una degustación gratuita para que puedas tomar una decisión. Si trajiste amigos que no les gusta la cerveza, tampoco hay problema aquí, ya que The Local tiene una variedad de cócteles extraordinarios que satisfarán incluso al paladar más singular.

150 Giralda Avenue, Coral Gables, FL 33134.

lunes, 2 de julio de 2018

REPUBLICA CHECA: PRAGA: Primavera mágica


Primavera mágica en Praga
La vibrante capital de la República Checa en un paseo por sus parques, plazas, puentes, cervecerías y rincones literarios

Los países se descomponen. Praga permanece. Cuando se cumplen 100 años de la creación de Checoslovaquia, una tozuda realidad cuestiona su efemérides. Aquella nación surgida de la desintegración del Imperio Austrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial ya no existe. Praga, sí. La dinámica de descomposición tras la caída del Muro de Berlín partió en dos en 1992 el proyecto surgido en 1918. Pero como el espíritu del lugar se muestra ancestralmente esquivo y paradójico, hoy checos y eslovacos, separados y unidos en una sintonía de confianza mutua, reivindican conjuntamente esa aspiración truncada con la capital eterna como referencia.

Primavera mágica en Praga

Hablamos de una ciudad cuya autosuficiencia enraíza en el siglo XIV, tal como la concibió Carlos IV. El primer rey de Bohemia y emperador del sacro imperio germánico la catapultó al futuro empeñado en emular a las grandes capitales del mundo. Consiguió así que el lugar se justificara a sí mismo. Que Praga fuera capital de Praga, inspirada tanto en París como en Jerusalén. Altiva y discreta. Sabia, ordenada y escéptica. Ella sola se basta y se sirve, aunque hoy la dinámica caprichosa de la peripecia centroeuropea la coloque como referencia de la República Checa.

Uno puede andar alrededor de la ciudad durante horas sin apenas pisar asfalto y con vistas que atrapan a cada paso

Será un capítulo más de su historia. Como reina perpetua de Bohemia, sobrevivió a un turbio, violento y fascinante pasado que anduvo a expensas de epidemias, saqueos e invasiones múltiples entre Oriente y Occidente. Hitler la sometió como prólogo a la Segunda Guerra Mundial. Los soviéticos la ocuparon hace 50 años para aplastar su vibrante y truncada rebelión primaveral.

Con razón, como deudores de esa ambigua pasión que la ciudad muestra hacia la alquimia, Praga y los checos sufren el síndrome de los años que acaban en ocho: en 1918 se proclamó Checoslovaquia. En 1938 empezó la ocupación nazi. Una década después quedó en manos de la telaraña estalinista adscrita al bloque soviético. Siempre se encontró incómoda en ese agujero. Tirante y fuera de sitio. Inequívocamente centroeuropea más que otra cosa. Luego, el sueño frustrante de su propio 68 desbarató el desesperado intento de abrirse a la democracia… ¿Ahora qué?

hora Praga es una certeza en mitad de la dispersión perpetua. Con un alma que mira de reojo al este y un pie tambaleante en la idea de Europa. La ciudad resiste como auténtica prueba de sí misma. Con una personalidad secular trufada de mestizajes. Como un sabroso símbolo de multiculturalidad que muestra dicho carácter poliédrico en sus calles, sus barrios, sus parques. En su arquitectura, sus teatros, sus cafés, sus tabernas, en los tranvías y los cementerios.

En la ciudad se proclamó Checoslovaquia en 1918, en 1938 cayó bajo los nazis y en 1968 vivió su revolución

Pasear por Praga supone un continuo cruce de fronteras. De calle en calle. De sus rasgos eslavos y su gravedad alemana a la conciencia judía. Ese es su más firme triángulo secular dentro de la permanente referencia austrohúngara. Y aun así, ha logrado una asombrosa coherencia. La define esa línea soterrada y visible que une el medievo con el Barroco y el neoclasicismo con el art déco. La única condición para que cada una de las épocas deje huella sin temor a ser borrada es innegociable: la belleza.

Pocos lugares en el mundo se muestran más alérgicos a la fealdad que Praga y la República Checa. Todo debe su razón de ser o permanecer a la ley de la medida y la sintonía con el espacio. En conjunto o en línea con la invasiva discreción de sus parques y los bosques que la rodean. Tan solo el castillo y la catedral de San Vito (del siglo XIV) emergerán de su silueta proporcionada, medida, horizontal. Entregada a un sutil rechazo de toda ostentación, marcada por los cientos de agujas de sus iglesias que la convierten en una amable especie de nido de murciélagos arquitectónico.

Un anillo verde
Un buen método para huir de las oleadas de turistas y no perder un ápice de sus vistas es pasearla encadenando parques. Uno puede andar alrededor de la ciudad sintiéndose dentro en todo momento durante horas y horas, sin apenas notar bajo sus pies la adherencia del alquitrán. La vista de la ciudad a media altura atrapa permanentemente la atención con la línea del río Moldava como guía delicada y sinuosa.

Desde abajo, por los jardines Kinsky, puede emprenderse la ruta desde el monte Petrín hacia el castillo de Praga. Uno evita las aglomeraciones de Malá Strana —y las escaleras— para plantarse cobijado por los cerezos en el monasterio de Strahov. De ahí, conviene recorrer una parte del empedrado y situarse en los barrios de Loreta o Nuevo Mundo. Al paso, ahondar en el misterio de Dvorák al componer su novena sinfonía, la del Nuevo mundo. ¿Encontró tanta inspiración en ese rincón de Praga como en América?

La Casa Municipal acoge la maravillosa sala Smetana, con su bello café y sus frescos de Alfons Mucha

Por el camino conviene detenerse en el palacio Cernín, hoy Ministerio de Asuntos Exteriores y en el pasado uno de los edificios barrocos donde más decisiones cruciales se han adoptado dentro del país para el futuro de la humanidad. Allí, los checos de bien aún lamentan cómo el KGB, con casi total probabilidad, suicidó en 1948 a Jan Masaryk. Era hijo de Tomás, padre de la patria, y cayó desde la ventana de su baño en extrañas circunstancias. Un método expeditivo. Más cuando se trataba del único miembro del Gobierno que se oponía entonces al influjo totalitario de Stalin. En su salón principal, el sátrapa Reinhard Heydrich —delegado nazi en la zona y cerebro junto a Himmler del diseño de la solución final del Holocausto— proclamó la anexión de los Sudetes y el fin de la independencia. Lo hizo en la misma sala donde cuatro décadas después se ventiló el Pacto de Varsovia en época de Václav Havel.

La siniestra figura de Heydrich cuenta con otro lugar de referencia en la ciudad muy presente en HHhH, la novela magistral de Laurent Binet. Ahí, el escritor francés cuenta su asesinato y la posterior aniquilación de los héroes paracaidistas checoslovacos que acabaron con su vida. Fue en la iglesia de San Cirilo y Metodio, donde Gabcík y Kubis se atrincheraron y fueron aniquilados como escarmiento. Hoy todavía pueden apreciarse velas de homenaje a su hazaña. Pero eso nos desvía del camino…

Desde el palacio Cernín se accede hacia el jardín Jelení Príkop, o foso del ciervo. Y de ahí se llega por Královská Zahrada (los jardines reales) hasta el palacete de verano de la reina Anna, esposa de Fernando I de Habsburgo en pleno Renacimiento. Un puente sobre la carretera separa ese lugar desde donde se disfruta de una vista única del armazón del castillo y de la oscura monumentalidad gótica de San Vito hasta Chotkovy Sady y al parque Letná.

Allí domina el espacio un reloj donde antes se había erigido la inevitable estatua de Stalin. Unas escaleras descienden de nuevo hacia el río sin olvidar el lugar como uno de los escenarios que marcaron las manifestaciones de la Revolución de Terciopelo, en 1989. Pero desde abajo se puede acceder al parque Stromovka y al Zoológico. Y así engarzar con el entorno de Sarka para conformar un glorioso semicírculo verde más o menos fiel en su trazo a la ribera del Moldava.

El paseo es una panorámica perfecta con vista continua y próxima de la ciudad. Un refrescante aperitivo para perder miedo a entrar en el meollo. Y ahí las dudas se multiplican a la hora de elegir un principio para el recorrido. Si entramos en la plaza Vieja, debemos ser conscientes de que pisamos el escenario de lo más glorioso y siniestro de la ciudad. En medio se alza la estatua de Jan Hus, famoso filósofo en la historia checa. Alguien que, lejos de haberse adaptado a las circunstancias, dijo no y fue llevado a la hoguera como hereje partidario de una reforma protestante. El otro polo de atracción de la plaza, más allá de su ancha y atrabiliaria figura, es el reloj astronómico pegado a la pared del Ayuntamiento y construido en 1410.

El Golem, guardián eterno
Si consideramos epicentro a la plaza Vieja, se nos presentan a continuación varias opciones de itinerario. Hacia el barrio judío, hacia la plaza de Wenceslao, hacia la Casa Municipal que acoge la maravillosa sala Smetana —una de las sedes principales del festival Primavera de Praga—, con su precioso café y sus frescos de Alfons Mucha como referente de todos los modernistas praguenses. O hacia el puente de Carlos…

Si escogemos la primera opción, seguimos por la calle de París, puro lujo refulgente de grandes marcas y coches suntuosos aparcados en las aceras. Conduce directamente al complejo custodiado por el Golem, guardián eterno de la ciudad, con una parada obligada: la sinagoga española y el cementerio. Ese laberinto de piedra sedimentada y montículos caóticos nos conduce a una de las almas irrenunciables de Praga. Directamente a la memoria de unos habitantes que, con el purgatorio del gueto de Terezín, acabó en gran parte exterminada en los campos por los nazis.

Dos son los camposantos realmente impactantes de la ciudad: el judío y el de Vysehrad, en un entorno rodeado de sus murallas. Al visitar ambos, pasamos de la inquietante discreción de las piedras hebreas puntiagudas al suntuoso panteón colectivo donde descansan grandes poetas, músicos, políticos, científicos, arquitectos, pintores, pensadores… Eminencias que han forjado el carácter de la ciudad.

La sinagoga de Jerusalén, en Praga. getty images
Si desde la plaza Vieja nos dirigimos al puente de Carlos, acabaremos rendidos a la evidencia de otra maravilla. Tumultuosa, pero maravilla. Sería la ruta que elegiría Ivan Klíma, autor de El espíritu de Praga, uno de los escritores checos contemporáneos que mejor han reflejado la ciudad, con permiso del genio hoy autoexiliado de Milan Kundera. Dice Klíma que el puente de Carlos representa un símbolo del cruce europeo entre Oriente y Occidente. “También la peculiar invulnerabilidad de la ciudad y su capacidad para recuperarse de los desastres”, escribe.

Cuando uno consigue sortearlo entre tanto transeúnte, repara en la insospechada riqueza de sus estatuas. Son símbolo de esa obsesión de Carlos IV por sacralizar la ciudad a cada paso. Su robustez de piedra y sus torres fronterizas que conducen al embrujo de Malá Strana. El barrio pequeño preludia con su poderosa personalidad de miniatura el ascenso camino del castillo.

La música de Smetana, Dvorák, Mozart o Janácek se hace presente en el Rudolfinum o en el Teatro Nacional

Esa delicatessen urbanística hace de frontera entre recovecos, edificios de aroma austrohúngaro, iglesias, monasterios reconvertidos en hoteles donde se degustan algunas de las mejores cervezas artesanales de la ciudad, parques escondidos, huertas, capillas, signos de logias masónicas, bares en penumbra donde aún se sirve absenta o presencias espectrales de poetas como el genio de Vladimír Holan, habitante de una preciosa casa en la Kampa, al borde del río.

El barrio respira aún la esencia que describió uno de los grandes clásicos checos, Jan Neruda. Fue su cronista, un genio del folletín al que se le conoce casi menos por sus propios méritos que como inspirador para el seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto: el poeta chileno que se hizo llamar Pablo y tomó prestado el apellido de su colega checo.

¿Café o taberna?
Si a las grandes ciudades les definen sus dicotomías, en Praga resultan permanentes. Difícil elegir una plaza frente a otra, un parque, un cementerio, un estilo. O una forma de vida como la siguiente: ¿café o taberna? Los escritores más gloriosos dejaron claras sus predilecciones. Cafés preferentemente para los judíos y los alemanes; tabernas, los checos. También los hay que alternaban ambos foros. Un recorrido fastuoso nos lleva tras los pasos y los sorbos de Kafka, Max Brod, a los que se unió durante su estancia allí Albert Einstein… O Rilke, Seifert, Havel, Kundera, que nos conducen al Savoy, al Louvre, al Slavia... También hacia el Imperial, maravilloso café y restaurante, como el propio Savoy, ambos con su estilizado aire art déco.

En el cementerio Vysehrad descansan artistas, políticos y científicos que forjaron el carácter de la urbe

Por el contrario, en el caso de Jaroslav Hasek o Bohumil Hrabal queda un testamento de espuma dentro de las tabernas abovedadas como el Tigre de Oro, junto a la plaza Vieja, que sobrevive como la preferida del autor de Yo serví al rey de Inglaterra o Trenes rigurosamente vigilados. El compromiso de Hrabal con la cerveza es mítico, según le confesó a su biógrafa Monika Zgustova: “Me daré la extremaunción yo mismo con una Pilsner”. Y a bebidas más contundentes como el Slivovice se dedicaron, entre otros, Kundera o Jaroslav Hasek, autor de Las aventuras del buen soldado Svejk, algo así como el Quijote checo. Hasek fue coetáneo de Kafka. Y ambos representaron el genio de una ciudad bifurcada en dos idiomas a principios del siglo XX: el autóctono y el alemán en que escribía el autor de La metamorfosis.

Ninguno de los dos habría elegido alguno de los monasterios de referencia de la ciudad para rezar el rosario. Pero sí para tomarse unas cervezas elaboradas por los propios monjes. No conviene largarse sin probar la de Strahov, ni la negra de los agustinos en pleno Malá Strana, ni tampoco, algo más alejado, la de Brevnov.

Ciudad melódica
Lo mismo que nadie debiera pasar por alto una sesión en alguno de sus teatros, óperas y salas de concierto. Porque Praga es también música. Como en el caso de los escritores y poetas que la han habitado, además de artistas, filósofos o científicos eminentes, los músicos la han conformado tal como es. El sonido de Smetana, Dvorák, Suk, Mozart, Martinu, Janácek… se hace presente en la Casa Municipal, en el Rudolfinum o en el Teatro Estatal, donde Mozart estrenó Don Giovanni. Por no hablar del Teatro Nacional, junto al río y frente al café Slavia, centro de operaciones de actores, oficina de Havel, abrevadero del Rilke más joven, nacido en Praga en 1875.

Allí, junto al puente Most Legií, que cruza hacia Petrín en paralelo al de Carlos, cerramos el círculo justo donde los tranvías barruntan su sinfonía de piedra y metal. En esta ciudad de vértices insospechados, colinas amables, entre el agua regeneradora del Moldava y un buen puñado de aves que parecen renunciar a su carácter de paso para quedarse atrapadas en sus entrañas, fluyen la vida y las encrucijadas de Europa.

Entre las piedras eternas que la protegen suspira la discreta seducción de su misterio. La ciudad que encierra en sí misma un universo propio. Praga. Principio y fin. Ensimismada e hipnótica. Ajena al presente, leal a su propia estela de singular eternidad.